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Nuevas denuncias sobre uso de armas químicas en Siria

Lunes, 27 de mayo de 2013 20:18

Un ataque químico en el frente de Jobar, a la entrada de la capital siria, no parece en principio nada espectacular ni detectable. Ese es el objetivo deseado: cuando los combatientes del Ejército Sirio Libre en las posiciones más adentradas de Damasco comprenden que acaban de ser expuestos a productos químicos lanzados por las fuerzas gubernamentales, ya es demasiado tarde.

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Un ataque químico en el frente de Jobar, a la entrada de la capital siria, no parece en principio nada espectacular ni detectable. Ese es el objetivo deseado: cuando los combatientes del Ejército Sirio Libre en las posiciones más adentradas de Damasco comprenden que acaban de ser expuestos a productos químicos lanzados por las fuerzas gubernamentales, ya es demasiado tarde.

De esto han sido testigos los enviados especiales de Le Monde varios días en ese barrio a la salida de Damasco, donde los rebeldes penetraron en febrero.

Cualquiera que sea el gas utilizado, sus efectos ya se dejan notar a solo centenares de metros de algunos barrios. Al principio solo se escuchó un ruido modesto, un choque metálico, casi un click. Y en el estrépito de los combates en el barrio de Jobar, eso no llamó la atención. “Pensamos que se trataba de un obús de mortero que no había explotado y nadie le prestó mucha atención”, explica Omar Haidar, responsable de operaciones de los insurgentes.

Buscando palabras para retratar ese sonido incongruente, lo describe como “una lata de gaseosa que cae al suelo”. No produjo olor, no hubo humo, ni siquiera un silbido que indicara la eyección de un gas tóxico. Después aparecieron los síntomas. Los hombres tosían violentamente. Les quemaban los ojos, sus pupilas se retrajeron hasta el extremo, su visión se oscureció. Pronto sobrevinieron las dificultades respiratorias, en algunos casos agudas, los vómitos, los desmayos. Hubo que evacuar a los combatientes más afectados, antes de que se asfixiaran.

Jobar es un enclave crucial tanto para rebeldes como para el Gobierno. Sin embargo, a lo largo del reportaje de dos meses, han reunido elementos contrastables en una horquilla bastante más grande. La gravedad de los casos, su multiplicación y la táctica de empleo de estas armas demuestran que no se trata de simples gases lacrimógenos utilizados en los frentes, sino de productos de otra categoría, mucho más tóxicos.

Ataques puntuales en abril

En Jobar las escenas de ataques con gas fueron puntuales en abril. No fue una difusión masiva sobre kilómetros, sino un empleo ocasional y localizado por parte de las fuerzas gubernamentales, dirigido a los puntos de contacto más duros con un enemigo rebelde muy cercano.

En el sector Bahra 1, los hombres de Abu Djihad sufrieron el primer ataque de esta naturaleza la noche del jueves 11 de abril. A todos les cogió desprevenidos. Habían escuchado hablar de gases utilizados en otros frentes, en otras regiones de Siria (sobre todo, en Homs y en la región de Alepo), pero ¿qué hacer ahora que se tenían que enfrentar a este fenómeno? ¿Cómo protegerse sin abandonar las posiciones y regalar una victoria fácil al enemigo? Algunos hombres fueron evacuados, otros se quedaron paralizados. Pero no se abandonó la posición. Se ordenó a los soldados que consigan pañuelos mojados para protegerse la cara.

Entre la multitud se distribuyó un puñado de máscaras antigas, destinadas sobre todo a los hombre que tenían posiciones fijas, allí donde una simple pared marca a veces el límite del territorio rebelde. Otros se contentaron con la protección insignificante de máscaras quirúrgicas.

En la parte norte de Jobar, contra la que se dirigió un ataque similar, el general Abu Mohammad Al-Kurdi, comandante de cinco brigadas, afirma que sus hombres han visto a militares del Gobierno abandonar sus posiciones momentos antes de que aparecieran hombres vistiendo trajes de protección química, los cuales supuestamente colocaron en el suelo una especie de bombas pequeñas, parecidas a minas, que empezaron a emitir un producto químico en la atmósfera.

Denuncian violaciones a los derechos humanos

La alta comisaria de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció ayer que la guerra civil en Siria está siendo financiada desde afuera por actores externos y denunció las violaciones a los derechos humanos a 26 meses de iniciado el conflicto. La funcionaria inauguró ayer una nueva sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, donde remarcó que el conflicto está adquiriendo un carácter sectario y lamentó que la guerra esté siendo alimentada por actores externos, en relación con la financiación que desde el exterior llega a los grupos armados opositores al Gobierno. Asimismo, criticó el apoyo político que el gobierno del presidente Bashar al Assad recibe de algunos países aliados.

Estados Unidos, Turquía y Qatar pidieron el lunes al Consejo de Derechos Humanos que sostenga un debate urgente sobre la guerra en Siria, lo cual podría incrementar la presión internacional.

El embajador sirio Faysal Khabbaz Hamoui dijo que la petición viola el principio de imparcialidad porque procede de naciones que respaldan a los insurgentes.

El presidente de la Comisión, Remigiusz Henczel, dijo que el organismo decidirá hoy si convoca a un debate para mañana.

Por su parte, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, aseguró ayer que existen sospechas “cada vez más fuertes del uso localizado de armas químicas” en Siria.

Fabius señaló que París está tratando de verificar esas informaciones de la forma más precisa y está consultando con sus socios.

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