Viajar por el espacio, irse de la Tierra para siempre y morir en Marte. Eso es lo que propone un proyecto privado de un empresario holandés, denominado Mars One, que quiere establecer en ese planeta una colonia humana permanente. Para ese fin, la organización ya empezó con la selección de postulantes para un traslado que parece de ciencia ficción.
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Viajar por el espacio, irse de la Tierra para siempre y morir en Marte. Eso es lo que propone un proyecto privado de un empresario holandés, denominado Mars One, que quiere establecer en ese planeta una colonia humana permanente. Para ese fin, la organización ya empezó con la selección de postulantes para un traslado que parece de ciencia ficción.
La idea es que a partir del año 2023 un grupo de hombres y mujeres, mayores de 18 años, con buena salud, que sepan hablar inglés y con “aptitudes para sobrevivir” se convertirían, de acuerdo a la visión de esta iniciativa, en los primeros humanos en pisar ese planeta, sin retorno a la Tierra.
En la página de Internet de Mars One está la solicitud que hay que completar para convertirse oficialmente en candidato a “viajero espacial”, cuyos datos hay tiempo de anotarlos hasta el 31 de agosto de 2013.
De acuerdo a lo que publica el diario ABC de España, hasta el momento, el proyecto recibió 10 mil mensajes de más de 100 países. “Estamos muy entusiasmados con el lanzamiento del programa de selección. Con la primera ronda abrimos las puertas de Marte a todo el mundo en la Tierra”, dijo Bas Lansdorp, cofundador de Mars One.
El proyecto contempla que en el año 2016 se lanzará un satélite para reconocer el terreno. Así quedaría allando el camino para que en 2022 emprenda el viaje el primer grupo de valientes. La financiación de la compañía se da por el precio que pagan los postulantes, que varía según el PBI del país en el cual viven, y que ronda los 38 dólares per cápita.
El plan es apoyado por el premio Nobel de física Gerardt Hooft y, según sus creadores, utiliza tecnología de la industria espacial privada. Si está más cercano a un capítulo del libro Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, o si se transformará en una hazaña real, solo el tiempo lo dirá.