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Sequía, la gota que rebalsó el vaso

Miércoles, 15 de mayo de 2013 23:10

El campo salteño y toda su línea de producción está en serios problemas.
Hoy, detenidos literalmente en la mitad del mes de mayo el interior de la provincia de Salta frenó en gran parte su actividad económica que, directa o indirectamente, depende de la producción agropecuaria.
La más sencilla de las explicaciones sería culpar a la segunda sequía climática consecutiva (la actual, sin precedentes en la provincia) del actual desastre productivo y, a su vez, sería injusto no incluir dichos factores climáticos en el presente análisis.
Pero la realidad marca a las claras que, a pesar de la sequía, hay otros factores que inciden a la producción agropecuaria y la degradan año tras año.
Desde las dos entidades madres que representan al sector agropecuario de la provincia de Salta se viene advirtiendo hace varios años que en las condiciones imperantes a nivel nacional se hacía cada vez más difícil producir.
No se puede culpar a un Gobierno nacional por las inclemencias climáticas, pero sí es responsable de haber debilitado al sector durante estos años, a tal extremo que solo bastaron un par de años climáticos malos para que hayan quedado “fuera de pista” el 100% de los productores de la provincia.
Los altos costos que se incrementan campaña tras campaña, el retraso o diferencial cambiario para el sector en particular, la imposibilidad de comercializar nuestros productos a los países limítrofes desaprovechando la ubicación estratégica de la provincia en la región y, por sobre todo, las retenciones a los granos que distorsionan los mercados son los principales factores que han dejado a la producción salteña fuera de toda competitividad.
Estos factores son algo así como una silenciosa plaga que fue de a poco horadando las bases del campo salteño, la sequía tan solo fue algo así como un viento fuerte que terminó de derrumbar la estructura que se venía construyendo con tanto esfuerzo y sacrificio.
Hoy el panorama para los productores es muy difícil. La primera de las consignas es la de tratar por todos los medios de mantener las miles de fuentes de trabajo que hoy están en serio peligro en todo el interior productivo de la provincia, la segunda es poder cumplir con los compromisos asumidos, y la tercera, que va de la mano de la primera por razones obvias, es la de conseguir financiación y capital de trabajo para poder encarar la próxima campaña.
Más allá de las pérdidas millonarias que oscilan entre los 2.500 y los 4.200 millones de pesos, según la fuente que se cite (datos oficiales o privados), el solo hecho de no contar con ese volumen de divisas para “mover” las economías del interior de la provincia ya pinta a corto plazo un panorama más que desalentador.
Las soluciones indudablemente no están a la vuelta de la esquina, cuando un Gobierno nacional desprecia las bases primordiales de la república y el federalismo por tantos años, las consecuencias se hacen evidentes..., y todavía no llegó lo peor.
Es responsabilidad de las entidades que representan a los productores salteños y de las autoridades de la provincia de buscar soluciones para evitar que la “rueda se detenga completamente”, y es cierto que en eso se está trabajando muy fuertemente desde ambas partes, pero a su vez es imperativo hacer un reclamo a nivel nacional en forma conjunta por el grueso de la producción de la provincia, ya que de lo contrario toda medida o paliativo que se tome ahora solo cumplirá la función de parche temporario, y nada de lo que se haga hoy, si no se piensa en un esquema productivo que sea perdurable y sustentable en el tiempo, valdrá la pena.
La provincia merece un futuro mejor, al igual que el resto de la tan adeudada república.
Empecemos por casa...
 

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El campo salteño y toda su línea de producción está en serios problemas.
Hoy, detenidos literalmente en la mitad del mes de mayo el interior de la provincia de Salta frenó en gran parte su actividad económica que, directa o indirectamente, depende de la producción agropecuaria.
La más sencilla de las explicaciones sería culpar a la segunda sequía climática consecutiva (la actual, sin precedentes en la provincia) del actual desastre productivo y, a su vez, sería injusto no incluir dichos factores climáticos en el presente análisis.
Pero la realidad marca a las claras que, a pesar de la sequía, hay otros factores que inciden a la producción agropecuaria y la degradan año tras año.
Desde las dos entidades madres que representan al sector agropecuario de la provincia de Salta se viene advirtiendo hace varios años que en las condiciones imperantes a nivel nacional se hacía cada vez más difícil producir.
No se puede culpar a un Gobierno nacional por las inclemencias climáticas, pero sí es responsable de haber debilitado al sector durante estos años, a tal extremo que solo bastaron un par de años climáticos malos para que hayan quedado “fuera de pista” el 100% de los productores de la provincia.
Los altos costos que se incrementan campaña tras campaña, el retraso o diferencial cambiario para el sector en particular, la imposibilidad de comercializar nuestros productos a los países limítrofes desaprovechando la ubicación estratégica de la provincia en la región y, por sobre todo, las retenciones a los granos que distorsionan los mercados son los principales factores que han dejado a la producción salteña fuera de toda competitividad.
Estos factores son algo así como una silenciosa plaga que fue de a poco horadando las bases del campo salteño, la sequía tan solo fue algo así como un viento fuerte que terminó de derrumbar la estructura que se venía construyendo con tanto esfuerzo y sacrificio.
Hoy el panorama para los productores es muy difícil. La primera de las consignas es la de tratar por todos los medios de mantener las miles de fuentes de trabajo que hoy están en serio peligro en todo el interior productivo de la provincia, la segunda es poder cumplir con los compromisos asumidos, y la tercera, que va de la mano de la primera por razones obvias, es la de conseguir financiación y capital de trabajo para poder encarar la próxima campaña.
Más allá de las pérdidas millonarias que oscilan entre los 2.500 y los 4.200 millones de pesos, según la fuente que se cite (datos oficiales o privados), el solo hecho de no contar con ese volumen de divisas para “mover” las economías del interior de la provincia ya pinta a corto plazo un panorama más que desalentador.
Las soluciones indudablemente no están a la vuelta de la esquina, cuando un Gobierno nacional desprecia las bases primordiales de la república y el federalismo por tantos años, las consecuencias se hacen evidentes..., y todavía no llegó lo peor.
Es responsabilidad de las entidades que representan a los productores salteños y de las autoridades de la provincia de buscar soluciones para evitar que la “rueda se detenga completamente”, y es cierto que en eso se está trabajando muy fuertemente desde ambas partes, pero a su vez es imperativo hacer un reclamo a nivel nacional en forma conjunta por el grueso de la producción de la provincia, ya que de lo contrario toda medida o paliativo que se tome ahora solo cumplirá la función de parche temporario, y nada de lo que se haga hoy, si no se piensa en un esquema productivo que sea perdurable y sustentable en el tiempo, valdrá la pena.
La provincia merece un futuro mejor, al igual que el resto de la tan adeudada república.
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