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Hoy se cumplen 8 años del fallecimiento de Nico Vuyovich

Miércoles, 08 de mayo de 2013 12:27

“Vuyovich impuso su nombre en boca de todos sobre la base del talento. En el mejor lugar y ante una multitud, El Nico dio cátedra. Como para no dejar desairado al experimentado preparador al que hace tiempo asombró”, decía una de las crónicas de la época en alusión al gran triunfo conseguido por el salteño Nicolás Vuyovich (21 años) en su quinta carrera en el TC 2000 desarrollada en el mítico autódromo porteño Oscar Alfredo Gálvez ante 50.000 personas.
Ese preparador al que menciona la crónica había señalado en algún momento, desde algún lugar: “Yo conocí muchos pilotos muy buenos y que lograron una trayectoria importante, con pergaminos internacionales incluidos. Pero este chico Vuyovich es un fuera de serie. Es uno de esos talentos que nacen de vez en cuando en el mundo”.
Años más tarde, el fenómeno salteño conseguía una nueva victoria con el Team Toyota en el circuito de San Juan, un 8 de mayo de 2005. Jornada que pasó de la algarabía por el triunfo a una profunda tristeza por la tragedia aérea que se llevó para siempre a Nico. Salta, el país y el mundo perdía a un gran piloto, su familia, compañeros y amigos a una mejor persona.
A sus 24 años de edad se había metido entre los grandes del automovilismo nacional. Oriundo de San Ramón de la Nueva Orán, el salteño tenía un talento innato a la hora de subirse a una de esas máquinas con las que sabía deleitar a propios y extraños. Era uno de los animadores más queridos de la competencia. Su humildad contrastaba a veces con su enorme carisma.
Desde sus primeros pasos en el universo tuerca ya descollaba entre los kartings. Fue campeón del noroeste argentino en los años 92 y 93, luego siguió brillando en el Turismo Pista de Salta (1999) para pasar después a la conquista del ámbito nacional en el Turismo Nacional Clase 2 (2000), donde logró el título, ratificando sus condiciones dos años más tarde en el Turismo Competición 2000. Año en que se quedó con el torneo del Turismo Nacional Clase 3.
Hoy, tras el paso del tiempo, a Nico se lo sigue recordando por el enorme vacío que dejó en el automovilismo salteño. Un piloto que marcó una etapa gloriosa en el mundo de los fierros que será difícil de olvidar.
 

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“Vuyovich impuso su nombre en boca de todos sobre la base del talento. En el mejor lugar y ante una multitud, El Nico dio cátedra. Como para no dejar desairado al experimentado preparador al que hace tiempo asombró”, decía una de las crónicas de la época en alusión al gran triunfo conseguido por el salteño Nicolás Vuyovich (21 años) en su quinta carrera en el TC 2000 desarrollada en el mítico autódromo porteño Oscar Alfredo Gálvez ante 50.000 personas.
Ese preparador al que menciona la crónica había señalado en algún momento, desde algún lugar: “Yo conocí muchos pilotos muy buenos y que lograron una trayectoria importante, con pergaminos internacionales incluidos. Pero este chico Vuyovich es un fuera de serie. Es uno de esos talentos que nacen de vez en cuando en el mundo”.
Años más tarde, el fenómeno salteño conseguía una nueva victoria con el Team Toyota en el circuito de San Juan, un 8 de mayo de 2005. Jornada que pasó de la algarabía por el triunfo a una profunda tristeza por la tragedia aérea que se llevó para siempre a Nico. Salta, el país y el mundo perdía a un gran piloto, su familia, compañeros y amigos a una mejor persona.
A sus 24 años de edad se había metido entre los grandes del automovilismo nacional. Oriundo de San Ramón de la Nueva Orán, el salteño tenía un talento innato a la hora de subirse a una de esas máquinas con las que sabía deleitar a propios y extraños. Era uno de los animadores más queridos de la competencia. Su humildad contrastaba a veces con su enorme carisma.
Desde sus primeros pasos en el universo tuerca ya descollaba entre los kartings. Fue campeón del noroeste argentino en los años 92 y 93, luego siguió brillando en el Turismo Pista de Salta (1999) para pasar después a la conquista del ámbito nacional en el Turismo Nacional Clase 2 (2000), donde logró el título, ratificando sus condiciones dos años más tarde en el Turismo Competición 2000. Año en que se quedó con el torneo del Turismo Nacional Clase 3.
Hoy, tras el paso del tiempo, a Nico se lo sigue recordando por el enorme vacío que dejó en el automovilismo salteño. Un piloto que marcó una etapa gloriosa en el mundo de los fierros que será difícil de olvidar.
 

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