Según la autopsia realizada en el cadáver del anciano Santos Carmen Torres, de 82 años, hallado el lunes por la tarde en un canal de desagüe ubicado en el barrio San Bernardo de Rosario de Lerma, el deceso se produjo por “paro cardiorrespiratorio, sin signos de violencia ni huellas traumáticas”.
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Según la autopsia realizada en el cadáver del anciano Santos Carmen Torres, de 82 años, hallado el lunes por la tarde en un canal de desagüe ubicado en el barrio San Bernardo de Rosario de Lerma, el deceso se produjo por “paro cardiorrespiratorio, sin signos de violencia ni huellas traumáticas”.
El juez de Instrucción Formal 6, José María Alvarado Solá, que dirige las investigaciones, caratuló el hecho como “muerte natural”. Sin embargo, ordenó una serie de diligencias en torno del paradero real de Torres y sus familiares.
Es que no se sabe nada de las últimas horas de su vida. Esto adquiere relevancia si se tiene en cuenta el dato de que la muerte del anciano dataría de por lo menos 50 días antes del hallazgo del cuerpo.
Los investigadores averiguan sobre el cobro de la jubilación en una sede bancaria de Rosario de Lerma, ya que Torres habría sido peón de una finca tabacalera durante su juventud. También se trata de establecer si tuvo contacto con gente que sabía del monto de sus haberes.
Hasta el momento la Policía no pudo averiguar el lugar donde pernoctaba o almorzaba.
De los tres sitios ubicados como posible domicilio, en ninguno hay rastros de que el infortunado habitaba en dichos lugares.
Una fuente de la investigación confirmó a El Tribuno que el hombre tenía parientes en Chicoana y en el barrio San José de Rosario de Lerma.
Al ser interrogados por la Policía, tanto un hermano, que vive en la primera localidad, como unos sobrinos residentes en la segunda, aseguraron “no haber visto al anciano en los últimos días”.
También se confirmó que Santos Torres no era indigente y no frecuentaba grupos de personas con adicción a bebidas alcohólicas.
Además, trascendió que el hombre habría sido hospitalizado el año pasado por un cuadro de bronquitis y que en esa oportunidad familiares lo habrían visitado en el centro asistencial donde permanecía. Por ello resulta extraño que nadie haya denunciado la desaparición de Torres.
La duda apunta a que no hay personas que hayan podido aportar datos precisos sobre el hombre, que cobraba una jubilación y que no tenía una vida sedentaria. Al menos así lo aseguran algunos vecinos de los parientes domiciliados en Rosario de Lerma, quienes lo veían constantemente ir y venir.
Por otro lado, se supo que los forenses determinaron que el orificio en el cráneo del occiso responde a una operación que habría tenido por una supuesta patada que le propinó un caballo hace algunos años. Cabe destacar que no se halló su billetera o dinero entre sus ropas. Si se encontró un carné del PAMI.
Las hipótesis
Hay dos hipótesis que manejan los investigadores. La primera es que el anciano cayó al canal por accidente en los días de peores lluvias e inundaciones en Rosario de Lerma. Y la segunda -y quizá la más fuerte hasta el momento-, es que fue asaltado y arrojado al canal. Por la fecha estimada del deceso, en ese entonces el canal llevaba un importante caudal.
La policía dio a conocer la foto de Santos Torres para pedir colaboración a la población, en procura de establecer el paradero del anciano los últimos días de su vida.
También se conoció que se pidió un resumen de cobros de jubilados de los últimos dos meses al Banco Macro de Rosario de Lerma, para establecer si Torres cobró su jubilación y qué monto de dinero.
El cadáver del jubilado fue hallado el lunes en horas de la tarde por unos trabajadores que limpiaban el interior de un canal de riego que cruza por debajo de la calle Joaquín Castellanos del barrio San Bernardo, en avanzado estado de putrefacción.
El asesinato de la verdulera
La muerte del anciano generó conmoción y puso intranquilos a los vecinos del barrio San Bernardo, porque a escasas tres cuadras del lugar el 6 de octubre del año pasado fue asesinada en un asalto Marina Estrada de Romero (42), una conocida verdulera de la localidad.
La víctima fue interceptada por un encapuchado, quien la atacó con intenciones de robarle dinero en la intersección de las calles Joaquín Castellanos y 17 de Junio.
Como la mujer opuso férrea resistencia, el delincuente le clavó un puñal en el pecho, por lo que la víctima cayó al suelo y el ladrón huyó velozmente en dirección al barrio San Jorge. Marina Estrada murió al recibir una certera estocada en el corazón. Por el homicidio hay dos jóvenes detenidos, uno de 26 años y un menor de 15. Ambos detenidos tienen problemas de adicción a las drogas.