Gabriel Alperovich, uno de los hijos del gobernador de Tucumán, quedó en el centro de un caso que conmocionó a esa provincia en 2006 cuando Paulina Lebbos fue encontrada muerta. Luego de una búsqueda de dos semanas, el cuerpo de la joven fue encontrado en la localidad de Tapia y desde entonces se sindicó a los “hijos del poder”, entre ellos a él, como los responsables de su muerte.
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Gabriel Alperovich, uno de los hijos del gobernador de Tucumán, quedó en el centro de un caso que conmocionó a esa provincia en 2006 cuando Paulina Lebbos fue encontrada muerta. Luego de una búsqueda de dos semanas, el cuerpo de la joven fue encontrado en la localidad de Tapia y desde entonces se sindicó a los “hijos del poder”, entre ellos a él, como los responsables de su muerte.
Alberto Lebbos, el padre de la chica, también vincula a Sergio Kaleñuk, hijo del secretario privado del mandatario de esa provincia. El hombre acusó al gobernador de “proteger” a los asesinos y encubridores del crimen y cuestionó su “grado de miserabilidad” por tomar esa “decisión política”. El mandatario vinculó la denuncia a la campaña electoral (ver recuadro).
“Yo no busco premios, plata ni nada, solo busco justicia para Paulina”, dijo Lebbos, tras reclamar nuevamente una audiencia con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien quiere decirle que en Tucumán “reina la impunidad”.
El fiscal del caso, Diego López Ávila, recibió el lunes la declaración de Lebbos y ordenó la detención de un barrabrava de fútbol de apellido Olivera. El sospechoso es conocido como “El Gordo” y estaría vinculado con el intento de hacer desaparecer el cuerpo de la chica.
Una de las hipótesis que maneja la Justicia es que la joven habría muerto durante una fiesta en la que participaron jóvenes hijos de funcionarios, en la zona del dique El Cadillal o en la serranía de Raco. Lebbos acusó “a los hijos del poder” como supuestos autores del crimen.
“Denuncié en todas partes, hasta en la Presidencia esta situación”, recordó Lebbos. “A todos los cómplices del asesinato de mi hija él (por Alperovich) les está pagando sueldo del Estado”, dijo Lebbos, en alusión a funcionarios y policías que siguen en sus puestos pese a que fueron acusados de entorpecer la investigación. La denuncia que hizo pública Lebbos, exfuncionario de Alperovich, causó alboroto en la provincia y generó la reapertura de la investigación del crimen ocurrido en febrero de 2006.
Ante la Justicia se presentó una filmación en cámara oculta que “es contundente respecto del testimonio de la participación” de los acusados.
El padre de la joven insistió que “la investigación inicial está totalmente plagada de delitos para desviar que se sepa la verdad” y volvió sobre la necesidad de que la Presidenta lo reciba. “Hasta hoy le seguimos reclamando a Alperovich que diga el nombre del asesino de Paulina, pero lo está encubriendo”, finalizó.
“Están usando la muerte de Paulina”
El gobernador de Tucumán, José Alperovich, y su esposa y senadora nacional, Beatriz Rojkés, rechazaron que uno de sus hijos esté vinculado con el crimen de la joven Paulina Lebbos. Coincidieron en que están “ensuciando” al joven por su actividad política.
Gabriel Alperovich y Sergio Kaleñuk se pusieron ayer a disposición de la Justicia, luego de que ayer fueran acusados por Alberto Lebbos como presuntos autores del asesinato de la joven. “Están usando la muerte de Paulina Lebbos para hacer política, han superado todos los límites”, manifestó el gobernador, tras lo cual vinculó la denuncia contra su hijo con el desarrollo de la campaña electoral por las legislativas de octubre.
Se preguntó el mandatario: “¿Cómo puede entenderse que después de siete años de investigación y en cuatro meses de una campaña aparece involucrado mi hijo? ¿Hasta dónde uno tiene que soportar este tipo de cosas?”.
Rojkés sostuvo que “si quisieron hacerle daño a mi familia, lo lograron, porque me dañaron a mí, a mis hijos, a mis nietos, a nuestros padres”.
Paulina estudiaba comunicaciones sociales en la Universidad Nacional de Tucumán y fue vista por última vez el 26 de febrero de 2006 en una zona de bares de las afueras de la capital, donde había festejado con amigas el resultado de un examen, tras lo cual se fue en un taxi no identificado.