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?Se está descuidando la formación de grado?

Sabado, 06 de abril de 2013 19:41

Elena Teresa José es filósofa, docente universitaria y poeta y aunque hace poco tiempo se jubiló, continúa trabajando en encuentros filosóficos y participando de ponencias y disertaciones muy importantes a nivel académico.

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Elena Teresa José es filósofa, docente universitaria y poeta y aunque hace poco tiempo se jubiló, continúa trabajando en encuentros filosóficos y participando de ponencias y disertaciones muy importantes a nivel académico.

“Lila”, como la llaman quienes la conocen más, fue decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta en 1986 y Secretaria Académica de la Universidad en 1995. También se desempeñó como docente en la Universidad Católica de Salta. Recientemente, en marzo de este año y en el marco de las celebraciones por el Día de la Mujer, fue nominada por la UNSa para la distinción Juana Azurduy de Padilla.

Autora de “Mnemosina. Poemas para filosofar y otros” (2000) y “Color de Lila” (2005) y de textos filosóficos como “Conocimiento, pensamiento y lenguaje” (2006), dialogó extensamente con El Tribuno sobre su experiencia en educación, especialmente en el ámbito universitario, sobre la experiencia de enseñar filosofía a niños y sobre la relación entre dos disciplinas que la apasionan particularmente: filosofía y poesía.

Tiene una larga trayectoria en la docencia en la enseñanza de filosofía: enseñanza universitaria, tanto pública como privada, talleres filosóficos para todo público, experiencia en filosofía con niños... ¿Cómo describiría su trabajo?

Considero que la enseñanza universitaria en filosofía debe ser absolutamente rigurosa: leer las fuentes, fundamentar, justificar lo que se dice, manejar una bibliografía de alto nivel, desarrollar un pensamiento crítico y creativo, lograr precisión y propiedad en la expresión oral y escrita, usar el vocabulario técnico adecuado.

En las carreras de grado, la universidad otorga incumbencias para el desempeño como profesor y/o licenciado y este es un asunto muy delicado, porque a diferencia de medicina en la que el error mata, o abogacía en la que se puede ganar o perder un pleito, o ingeniería, cuyo accionar puede hacer peligrar la solidez de la construcción, en filosofía se trata de generar ideas y las ideas son las que mueven al mundo. Además, la tolerancia y comprensión acerca de ideas distintas, tiene relación directa con la convivencia social.

Últimamente se han puesto de moda los cafés filosóficos, las terapias filosóficas, las consultorías filosóficas. Esto de sacar la filosofía a la calle, o mejor dicho de volverla a sacar, pues la filosofía nació en Grecia en el Agora, en la plaza pública, es otra cuestión. Ni en la consultoría, ni en los cafés se otorgan títulos profesionales, aunque quien coordina el grupo en el caso de los cafés o el consultor o el terapeuta debería tener una sólida formación.

Una cosa es la formación académica y otra cosa son las derivaciones que pueda tener la filosofía como una tarea de extensión al medio. No sé si vale la comparación, pero se me ocurre: el médico como catedrático de la Facultad de Medicina, debe ser un científico y enseñar su materia con toda exigencia y rigor, pero eso no quita que también pueda dar un curso de primeros auxilios para todo público, lo que es una tarea de extensión importante.

Trabajó en experiencias de enseñanza de filosofía para niños... ¿Cómo fue esta tarea?¿De qué se trata el proyecto áulico “Diálogo Intergeneracional”?

En cuanto a la Filosofía para Niños (nombre del programa que identifica a Matew Lipman) o Filosofía con Niños (denominación propuesta por Walter Kohan) hice una experiencia acotada en el año 1998 en la Escuela Roca, creo que la primera en Salta. Después siguieron otras, pero de lo que se trata no es de que los niños sean filósofos, sino de usar la filosofía como pretexto u ocasión para que los niños aprendan a argumentar y a dialogar.

Diálogo Intergeneracional es un proyecto áulico de ética a nivel actitudinal, que concretamos durante cinco años consecutivos. Sucintamente: llevamos chicos de colegios privados a geriátricos públicos para que visiten y compartan con los adultos mayores. Fueron increíbles los relatos de los estudiantes, cuánto se inquietaron y conmovieron. Tenemos elaborado un estudio cuanti cualitativo de cómo impactó en los jóvenes la visita. Está publicado en el libro Diálogo Intergeneracional 4.

Ocupó un cargo muy importante en la UNSa como Secretaria Académica. ¿Cuáles cree que son las fortalezas y debilidades de esa institución puntualmente?

Estimo que las debilidades y fortalezas dependen del momento en que vive la universidad. Pero en general, yo diría que una gran fortaleza de la universidad pública es el sistema democrático, participativo y deliberativo que tiene cada facultad en los consejos directivos y la Universidad en el Consejo Superior, con la participación de profesores, auxiliares, estudiantes, administrativos y autoridades electas.

Otra fortaleza es el sistema de concursos para la elección de los docentes en el que se evalúan antecedentes, clase de oposición con sorteo de tema, investigación, proyecto.

Precisamente estas exigencias, mal implementadas, pueden constituir una debilidad. Cuando sólo se persiguen votos, en lugar de priorizar los temas con criterios académicos, surge el clientelismo y la demagogia, lo cual es perverso para la educación.

