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El cuarto bombardeo a la ciudad de Buenos Aires

Domingo, 16 de junio de 2013 12:02

Hoy se cumple el 58§ aniversario del bombardeo a Plaza de Mayo. Por entonces, los argentinos estaban sumergidos en un clima de grandes tensiones. En ese clima fue que el 11 de junio ocurrió algo grave.

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Hoy se cumple el 58§ aniversario del bombardeo a Plaza de Mayo. Por entonces, los argentinos estaban sumergidos en un clima de grandes tensiones. En ese clima fue que el 11 de junio ocurrió algo grave.

La oposición, luego de concentrarse en Plaza de Mayo, marchó a la plaza del Congreso por Avenida de Mayo dañando las placas recordatorias de Eva Perón que encontró en su camino. Ya frente al mástil del Congreso, los manifestantes arriaron la bandera argentina e izaron la del Vaticano.

Más tarde, la Policía Federal denunció a esos manifestantes diciendo que habían quemado la bandera nacional arriada.

Al día siguiente, los diarios de Buenos Aires mostraron fotos de Perón observando los restos quemados.

Hoy, a casi 60 años de esos lamentables acontecimientos, es posible afirmar que la quema de la bandera fue obra de un irresponsable que buscó profundizar el conflicto echando más leña al fuego. Curiosamente, ese mismo principio se volvió a usar en los años '70: “Cuanto peor, mejor”.

Obvio, la quema de la bandera sumo tensión entre el peronismo, el clero y la oposición. El 13 de junio fueron expulsados del país los monseñores Tato y Novoa, notables del movimiento clerical que se oponía al Gobierno por la ley del divorcio y a la separación de Iglesia y Estado.

El 14 de junio se organizó el primer acto de desagravio a la bandera en la Plaza del Congreso, donde habló Perón.

Luego se anunció un segundo acto con el mismo fin, a realizarse el 16 de junio en Plaza de Mayo. El ministro de Aeronáutica, brigadier San Martín, dispuso la adhesión de su fuerza con un desfile aéreo que sobrevolaría Plaza de Mayo y la Catedral Metropolitana. Al final hablaría el presidente Perón.

La oportunidad

Quienes complotaban contra el gobierno, entre ellos el contralmirante Toranzo Calderón, consideraron que el 16 de junio era el día ideal para asestar un golpe definitivo a Perón. El plan era sencillo: los aviones navales aprovecharían el desfile aéreo de la aeronáutica para confundirse en vuelo, bombardear la Casa Rosada y el Ministerio de Guerra y tratar de matar a Perón.

Operativo cívico-militar

En ese plan, las tropas del Batallón de Infantería de Marina 4, al mando del vicealmirante Benjamín Gargiulo, avanzarían desde el Puerto de Buenos Aires hasta la Casa Rosada para tomarla. Lo harían con el apoyo de civiles armados ubicados disimuladamente en Plaza de Mayo. Estos civiles tendrían tres misiones: tomar Radio Mitre, la central de Teléfonos del Estado e irradiar una proclama revolucionaria redactada por Miguel Angel Zavala Ortiz.

Y en el transcurso de los hechos, los alzados calculaban que iban a recibir apoyo de otros sectores civiles y militares.

El ataque

El 16 de junio a la mañana, el vicealmirante Gargiulo arengó a sus soldados del Batallón de Infantería de Marina 4. Les pidió que “actuaran por la Patria y por su comandante” y los despachó hacia la Casa Rosada. No bien hicieron unos cuantos pasos los milicos recibieron la orden de recular. Es que los aviones de la Marina de la base de Punta Indio no podían despegar por la niebla, postergándose el operativo hasta que haya mejor visibilidad.

A su vez, la falta de coordinación hizo que la Flota de Mar tampoco pudiera zarpar desde Puerto Belgrano.

Obvio, todos estos movimientos alertaron al Gobierno y a las 8 de la mañana Perón estaba al tanto de todo. Por consejo del ministro de Guerra, general Franklin Lucero, el presidente abandonó la Casa Rosada y se trasladó a la sede de aquel ministerio.

Bombardeo y metralla

Pasado el mediodía, más justamente a las 12.40, una escuadra de treinta y cuatro aviones de la Marina de Guerra que había estado sobrevolando Buenos Aires, inició los bombardeos y metrallas sobre Plaza de Mayo. El sorpresivo ataque hizo que bombas y balas cayeran sobre una población desprevenida e inocente que realizaba sus actividades cotidianas por ser un día hábil. Las primeras víctimas fueron los ocupantes de un trolebús que marchaba repleto de gente. Una bomba cayó de lleno sobre él y mató a todos sus ocupantes.

Como la Base Aérea de Morón, leal al Gobierno, cayó por breve tiempo en manos de los rebeldes, éstos tomaron cuatro Gloster Meteors y continuaron ametrallando Plaza de Mayo hasta las 5.20 de la tarde. Cuando uno de los pilotos agotó sus bombas, soltó el tanque de combustible para usarlo a modo de una bomba de napalm. El recipiente cayó en la playa de estacionamiento de la Casa Rosada incendiando varios automóviles.

Bombas

Se calcula que se arrojaron 13,8 toneladas de bombas y miles de balas 7,62 y 20 mm. Murieron más de 350 personas y más de 700 resultaron heridas.

Además, como los rebeldes no consiguieron bombas de alto poder, echaron mano a las de fragmentación de 50 kilos de trotil, causando cientos de víctimas y grandes daños.

Bombardeos históricos

El bombardeo del 16 de junio de 1955 fue el cuarto que soportó Buenos Aires.

Primero fue en las Invasiones inglesas de 1806 y 1807; el segundo en el Combate de Los Pozos de 1826, y el tercero, en la Revolución del Parque de 1890.

Víctimas salteñas

Ese día en Plaza de Mayo murieron tras salteños: las maestras Pilar Isabel Amezua y Sara Bun Castellani, y el granadero de Metán, Mario Benito Díaz.

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