Es hermoso salir a recorrer las ferias artesanales a ver cosas, tocarlas, preguntar y hasta regatear precios.
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Es hermoso salir a recorrer las ferias artesanales a ver cosas, tocarlas, preguntar y hasta regatear precios.
Pero los salteños tenemos demasiados prejuicios respecto de los ranking de precios de cada uno de los centros comerciales.
Circula la idea de que hay mucha diferencias entre los distintos lugares. Sucede que no hay una feria más barata que otra.
Esto es porque hay que tener en cuenta la calidad de los productos. Por ejemplo, un poncho puede costar desde 120 pesos hasta los 3 mil, solo que hay que tener en cuenta si es industrial o realizado por algún telar en los Valles Calchaquíes.
Entonces hay que salir a recorrer las cuatro ferias de artesanos que se montan en nuestra ciudad capital.
En el parque San Martín, en el Mercado Artesanal, en la plaza Güemes, durante los sábados, y los domingos en el paseo Balcarce, junto con la feria de la calle Ameghino.
Lo particular de estos últimos tiempos es que los salteños están dejando de visitar y comprar en la ferias. A ese paulatino abandono lo sufren los feriantes y se les suma a la “extraña” temporada que experimentaron durante este verano.
Sucede que si bien la llegada de turistas fue normal, sus características de consumo cambiaron.
“Ahora están más gasoleros. Los turistas llegan como siempre, pero ahora gastan menos porque quieren extender sus días de vacaciones y ahorran precisamente en los souvenirs y recuerdos”, dijo María Ledesma, una reconocida artesana de la Balcarce.
El presidente de la Asociación de Artesanos de la Tierra de Salta (Apachas), Angel Fabián, dialogó con El Tribuno y habló de una temporada “rara” porque es el primer verano en varios años en que las ventas se resintieron.
Argumentó que en enero, con tres semanas de lluvias, se les hizo imposible el trabajo a los artesanos y aún menos la salida a pasear de los visitantes.
En la otra punta de Salta, Gloria Luz tiene un puesto al frente del Mercado Artesanal.
“Acá llegan los colectivos llenos de turistas, que bajan, recorren, preguntan, pero que no se llevan nada”, dijo Luz.
Lo cierto es que los feriantes saben que deberán volver a atraer a los salteños para que las ventas no sufran períodos de vacas flacas.
Precios
En esta suerte, adonde más concurren los salteños es a la feria del parque San Martín.Hay todo un imaginario social acerca de que los precios son más baratos en el parque.
Sin embargo, esto no es tan así y hay muchos productos iguales que están más accesibles, como por ejemplo las artesanías de cerámica.
La misma olla cuadrada, de unos 10 litros de capacidad, cuesta en el parque 100 pesos y al frente del Mercado Artesanal 85.Todo es relativo y al revés también hay productos mucho más baratos, como por ejemplo el lujo de tomarse un licuado de medio litro por 10 pesos al lado del lago del parque San Martín, cosa imposible en otro lugar de la ciudad.