El fútbol de Colonia Santa Rosa mostró un gran crecimiento en los últimos años. En 2001, este pueblo solamente contaba con un equipo en la Liga del Bermejo: Ferro. Pero, desde entonces, otros le siguieron los pasos y se sumaron tres clubes más: primero fue Roby Manero, La Misión (club aborigen) y ahora se incorporará el Club Jesuitas.
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El fútbol de Colonia Santa Rosa mostró un gran crecimiento en los últimos años. En 2001, este pueblo solamente contaba con un equipo en la Liga del Bermejo: Ferro. Pero, desde entonces, otros le siguieron los pasos y se sumaron tres clubes más: primero fue Roby Manero, La Misión (club aborigen) y ahora se incorporará el Club Jesuitas.
El pasar de un fútbol barrial a la Liga del Bermejo no es nada fácil, sobre todo por la suma económica que se necesita para incorporarse y por las erogaciones de cada fin de semana. Sin embargo, en Colonia Santa Rosa reúnen esfuerzos y se animan.
El presidente del nuevo club norteño, Nelson Villalba, explicó: “Nosotros jugábamos en los campeonatos de barrio y salimos doce veces campeones, y nos decidimos por sumarnos a la Liga porque ya no había muchos equipos en el torneo y otros clubes con los que jugábamos ya se habían ido a la Liga (Roby Manero y La Misión)”. Los Jesuitas entrenan en la canchita del barrio y tocaron puertas por todos lados para conseguir indumentaria y para reunir el dinero necesario para ingresar a la Liga. “El almacén del barrio nos colaboró con las camisetas que usamos, la panadería aportó dinero, la distribuidora de gaseosas también nos dio un juego de camisetas y nosotros vendemos empanadas y rifas”, explicó Villalba. Este club cuenta solo con promesas por parte del Gobierno, que todavía no se hicieron realidad. “Nos habían prometido elementos para entrenar y botines, pero no nos dieron nada aún, así que seguimos trabajando por nuestra cuenta. El barrio nos apoya y el último partido llevamos 250 personas”, finalizó con orgullo el titular del club.
La contracara en el interior
Mientras en la Colonia Santa Rosa los clubes se suman al fútbol del Consejo Federal, otros clubes desaparecen o van camino a hacerlo, tocados por la dura realidad económica y, en algunos casos, por la falta de acción por parte de dirigentes que solo esperan que la ayuda llegue “servida en bandeja”.
A modo de ejemplo, el club San Agustín, de la Liga del Valle de Lerma, solicitó el año pasado licencia para no jugar, la cual fue concedida por parte de la comisión. Y este año tampoco se presentará a jugar. Su continuidad en la entidad liguista ahora está en manos del Consejo Federal.
Otros casos se pueden mencionar en la Liga Anteña, donde siete instituciones solicitaron licencia para no competir durante este año. Diferentes realidades económicas con las que marcan a fuego al fútbol del interior.