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Narcopolicías: ?Saravia pedía hacer espionaje?

Viernes, 24 de mayo de 2013 11:17

Los dos policías acusados de transportar 52 kilos de cocaína aseguraron ayer que son inocentes y que la causa fue armada porque ellos conocían cómo se rastreaban llamadas y se vigilaba a periodistas desde el Gobierno. En la primera jornada del juicio en su contra, los principales imputados aseguraron además que sabían que el entonces secretario de Seguridad, Aldo Rogelio Saravia, intentaba manipular estadísticas sobre delitos.

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Los dos policías acusados de transportar 52 kilos de cocaína aseguraron ayer que son inocentes y que la causa fue armada porque ellos conocían cómo se rastreaban llamadas y se vigilaba a periodistas desde el Gobierno. En la primera jornada del juicio en su contra, los principales imputados aseguraron además que sabían que el entonces secretario de Seguridad, Aldo Rogelio Saravia, intentaba manipular estadísticas sobre delitos.

El 26 de mayo de 2011 se difundió que Gabriel Giménez y Carlos Gallardo, miembros de la Policía, habían sido sorprendidos el día anterior cuando llevaban droga por la ruta provincial 8. Ahí comenzaba lo que se conoce como “el caso de los narcopolicías”.

Gallardo y Giménez declararon ayer en ante el Tribunal Oral Federal, que en realidad viajaban acompañando a José Iraola Silverman, un hombre que los había contratado como custodios privados para transportar unos 800.000 pesos desde Orán a Buenos Aires.

Los acusados relataron que en el camino se encontraron con un control policial. Agregaron que 24 horas después el Gobierno informó que halló dos mochilas con cocaína cerca de donde se había hecho la inspección y quiso hacer aparecer como que Gallardo las había arrojado.

Los imputados, detenidos hace más de un año, señalaron que la plata que llevaba Iraola Silverman provenía de operaciones cambiarias realizadas en Bolivia y que ellos iban a cobrar unos 4.000 pesos cada uno por acompañarlo.

Ambos admitieron que el origen del dinero era irregular, pero dijeron que eso se aprovechó para involucrarlos con el narcotráfico por una interna que tenían con Aldo Rogelio Saravia a raíz de las órdenes que les daba el exfuncionario.

Los acusados coincidieron en que el exsecretario de Seguridad pedía rastrear “sábanas” de llamadas y confirmaron las denuncias sobre espionaje que ya se habían conocido por otras fuentes. También indicaron que estas investigaciones irregulares apuntaban principalmente al opositor Alfredo Olmedo.

El ahora diputado nacional intentaba disputarle la gobernación a Juan Manuel Urtubey y Gallardo señaló que se trataba de encontrar algo que sirviera para dañar su imagen.

Giménez dijo que, por directivas de Saravia, también se hacían averiguaciones sobre periodistas. “Por la noche íbamos al área de prensa del Grand Bourg con cinco o seis personas y revisábamos las computadoras para saber con quiénes se habían comunicado desde esa oficina y qué tipo de información había salido de ahí”, describió Giménez.

Los dos policías dijeron también que el exsecretario de Seguridad presionaba para “manipular” las estadísticas sobre delitos y minimizar los robos.

“Habíamos hecho un informe sobre puntos débiles de la frontera con Bolivia. Saravia no quería que lo entregáramos a nadie pero se lo dimos al exministro de Gobierno y Seguridad Pablo Kosiner, con quien teníamos línea directa”, expuso Gallardo.

Los policías aseguraron también que habían advertido sobre la delicada situación que se vivía en el norte provincial. “Adelantamos que iba a eclosionar la violencia”, sostuvo Gallardo.

El confuso episodio en el control que originó el caso

La acusación por transporte de cocaína contra los policías Gabriel Giménez y Carlos Gallardo surgió luego de un control policial en la ruta provincial 8.

Giménez y Gallardo dijeron ayer que viajaban de Orán a Buenos Aires acompañando a José Iraola Silverman, quien los había contratado como personal de seguridad privada para transportar unos 800.000 pesos.

Giménez iba con Iraola Silverman en un Volkswagen Crossfox y Gallardo iba atrás en un Fiat Uno, pero se comunicaban por radio.
De acuerdo al relato de los acusados, era de noche y venían desde el norte por la ruta 8, una vía poco transitada, cuando vieron que había gente parada en medio del camino y sospecharon que iban a robarles.

Gallardo contó que decidió frenar y volver en sentido contrario. Iraola y Giménez, que llevaban el dinero, siguieron y se dieron cuenta de que las personas que estaban detenidas eran policías haciendo un control.

Después de perseguirlo, la Policía detuvo a Gallardo, quien sostuvo que había escapado por miedo.

El auto con la plata pasó la inspección policial pero se quedó estancado unos 4 kilómetros más adelante, al intentar cruzar el río Mojotoro.
Giménez aseguró que decidieron dejar el vehículo con los 800.000 pesos en el cauce para ir caminando a buscar ayuda a Güemes. Cuando regresaron con dos hermanos del policía para buscar el Crossfox, se encontraron con personal de seguridad y entonces Giménez e Iraola decidieron escapar por el monte.

Giménez argumentó que huyó porque sabía que la Policía iba a aprovechar la situación para perjudicarlo por su enfrentamiento con el exsecretario de Seguridad. Meses después lo detuvieron en Bolivia pero a Iraola nunca lo capturaron.

Al otro día del control, la Policía informó que encontró dos mochilas con 52 kilos de cocaína cerca del lugar donde se había realizado la inspección y la acusación apunta a que Gallardo las habría tirado cuando vio que lo iban a descubrir.

Movimiento irregular de dinero

Las declaraciones de los policías acusados de narcotráfico, Gabriel Giménez y Carlos Gallardo, sembraron ayer interrogantes sobre movimientos de dinero que se harían en la provincia de acuerdo con lo que relataron.
Ambos acusados dijeron que llevaban 876.000 pesos de Orán a Buenos Aires cuando se toparon con un control policial, tras el cual los procesaron por narcotráfico.
Giménez y Gallardo aseguraron que estas operaciones son “habituales”, pese a que admitieron que el dinero tenía un origen irregular o “negro”.
Gallardo fue más allá y dijo que la plata en muchos casos proviene de casas ilegales de cambio del microcentro.
El policía aseguró que se había dedicado a investigar sobre el tema y denunció: “En un allanamiento que hicimos a una cueva llamada Los Angelitos, en el centro, el exsecretario de Seguridad se llevó más de un millón de pesos”.

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