Aquellos que sintieron reavivarse en su interior la llama del peregrino respondieron al llamado de Jesús y se levantaron al alba para participar del Vía Crucis de los Jóvenes y la Familia. El ascenso en el cerro San Bernardo comenzó a las 7.30.
Los más de 4.000 participantes -según estimaciones policiales- se habían concentrado en la Cruz del Congreso Eucarístico Nacional, ubicada en el Paseo Güemes esquina pasaje del Milagro.
La procesión se efectuó bajo el lema “Creo, Señor... pero aumenta mi fe”. Las familias marchaban contentas de tomar parte en esta acción católica y testimoniar la novedad de la resurrección de Cristo.
Pero este año no solo la gracia de Dios había creado el clima de devoción. Mientras pasaban por cada una de las 14 estaciones, muchos manifestaron que ven en el papa Francisco un ejemplo de humildad y sencillez que les gustaría imitar.
Consultado al respecto, Mario Maita, asesor de la Pastoral de la Juventud, confirmó el aumento de los participantes y lo atribuyó “al acontecimiento que hemos recibido los argentinos: la presencia del papa Francisco, que golpeó el corazón de las personas y despertó su fe en el Señor ”.
Mates pasados entre desconocidos, niños en andas y ancianos ayudados en su caminar fueron muestras de fraterna protección entre cristianos que descansaron en la cima del cerro, donde, pasado el mediodía, se realizó la celebración de la palabra y la adoración de la cruz.
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Aquellos que sintieron reavivarse en su interior la llama del peregrino respondieron al llamado de Jesús y se levantaron al alba para participar del Vía Crucis de los Jóvenes y la Familia. El ascenso en el cerro San Bernardo comenzó a las 7.30.
Los más de 4.000 participantes -según estimaciones policiales- se habían concentrado en la Cruz del Congreso Eucarístico Nacional, ubicada en el Paseo Güemes esquina pasaje del Milagro.
La procesión se efectuó bajo el lema “Creo, Señor... pero aumenta mi fe”. Las familias marchaban contentas de tomar parte en esta acción católica y testimoniar la novedad de la resurrección de Cristo.
Pero este año no solo la gracia de Dios había creado el clima de devoción. Mientras pasaban por cada una de las 14 estaciones, muchos manifestaron que ven en el papa Francisco un ejemplo de humildad y sencillez que les gustaría imitar.
Consultado al respecto, Mario Maita, asesor de la Pastoral de la Juventud, confirmó el aumento de los participantes y lo atribuyó “al acontecimiento que hemos recibido los argentinos: la presencia del papa Francisco, que golpeó el corazón de las personas y despertó su fe en el Señor ”.
Mates pasados entre desconocidos, niños en andas y ancianos ayudados en su caminar fueron muestras de fraterna protección entre cristianos que descansaron en la cima del cerro, donde, pasado el mediodía, se realizó la celebración de la palabra y la adoración de la cruz.
“Vale la pena creer en Jesús”
El arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, en su homilía se dirigió en especial a los jóvenes y a los deprimidos. “El Viernes Santo es un día para mirar la cruz y que me dé cuenta de que valgo porque este es el acto de confianza de Jesús por mí. Si te sentís abatido, miralo a Jesús. Si sentís que no podés cambiar, porque sos un pecador, miralo a Jesús”, definió.
Al término del mensaje y durante la adoración de la cruz los fieles besaron la imagen de Jesucristo depositando en sus brazos abiertos sus temores y esperanzas de conversión.
En diálogo con El Tribuno, Cargnello amplió el significado de sus palabras: “En una sociedad que cultiva desde el punto de vista legal los derechos y los promueve a través de los medios... y está bien que así sea, pero en los vínculos concretos hay muchos gestos de desprecio a la gente que está deprimida, que se evade, y entonces Jesús aparece como el que te ayuda a valorar tu vida”.