Un reciente documento crítico frente a la política económica, del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) da cuenta que “el cepo cambiario trata de ocultar las consecuencias de los desórdenes fiscales y monetarios”.
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Un reciente documento crítico frente a la política económica, del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) da cuenta que “el cepo cambiario trata de ocultar las consecuencias de los desórdenes fiscales y monetarios”.
Idesa sostiene que la actual brecha cercana al 80 por ciento entre el dólar oficial y el paralelo se encuentra entre las más altas en 50 años.
El documento precisó que los años donde hubo dólar paralelo “se acumulan en las décadas del 60, 70 y 80, y las brechas en las cotizaciones fueron en promedio del orden del 46 por ciento”, e indicó que el récord se registró en el período 1973-1975 cuando el margen entre el “blue” y el oficial alcanzó en promedio a 146 por ciento.
“Los datos históricos muestran que las brechas más altas se dieron entre los años 1973 a 1975 y en la actualidad. Son dos períodos que presentan muchas coincidencias. En ambos prevalecen políticas internas caracterizadas por crecientes controles de precios y salarios, déficit fiscal, emisión monetaria, regulaciones poco racionales y mucha burocracia administrativa con subsidios indiscriminados”, evaluó.
Además, Idesa destacó que “ambos períodos coinciden en ser de excelentes precios internacionales”, con lo cual consideró que son dos lapsos “de grandes oportunidades perdidas por la mala calidad de las políticas internas aplicadas”.
La consultora afirmó que “las evidencias históricas muestran que los controles de cambios tienden a asociarse con períodos de alta inflación, inestabilidad y estancamiento; fenómenos que se están observando con creciente intensidad desde la vigencia del cepo”.
“Esto no es casualidad ya que el control de cambio trata de ocultar las consecuencias de los desordenes fiscales y monetarios”, aseveró.
El “blue” con menos presión
El billete “blue” inició la semana cambiaria con un leve baja en la City porteña y cedió a $ 9,30. Se registró una menor presión compradora debido a que parte del temor excesivo visto la semana pasada entre el público minorista se redujo. La semana comenzó con la atención puesta nuevamente en la cotización del billete paralelo que bajó cuatro centavos a $9,27 para la compra y a $ 9,30 para la venta.
En la primera mitad de la jornada se pudo ver a distintos “cambistas amigos” vendiendo dólares baratos en las cuevas. Los operadores atribuyen los cimbronazos de la semana pasada por la merma de billetes en cuevas y el temor a operativos de la Afip, que hacen que siga la escalada. Operadores coinciden en que los inversores no quieren quedarse en pesos y se cubren en dólares sin importar mayormente el precio que se paga.
Por el contrario en el mercado oficial se mantuvo la calma y operó con una leve alza a $ 5,135 comprador y a $ 5,19 vendedor. De está forma, la brecha entre los dos segmentos se mantiene en 79,2%.