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Pepe Cibrián: ?Dorian Gray es una obra nueva, porque yo cambié?

Sabado, 18 de mayo de 2013 01:47

Hace frío en la Capital porteña, pero nada detiene la música. Junto a Angel Malher, Pepito Cibrián monitorea un ensayo de “Calígula”, con potentes indicaciones hacia los actores que lo muestran como un hombre apasionado y comprometido. Tal vez por eso, se ha convertido en sinónimo de los musicales en nuestro país.

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Hace frío en la Capital porteña, pero nada detiene la música. Junto a Angel Malher, Pepito Cibrián monitorea un ensayo de “Calígula”, con potentes indicaciones hacia los actores que lo muestran como un hombre apasionado y comprometido. Tal vez por eso, se ha convertido en sinónimo de los musicales en nuestro país.

En un alto del trabajo, el creador y director recibió en exclusiva a El Tribuno para hablar de “El retrato de Dorian Gray” que se presentó anoche en el Teatro del Huerto. Además, y únicamente en nuestra web, Cibrián habla del vínculo con Salta y asegura que, a futuro, le gustaría habitar las tierras de Güemes.

¿Qué particularidad tiene en su obra Oscar Wilde?

Wilde me parece un autor tan paradójico, porque pasa de una frivolidad impresionante a, una vez que está en la cárcel, escribir el poema de la Cárcel de Reading o De Profundis, o hacer ensayos tan interesantes sobre el socialismo, sobre el humor de su vida, que era un snob y al mismo tiempo un esteticista. Un pobre hombre que comete el sincericidio de entrenarse con la sociedad porque su amante, Lord Alfred Douglas, peleado con su padre le obliga a que le haga un juicio. Luego abandona a Oscar, lo deja a la deriva. Se enfrenta a una clase social que le daba el beneplácito porque era exitoso, pero él no pertenecía a esa nobleza y por supuesto lo destrozan y lo meten en la cárcel, porque en esa época la homosexualidad era punible de cárcel en Gran Bretaña. Le destrozan la vida. A los dos años murió, de tristeza, fuera de Inglaterra. Fue un hombre muy paradójico...

¿Cómo surgió la idea de hacer la obra?

Siempre me gustó muchísimo. Me encanta esa novela, me parece fascinante y sentí que esto es lo que pasa un poco hoy en día. El ser humano tiene una obsesión brutal por la belleza y la juventud eterna. De hecho, la gente se opera, lo cual me parece bien, pero llegan a deformarse por mantener una belleza externa. A diferencia del Jorobado de París que habla de la belleza interna, que es mucho más importante que la otra. Porque la otra no perdura, se va. Como dice Oscar Wilde: “La juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo”. En cambio, la belleza interna, la sensibilidad, esa que tiene el Jorobado, es eterna.

Se habla de reposición de la obra, pero ¿tiene particularidades esta nueva edición?

Dorian Gray, el retrato, trata sobre ese tema de una manera muy interesante, con una puesta fantástica. Es una obra realmente nueva, no es una reposición. Me dicen: “Ya la vi”. No, usted vio algo hace ocho años que es la misma obra. Como quien dice, hace ocho años vi Hamlet dirigida por Pedro y ahora la veo dirigida por Jacinto. Es la misma obra, pero es otra concepción. Si no, la gente hubiera visto Hamlet una vez, nada más. Con Dorian pasa lo mismo: es el mismo director, pero no es el mismo hombre.

Mis circunstancias de vida son muy distintas: se murieron mis padres, tuve depresión, me casé, peleé por la ley igualitaria. Cuando vuelvo a hacer Dorian, el tiempo, internet, el IPhone, la vida, todo lo que ha modificado el mundo vertiginosamente, hace que mi visión sea como si fuera otro director, porque soy otro hombre siendo el mismo en esencia, y todo hace que sea un nuevo Dorian. Por eso digo que vas a ver una nueva obra. Quizá podría llamarla en vez de Dorian, Fausto, porque también vende su alma al diablo. Esto es lo que me atrae mucho de Wilde y en particular de estas obras.

Muchos de los protagonistas de sus obras son marginados respecto de la relación que tienen con el poder o el status quo ¿por qué elige esos personajes?

No sé, quizá por ser más transgresor. Ahora Calígula que cumple treinta años, la escribí durante el proceso, en contra de éste. Como era musical no nos hicieron nada de caso, no le dieron importancia. Porque era para prohibirla, es una obra muy fuerte. El Jorobado porque me pareció bellísima, pero no se me ocurrió a mí sino a (Enrique) Pinti. Un día estábamos comiendo y le dije: “No sé qué hacer después de Drácula” y me dijo: “¿Por qué no leés El Jorobado, de Víctor Hugo? Me encantó, me pareció bello. Drácula me pareció interesante, no sé por qué y me inventé un personaje romántico, hasta creíble para la gente. El sultán de Las mil y una noches no es marginal. No siempre son marginales, son personajes muy teatrales: Juana la loca, Marica, o sea Federico García Lorca como textos. Son personajes ampulosamente teatrales, con grandiosidad.

Originalmente el texto es muy importante y además la música. En Dorian todavía sigue siendo todo teatro cantado. Ya en Excalibur lo retomé y ahora haré obras de texto solo, como pienso estrenar además de La Rubia Mireya para el año que viene, que es texto y canto, obras de texto solo.

Decía que las obras, si bien en esencia son las mismas, se modifican porque usted ha cambiado como hombre. Una obra no solo tiene una lectura por parte del director sino por parte de la sociedad, del contexto social que también ha cambiado ¿qué cambios importantes detecta en este sentido?

Creo que en la sociedad mundial se ha dado un cambio en el vértigo. Como símbolo superficial hoy tenés el Iphone 4 y en dos meses el 5 y al poco tiempo el 6. Esto de escribir constantemente en el celular que revolucionó el mundo, a un nivel de incomunicación comunicada. Está la tinellización que antes no estaba, que idiotiza al público y al pueblo. Creo que también la visión de la gente tiene otros tempos. Por lo menos en nuestro país la gente se sienta en el teatro o en el cine y está pensando en los impuestos, en si sube la leche, en qué dijo Cristina, en qué va a pasar con la Justicia. Entonces tiene que ser algo muy potente para que te saque de todo eso que antes no pasaba. Antes no pensábamos esas cosas, cada vez las fuimos pensando más, en muchos gobiernos. Esto ya es muy fuerte. En la dictadura también lo fue. Esto no es la dictadura, pero es una forma de poder al cual voté y hoy no estoy de acuerdo.

Si pudiera dialogar con Tinelli o la Presidenta ¿qué les diría?

No la conozco a ella, más que a través de una carta muy gentil y de una llamada muy tierna. El problema es que no sé si son gente que esté preparada para sentarse a escuchar. Tinelli es un hombre que esta sentado en su éxito... ¿qué le voy a decir? Hacelo más cultural, más gentil, más risueño, menos brutal, menos sádico. Yo no lo veo, pero lo escucho o me lo dicen. Yo a ella le diría que piense en el futuro. El problema de los políticos de nuestro país es que están pensado si los votan en la próxima. Sí han hecho muchas cosas muy buenas, sería necio decir que no han hecho nada.

Pero lo que está pasando en el hoy, ellos y nosotros, como si fuéramos bandos y hablo de los dos lados, no estoy atacando solamente al gobierno. Yo vivo en un país en democracia con derecho a opinar. No soy desestabilizador. Quiero que la Presidenta termine su mandato y le vaya lo mejor posible, apoyarla en lo que haga falta, pero no soy fachista porque digo que no estoy de acuerdo con muchas cosas.

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