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Fotos y versos del gaucho en moto

Lunes, 27 de mayo de 2013 23:27

Las radios porteñas no dejaron pasar por alto algunas presencias en el eufórico palco de la “década ganada”, el sábado por la noche, en Plaza de Mayo. Entre ellas, las de Juan Manuel Urtubey y Gildo Insfrán, muy cerca uno de otro. Y les llamó la atención porque esos periodistas lo ven a Juan bastante más lejos de Cristina de lo que muestra la foto.

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Las radios porteñas no dejaron pasar por alto algunas presencias en el eufórico palco de la “década ganada”, el sábado por la noche, en Plaza de Mayo. Entre ellas, las de Juan Manuel Urtubey y Gildo Insfrán, muy cerca uno de otro. Y les llamó la atención porque esos periodistas lo ven a Juan bastante más lejos de Cristina de lo que muestra la foto.

Es que le creen lo que dice cuando habla “sin filtro”. No lo conocen, eso es lo que pasa. Y lo de Insfrán les hace ruido porque, últimamente, al eternizado gobernador formoseño se lo asocia con la represión a los qom.

Juan es distinto. El se hizo famoso cuando primero reemplazó la palabra “desnutrición” -que suena a responsabilidad política- por “deshidratación”, que puede parecer una fatalidad; luego, cuando se dio cuenta de que nadie le creía, atribuyó la desnutrición infantil en el chaco salteño a “un problema cultural”. Todos los indigenistas del mundo tronaron contra él; entonces sugirió a su ministro de Salud que pensara alguna política preventiva.

Es bueno aprender. Lo hacen los humildes.

Encima, en el chaco salteño nació Jorge Rojas, que es un buen compañero para la foto -seguramente, mejor que Insfrán-. Si pudiera, Juan lo pondría ya en la boleta, porque Rodolfo no levanta ni siquiera yendo a todos los festivales. Cada voto que saque Rodolfo será el más caro de la historia de Salta y, encima, no se sabe si entra al Senado de la Nación.

Pero, aunque Jorge Rojas no sea candidato, el gobernador busca reivindicarse ante los chaqueños con buenas artes: promete “poner de pie a Santa Victoria”.

Loable iniciativa. El primer paso en esa dirección sería dejar sin efecto la reglamentación del “ordenamiento territorial” que frenó el desarrollo agropecuario del chaco salteño.

Pero no. El primer paso fue ir a robarles cámara al ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, y al rector de la UNSa, Víctor Claros, cuando inauguraron la escuela de Enfermería en la que la Provincia no tiene arte ni parte.

Y el otro paso, celebrar el 25 de mayo en ese alejado pueblo. ¿Para qué ir a Orán, que está un poco complicado? ­De ningún modo! Si hay problemas, peligro de repudios o mal humor, no va Juan y, mucho menos, el Tolo. Lo único que falta que encima lo asocien con catástrofes. ­No, señor! La construcción de un candidato es tarea de orfebres. La imagen debe ser cuidada -de ahí, el fotoshop del afiche famoso - y el postulante debe artillar su encanto con escenarios que sólo reflejen felicidad y optimismo.

Si pudieran, al Tolo le organizarían la campaña en Disneyworld. Como no se puede, lo mandan a recitales -o a repartir netbooks-, porque en cualquier otro lugar quedaría pegado con motochorros, narcotráfico, desempleo, sequía, bagalleros.... (Bueno, hay que desmentir que el residente de Puerto Madero tenga algo que ver con las ventas de esas netbooks).

Juan fue a Santa Victoria vestido como gaucho, aunque le falten arañazos al guardamonte. Así nadie puede seguir diciendo que es un “motoquero de alta cilindrada” que solo se baja de las dos ruedas para irse a ver a River en el avión sanitario. No señor; él sería un “gaucho en moto”.

Dicen que le resulta más sentador aparecer al lado de Lucio y Jorge Rojas que de Gildo Insfrán.

Juan no es gaucho, pero se siente un salteño (urbano).

Tan salteño que, cuando se compara con otros gobernadores, no la va con chiquitas. Sí; en esos momentos, deja de lado la humildad. El se referencia con Martín Miguel de Güemes, a quien trata de emular viajando por cerros y montes en la BMW seguido por los gauchos del Grand Bourg.

Su única afinidad constatada con el Héroe Gaucho es un supuesto descendiente del prócer que merodea el Grand Bourg desde 2007.

También se compara con Joaquín Castellanos, radical y poeta; claro, para la banda de alta cilindrada, poeta y versero son lo mismo.

Juan Manuel es versero, pero ocurrente. El otro día, el Instituto Provincial de la Vivienda informó - y parecía en serio- que “Salta fue reconocida a nivel nacional por su trayectoria en la construcción de viviendas destinadas a los pueblos originarios”. Esto habría sucedido en un encuentro realizado en Chos Malal, Neuquén, aunque el parte no dice quiénes son los antropólogos y arquitectos que distinguieron a Salta. De todos modos, afirma un conocedor de aquellos pagos, si alguien los felicitó, es porque les llevaron fotos de Lomas de Medeiros en lugar de las casillas destartaladas de madera de El Cañaveral, cerca de Santa Victoria.

Versero, pero no sonso. Juan Manuel les prohibió a los ministros que hablen sobre los vuelos oficiales para ir a ver a River. Por algo no quiere profundizar en el tema. Ayer, Carlos Parodi no pudo eludir la pregunta. “Hay cinco casos donde no coinciden los viajes con los partidos, y el resto es casualidad”, dijo el jefe de los Golden Boy U. Punto final.

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