Si los concursos no son transparentes se desvirtúa el sentido de seleccionar al mejor y resulta ser una arbitrariedad con visos de legalidad.

Una crítica que yo haría, no a ninguna institución en particular, sino al sistema en general, es que se está descuidando la formación de grado, para priorizar los programas de investigación por los que se cobran incentivos y los posgrados que son arancelados. Surge así otra distorsión, ya que la formación de los jóvenes estudiantes debe ser tarea prioritaria.

¿Cómo es posible, desde su perspectiva, mejorar la calidad educativa en la universidad?

Creo que el hecho educativo acaece fundamentalmente en el aula, en la interrelación de los docentes y alumnos, de los docentes entre sí, en general la integración de la comunidad universitaria. La calidad educativa pasa en gran medida por la calidad de los docentes que deben ser también investigadores, porque la dicotomía investigación o docencia es falsa. El buen docente debe investigar y el buen investigador debe tener criterios didácticos para exponer el resultado de sus indagaciones.

¿Por qué cree que es importante enseñar filosofía? ¿Qué papel tiene la filosofía en la vida de una persona?

Dice Georges Canguilhem que “La filosofía no tiene necesidad de defensores en la medida en que su justificación es asunto suyo. Pero la defensa de la enseñanza de la filosofía tendrá necesidad de una filosofía crítica de la enseñanza”.

Si bien la ciencia es crítica, la filosofía es la disciplina específica que tiende a formar un pensamiento crítico. Y ser crítico es nada más y nada menos que tener un criterio para separar la paja del trigo, el alimento del desperdicio. En esta época en que la propaganda y la persuasión nos invaden en tantos aspectos, vaya si no es importante desarrollar un pensamiento crítico, que ayuda además a fundamentar y justificar lo que se asevera.

Además de escribir textos filosóficos, escribe poemas: ¿Considera que hay mucha distancia entre la filosofía y la poesía? ¿Podría hablar de ese vínculo entre ambos campos?

Hay muchas maneras de hacer filosofía. Rorty dice que hay filosofías científicas, filosofías poéticas, filosofías pragmáticas.

Grandes filósofos se expresaron en poesía y hay poetas, literatos que tratan temas filosóficos. Así, Borges aborda literariamente temas como la identidad, el devenir, el tiempo, la metafísica y otros netamente filosóficos y lo hace denotando un vasto conocimiento disciplinar. También la poesía es un tópico de estudio de la filosofía: María Zambrano, Heidegger, Vicente Fatone, entre otros, tratan la relación entre filosofía y poesía.

Hace poco presenté un libro de un estudiante de filosofía, Jonathan Ramos, titulado “La Antigüedad en poemas. Reconstrucción poética de la Filosofía Antigua”.

Se ha desempeñado como docente en distintos momentos de nuestra historia, son bastantes años de experiencia. ¿Cómo es ser docente hoy? 

Efectivamente, desde 1967 hasta el año pasado tuve un desempeño continuo en cátedras de grado universitario. Ser docente hoy es fascinante por todo lo que nos brinda la tecnología y volviendo al tema del mal uso, también la tecnología puede ser nefasta. A esta conclusión la ilustra la metáfora del tenedor: si lo uso para comer es bueno, si lo uso para pincharle el ojo a mi vecino es malo. El único sujeto que debe tener responsabilidad ética, es el ser humano.

¿Cuáles son los desafíos de la docencia en la actualidad?

El gran desafío, por lo menos en la docencia en filosofía y ciencias sociales es que los estudiantes manejen correcta y fluidamente en forma oral y escrita el idioma materno.

¿Qué opina de la docencia en un sentido más general? Me refiero al nivel primario y secundario, que son la base del sistema educativo.

Creo que los docentes primarios se han profesionalizado y capacitado. La docencia universitaria está encorsetada en las normas del sistema y el que “hace agua” es el nivel medio, con una problemática muy difícil que va más allá de la escuela y que tiene que ver con esta posmodernidad.

¿Puede ampliar ese concepto?

Los chicos se expresan en la escuela con el lenguaje del chat, algo que no es correcto para el ámbito educativo. Otros problemas sociales graves son la violencia, la drogadicción, el embarazo precoz y el alcoholismo que repercuten en la escuela. 

También las brechas entre las generaciones son muy grandes. Antes no había tanta brecha con la edad. El mundo de los adolescentes es demasiado distinto al de los adultos, sobretodo el de los adultos mayores. Tienen otro lenguaje, otros códigos y otras ideas acerca de la moral, de la vida y de las pautas de conducta en general. 

Hace muy poco, en el Día de la Mujer de este año, fue nominada por la UNSa para la distinción Juana Azurduy de Padilla. ¿Qué significa para usted tal distinción?

Para mí ha sido un honor que la UNSa, institución tan cara a mis sentimientos, se haya acordado de mí, aún no estando en actividad, por lo que estoy muy agradecida al rector y a su gabinete. En esta ocasión, la universidad se acordó de una jubilada retirada de las aulas. Y esto no es una cuestión menor, ya que como dijo alguien, las entidades que no tienen en cuenta su pasado, están condenadas al fracaso; no tienen futuro aquellos que olvidan sus raíces. Esta actitud demuestra que éste no es el caso.

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