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Un vecino salvó a una embarazada de ser quemada

Jueves, 28 de marzo de 2013 12:05

Una mujer embarazada de ocho meses fue víctima de una brutal e inexplicable paliza que le aplicó su propio esposo, preso de un ataque de celos.

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Una mujer embarazada de ocho meses fue víctima de una brutal e inexplicable paliza que le aplicó su propio esposo, preso de un ataque de celos.

La violencia de género esta vez se hizo presente la noche del martes en el barrio La Lonja, perteneciente al loteo Atocha III.

La violencia ejercida por el sujeto, que aún se encuentra prófugo de la Justicia, fue tal que un vecino y amigo de la familia solicitó ayuda al 911, al no poder intervenir a pesar de los alaridos de la víctima, que se escuchaban pese a que el golpeador había puesto un equipo de música a altísimo volumen.

Ante la tardanza del móvil policial, José, azuzado por su propia esposa, decidió ingresar por la fuerza a la pequeña vivienda y encontró al sujeto con un cinturón de cuero en la mano, y a su pareja embarazada tendida en el piso -suplicante- junto a un bidón de combustible, que ya había sido rociado sobre el cuerpo de la mujer, casi en fecha de parto.

La escena hizo que José tomara por el cuello al enloquecido esposo y lo sacara de la habitación a golpes, en momentos en que llegaba la policía al lugar.

El ingreso del personal fue impedido por unos segundos por la propia damnificada, que se hallaba sangrando, dándole tiempo al agresor a saltar un alambrado y darse a la fuga.

Prácticamente todo el vecindario se dio cita en el lugar para contener a la mujer, hasta que llegó la ambulancia del Samec.

En tanto, personal policial salió tras los pasos del agresor pero no pudieron darle alcance en medio la oscuridad. La mujer radicó una denuncia policial ayer en horas de la mañana.

Entrevistada en su domicilio (cercado por la policía), Silvina -de 24 años- aseguró que no quiere perjudicar a su esposo, que no desea quedarse sin él porque es el único sustento que tienen ella y su hija de cuatro años.

“Ustedes quizá no me entiendan, pero esa es mi realidad. Tengo miedo a los golpes, a la violencia, pero mucho más le temo a la extrema pobreza, al desamparo y a tener que deambular con dos hijos a cuestas quien sabe por dónde”, dijo ayer entre lágrimas una de las tantas mamás que se encuentran en riesgo en los barrios periféricos de esta capital.

En tanto, otros vecinos aseguraron a El Tribuno que desde hace un tiempo atrás “los golpes y las palizas se fueron haciendo el pan de cada día de Silvina, pero lo de anoche fue de una gravedad criminal”.

“Para golpear la tiene clara”

El vecino que impidió que quemaran a la mujer relató que él se hallaba cargando arena en su patio cuando ambos llegaron en moto.
“Apenas ella se bajó, él le aplicó un cabezazo en el rostro que la derribó ¡Ehh!, le grité, pero inmediatamente la arrastró, cerró la puerta puso la música a todo volumen y comencé a sentir los azotes, uno tras de otro, los gritos, los pedidos de clemencia y yo con un odio incontrolable”, contó. Luego detalló: “Vino mi mujer y me dijo ¡ya llamé a la policía, hacé algo vos, antes de que sea demasiado tarde! Y eso me hizo saltar el alambrado y sacarlo del cuello. No lo golpee porque Silvina me pedía por él. No lo puedo creer”, dijo.
 

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