Bien dicen que el arrepentimiento no sirve para nada, que es un inútil intento de pretender borrar con el codo lo que se escribió con la mano. Y que, además, señala una voluntad claudicante. El arrepentimiento siempre aparece cuando las papas queman. Pero ni con Pancután, vea.
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Bien dicen que el arrepentimiento no sirve para nada, que es un inútil intento de pretender borrar con el codo lo que se escribió con la mano. Y que, además, señala una voluntad claudicante. El arrepentimiento siempre aparece cuando las papas queman. Pero ni con Pancután, vea.
Eso es lo que les sucedió a los funambulescos integrantes del Concejo Deliberante de esta ciudad capital. En diciembre una mayoría de ellos había dado el visto bueno al proyecto del Ejecutivo municipal para incrementar el monto de los impuestos.
La aprobación de la iniciativa se concretó entre gallos y medianoche, o, para ser exactos, en un paréntesis en la desvelada tarea de cambiarle el nombre a la Avenida Virrey Toledo.
Y ahora, ante la reacción indignada de la población, muchos de esos ediles que alegremente aprobaron el incremento, están arrepentidos. La presión popular fue tanta que se presentaron cuatro proyectos para derogar la polémica ordenanza. En todas las oportunidades en las que fueron tratados, hubo empate. Y cada vez que ello ocurrió le tocó desempatar al presidente del cuerpo comunal, Tomás Salvador “Turi” Rodríguez, que, como se sabe, desestimó con su voto los proyectos para derogar el aumento del impuesto que, más que aumento, resultó una grosería.
El último desempate se realizó el miércoles 6 de este mes. Y con ello quedó firme el llamado “impuestazo”, y ratificada, por si hubiera alguna duda, la voluntad del “Turi” Rodríguez de favorecer la política tributaria del Ejecutivo municipal en desmedro de la economía de la población capitalina.
Esas cuatro ocasiones en las que se trató proyectos derogatorios del “impuestazo”, pusieron en escena a sus autores, concejales arrepentidos de haberlo aprobado en diciembre. Pero no hubo caso. La acción del “Turi” Rodríguez no sólo los frustró, sino que los puso en evidencia.
Seis horas duró el debate. El voto del “Turi” inclinó definitivamente la balanza. Y a pagar, salteños!
Y ahora la pregunta: ¿En qué estuvieron pensando los señores concejales cuando aprobaron el brutal incremento del impuesto inmobiliario? Acaso, decimos, ¿pensaron?
Muchos concejales mostraron la hilacha, como Matías Posadas que en declaraciones mediáticas lució arrepentido de haber contribuido en 2012 a la aprobación del envío del Ejecutivo. Incluso criticó el proyecto.
Y su tropa votó a favor de la suba.
El argumento favorito del oficialismo en defensa del incremento fue asegurar, como lo expresó la titular del bloque justicialista, Frida Fonseca, que “con la inflación que tenemos es imposible sostener una gestión sin una suba impositiva”.
Se puede estar de acuerdo con ello. Pero una cosa es subir razonablemente los impuestos, y otra muy distinta es ponerlos sobre las nubes, absolutamente lejos de las posibilidades económicas de la ciudadanía.
De todo lo dicho surge que el “Turi” Rodríguez, impulsor entusiasta de la impopular, injustificada y ridícula “defenestración” del Virrey Francisco de Toledo, puede con tranquilidad anotarse como el adalid de esta avanzada contra el bolsillo del contribuyente.
¿Con qué cara, se le escuchó decir a un vecino, estos señores ediles que aprobaron y ratificaron la descomunal suba, van a pedir que se los vote?
Y él mismo se dio la respuesta: Creo que con la cara actual no será, porque les saldrá caro.
Conclusión: aunque en innegable orsai, el Turi Rodríguez hizo el gol del triunfo. Resultado final: Turi 1, Arrepentidos 0.