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El ?Ñato? Galli se fue, pero nos dejó su impronta

Lunes, 27 de mayo de 2013 20:39

Escribir un perfil del ingeniero Roberto “Ñato” Galli resulta muy difícil, no sólo por su amplia trayectoria de hombre público, sino fundamentalmente por su participación en el sector privado, donde supo cumplir un rol primordial en el fortalecimiento y concreción de proyectos empresariales.

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Escribir un perfil del ingeniero Roberto “Ñato” Galli resulta muy difícil, no sólo por su amplia trayectoria de hombre público, sino fundamentalmente por su participación en el sector privado, donde supo cumplir un rol primordial en el fortalecimiento y concreción de proyectos empresariales.

Pero si existió un campo donde su visión logró los mejores efectos, fue en la consolidación de su familia. Paternalista y bonachón, con una figura carismática, la principal arma del “Ñato” era su sonrisa cálida y afectuosa. Seguramente hoy esa figura tendrá la permanencia entre sus hijos y nietos.

Pero también hizo lo propio en el plano de la amistad, porque siempre compartió con sus amigos y mostró una gran predisposición para la ayuda franca, solidaria y desinteresada.

Siempre fue sensible y afectuoso, pero fundamentalmente era un contemporizador nato. A cada iniciativa, él le veía su génesis y desarrollo.

Desde su comienzo tuvo una especial visión para los emprendimientos, de tal manera que cuando fue presidente de COPAIPA (Consejo Profesional de Agrimensores, Arquitectos, Ingenieros y Profesiones Afines), en 1967 se adquirió la sede actual ubicada en General Gemes 529. Posteriormente siguió transitando en otras actividades, mostrando una inquietud y una entrega hacia el trabajo, que nunca encontraba descanso.

En su época juvenil se destacó como futbolista, llegando a integrar el primer equipo de Central Norte en la década del 40, junto a sus hermanos Ricardo y Piripichi Galli. Identificado con los colores azabaches no dudó en acompañar la gestión de Roberto Romero como presidente de la institución. Fue su compañero, camarada y amigo incondicional.

Asimismo brindó su total respaldo a la creación del Ateneo Cultural y Deportivo de El Tribuno y la organización de los campeonatos escuela de fútbol y del boxeo barrial.

Fue un gran administrador y un valioso hombre para la familia de diario El Tribuno.

En el campo político su figura tampoco permaneció indiferente. Ocupó el cargo de intendente municipal, director y luego presidente del Banco Provincial de Salta y aún se recuerda su gestión y desempeñó al frente del Instituto Provincial del Seguro.

No fue un empresario más: marcó rumbos y muchas de las cosas que concretó fueron trascendentes para Salta.

Ultimamente se había volcado a su otra pasión, el mundo de las letras y con mucho romanticismo escribió varios textos sobre la rosa, una flor que lo enternecía. En muchos aspectos fue un lírico y se conmovía cada vez que hablaba de su familia y se mostraba orgulloso de sus hijos.

El “Ñato” partió para siempre, pero dejó un sello y una impronta que siempre estará presente entre sus familiares y amigos. Ahora se lo recordará por su figura inquieta, activa y pasional, capaz de destronar la frialdad y la indiferencia con la calidez de una simple sonrisa.

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