Hay frases hechas, proverbios, sentencias, refranes, etcétera, en los que muchas personas encuentran, o creen hacerlo, guías morales o de conducta. Por ejemplo, está aquello de “la caridad bien entendida empieza por casa”, lo que está bien, siempre y cuando no vaya en desmedro de los demás, y del erario, se entiende.
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Hay frases hechas, proverbios, sentencias, refranes, etcétera, en los que muchas personas encuentran, o creen hacerlo, guías morales o de conducta. Por ejemplo, está aquello de “la caridad bien entendida empieza por casa”, lo que está bien, siempre y cuando no vaya en desmedro de los demás, y del erario, se entiende.
El ministro de Ambiente y Producción Sustentable del gobierno urtubeísta-cristinista , Alfredo De Ángelis, ha dado muestras de ser un aplicado seguidor y practicante de esa máxima: primero está la familia. En el caso de nuestro funcionario, después también la familia, lo que señala un extremado celo familiar, muy digno de elogio. Pero, siempre aparece un pero.
Resulta que De Ángelis no tuvo en cuenta que el extremismo no es recomendable pues, como escuchamos por ahí, “no hay que ser tan calvo que se le vean los sesos”.
Y ya se conoce qué es lo que hizo este De Ángelis que no debe confundirse, de ninguna manera, con aquel Alfredo De Ángelis que, dirigiendo su orquesta, amenizaba las noches de radio desde el “Glostora tango club”. No; es solamente un homónimo.
Este De Ángelis que hoy nos ocupa, funcionario él, como se dijo, tuvo la cariñosa idea de favorecer a su ñaña y a su cuñado (leer las ediciones de nuestro diario del jueves, viernes y sábado últimos) con una promoción industrial cercana a los 4 millones de pesos, previa adjudicación de un terreno en el Parque Indusrial. Hizo esa gauchada a sus parientes cuando, entre2007 y 2011, se desempeñaba como secretario de Comercio, Industria y Servicios de la Provincia. Desde ese puesto, por si fuese poco, presidió el Ente Autárquico de Parque Industrial de esta ciudad capital.
Esta cesión de bienes, para decirlo de alguna forma, fue legitimada mediante decreto 2740, firmado por el señor gobernador, el entonces ministro de Desarrollo Económico, Julio César Loutaif, por el titular de la cartera Finanzas, Carlos Parodi, y por el secretario general de la Gobernación, Ernesto Samsón. Todos juntitos.
Para evitarles una mala digestión a los lectores omitiremos otros detalles de este escandaloso caso (otro más del urtubeísmo-cristinismo) que puede estimarse como paradigma de favoritismo.
Mas, la actuación de don Alfredo no se detiene en este punto. Luego de destaparse la olla, llamó a un charla de prensa a medios amigos, o situacionistas, para aclarar que su hermana Nilda Susana y su esposo de ella, Eduardo Nahúm, no recibieron 4 millones de pesos, como dijeron fuentes consultadas, sino solamente 2 millones. Ah!, lo hubiera dicho antes.
Y ya que estaba en el baile, aprovechó para tratar de sacarse el lazo y ponérselo a Julio César Loutaif, actual ministro de Gobierno, y a la sazón, reiteramos, ministro de Desarrollo Económico.
Pero se calló, aunque ya estaba en evidente orsai, que los papeles que firmó J. C. Loutaif les fueron enviados con aval jurídico, por la Secretaría de Estado que él capitaneó hasta finales de 2011.
Y no digamos nada de las oficinas que alquiló a su hermana Nilda Susana, y a su cuñado Nahúm, en el edificio de avenida Belgrano y República de Siria, y que ocupan, desde febrero de este año, varios despachos de su ministerio. Mejor callemos.
Moraleja: Ser por de más “familiero” suele provocar pesadillas.