Angelika María “Geli” Raubal tenía 23 años cuando fue encontrada con un balazo en el pecho al lado de su escritorio en el amplio piso que ocupaba en Prinzregentenplaz, Munich. La bala había salido de la pistola de su tío Adolf Hitler, una Walther 6.35.
Hitler fue anoticiado a los pocos minutos. Su personal más cercano siempre sostuvo que nunca se recuperó de la muerte de la joven. Sin embargo, hay un gran manto de sospecha sobre lo que realmente sucedió esa tarde. Minutos antes de que se disparara en el pecho, Geli había sostenido una fuerte discusión con el tío Adolf porque no le permitía viajar sola a Viena.
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Angelika María “Geli” Raubal tenía 23 años cuando fue encontrada con un balazo en el pecho al lado de su escritorio en el amplio piso que ocupaba en Prinzregentenplaz, Munich. La bala había salido de la pistola de su tío Adolf Hitler, una Walther 6.35.
Hitler fue anoticiado a los pocos minutos. Su personal más cercano siempre sostuvo que nunca se recuperó de la muerte de la joven. Sin embargo, hay un gran manto de sospecha sobre lo que realmente sucedió esa tarde. Minutos antes de que se disparara en el pecho, Geli había sostenido una fuerte discusión con el tío Adolf porque no le permitía viajar sola a Viena.
La juvenil Geli
Geli era una joven robusta, como se estilaba en la época de cabellos ondulados, cortos y castaños. Tenía estatura media y era dueña de un carácter alegre e interesante. A pesar de no ser especialmente bella, era el centro de atención donde fuera que se encontrara.
Geli era hija de la media hermana de Adolf, Angela, y de Leo Raubal, un oscuro funcionario público que murió cuando la niña tenía dos años. Su infancia junto a su hermanito fue muy dura, trabajaron de lustrabotas, entre otras cosas, hasta que Hitler mandó a llamar a su hermana para que se ocupara de su casa como ama de llaves.
Así Angela llegó a la propiedad con sus dos hijos. Geli tenía solo 16 años, pero desde ese momento, se estableció una relación especial con su tío. Al principio todo era fantástico, salía de compras con él, paseaban, le compraba la ropa que ella pidiera y le daba todos los gustos.
Como la adolescente era amante del canto y de la música, su tío le pagaba los mejores profesores. Cada vez que salían, Geli era el centro de atención. Esto ponía a Adolf bastante incómodo, siempre exigió a sus mujeres que tuvieran un muy bajo perfil, pero con Geli esto era imposible.
Nada podía hacer la niña si no era con la autorización de su tío. Cuando le pedía permiso para viajar, por lo general la respuesta era no y esto desataba ataques de furia por parte de la joven que eran respondidos con gritos por parte de su tío. A Hitler las cosas se le estaban yendo de las manos. Geli ya no tenía 16 años y más de un hombre la miraba como a una mujer deseable.
El comienzo de una obsesión
Los paseos con Hitler por Munich, llevarla a la ópera y exhibirla de manera constante en público comenzó a molestar a Geli, quien quería una vida más común y menos asfixiante.
Hitler controlaba todos los aspectos de su vida, tenía una obsesión por su sobrina, a tal punto que le prohibió cualquier tipo de amistad e independencia. Tanto fue el acoso que sufrió Geli que le planteó a su tío el interés de abandonar Alemania, para partir nuevamente a Austria, donde estudiaría música.
Geli, conoció a Emil Maurice, chófer y escolta de Hitler desde los primeros tiempos y uno de los fundadores de las SS. Comenzó el galanteo por parte de Emil, Geli no estaba muy convencida pero era un modo elegante de separarse un poco de su tío. Ambos pidieron a Hitler permiso para iniciar un noviazgo, él solamente autorizó la relación siempre y cuando estuvieran acompañados todo el tiempo y podrían casarse luego de 1933. Sin embargo, Emil Maurice fue apartado paulatinamente del círculo íntimo de Hitler hasta que finalmente salió del círculo de confianza. Geli no era tonta y reconoció que esta era una perversa maniobra de su tío y cayó en una profunda depresión.
El supuesto suicidio
Muchos fueron los rumores que pusieron en duda si realmente se trataba de un suicidio o Hitler la había mandado a matar, entre otras cosas porque ella no soportaba las perversiones sexuales de su tío, como aquella que decía que el Führer se exitaba cuando orinaba sobre la cabeza de la chica. Sin embargo, no hay pruebas de esto, como tampoco lo hay de un supuesto embarazo, cuyo responsable sería un joven artista, hecho este que habría enloquecido a Hitler.
Las mujeres de Hitler y sus extrañas muertes
Geli no era la primera mujer de su vida pero sí la más especial.
Las diferentes relaciones amorosas de Hitler habían sido muy particulares, caracterizadas por ser distantes, sin emoción y frías. Pero tenía relaciones masoquistas con aquellas mujeres a las que él consideraba superiores a él y sádicas con aquellas a las que consideraba inferiores. Entre ellas, su sobrina, a quien -según cuenta la historia- en más de una ocasión se exitaba orinándole en la cabeza como forma se someterla a sus perversos deseos. Lo mismo ocurrió con Eva Braun, cuyo único reconocimiento que le hizo como mujer fue casarse con ella para obligarla a suicidarse con él.
En cambio con la actriz Renaté Mueller, por ejemplo, mantenía una relación masoquista, ya que se sentía inferior a ella. En una ocasión, cuando ya estaban desnudos en la cama, él comenzó a arrastrarse en el piso y a pedirle que lo pateara. La joven no lograba entender, hasta que finalmente lo hizo y la excitación del Fhrer era cada vez mayor. A esta amante siguieron otras. Algo unió a todas estas mujeres, la mayoría de ellas murió en circunstancias poco claras. Algunas se suicidaron y en otras cabe la duda.
En el caso de Geli, los sacerdotes desconfiaron de que realmente se hubiera suicidado, por ese motivo permitieron que fuera sepultada en campo santo.