“Al principio, los desfiles gauchos se hacían en fiestas patronales, pues eran guerreros que, como tales, a la Patria y a Dios ofrendaban la vida. Son estas agrupaciones las iniciadoras de todos los fortines que honran al General Gemes, tanto del interior provincial como de la Capital”, cuenta Carlos Pereyra Rozas.
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“Al principio, los desfiles gauchos se hacían en fiestas patronales, pues eran guerreros que, como tales, a la Patria y a Dios ofrendaban la vida. Son estas agrupaciones las iniciadoras de todos los fortines que honran al General Gemes, tanto del interior provincial como de la Capital”, cuenta Carlos Pereyra Rozas.
En un texto transcripto del diario Nueva Epoca, publicado el 1 de junio de 1934 dice, bajo el título “Los gauchos”: “Una vez más los cascos de los corceles gauchos resonaron en las calles y en el cerro de nuestra Salta valerosa, llenando los espíritus de un bien merecido orgullo al ver que aún permanece intacta -y quiera Dios que siempre dure- esa única y especialísima legión de valientes y esforzados criollos. Ayer, rindiendo homenaje a la causa de la emancipación de la patria; hoy rindiendo culto al Rey de reyes; y mañana, y siempre, agrupados alrededor de los más nobles y altos ideales, para darles mayor brillo con su turbulento y sano júbilo; para difundirlos con la velocidad de sus caballos; para sostenerlos con la firmeza de sus músculos de acero y, para defenderlo con sus vidas... Desde la mañana se notaba ya una gran afluencia de gauchos que se habían dado cita de honor y llegaban de apartadas regiones, hasta que, cerca de medio día, pasearon por nuestras calles luciendo la gallardía de sus figuras epopéyicas, mandados por un criollo de pura ley, en la alta acepción de la palabra: Gustavo Marrupe (h), portador del lábaro pontificio y escoltado por dos apuestos jinetes que llevaban sendos emblemas patrios: dijérases, viendo el cuadro, que de pronto vibraría en sus labios el grito "Por Dios y la Patria" con que nuestros heroicos ejércitos supieron imponer la independencia de Sud América. Nos hacemos un deber destacar el hermoso ejemplo dado por el R. P. Tisken, misionero redentorista, uno de los organizadores que con Marrupe y Cesar Pereyra Rozas, han constituido el alma y el nervio de esta organización, quien, con el Divino Crucificado en el pecho, y jinete de un brioso caballo, ha formado con los nuestros llevando a la practica la frase del evangelio que suprime clases y borra distancias: Todos sois hijos de mi Padre”.