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Carta de una amiga de la familia Trogliero

Jueves, 27 de junio de 2013 21:17

Una amiga de la familia Trogliero, la señora Estela Vázquez, envió hoy al portal QuePasaSalta una emotiva carta en la que reflexiona sobre el después del asesinato del joven en el barrio El Huaico.

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Una amiga de la familia Trogliero, la señora Estela Vázquez, envió hoy al portal QuePasaSalta una emotiva carta en la que reflexiona sobre el después del asesinato del joven en el barrio El Huaico.

Con el título "¿Cuántas veces se mata a una misma persona?" centra el debate en el rol de los medios, de la justicia y de los salteños en general. Según hizo saber el portal de noticias, la familia Trogliero comparte todo lo expresado en la carta.

A continuación, su transcripción: 

La indignación me crece desde adentro. ¿Cuál es la perversa relación entre los medios de comunicación y del poder judicial en esta sociedad? ¿Por qué los “periodistas”, o más bien, los que trabajan en los medios y se consideran periodistas, se vuelven improvisados administradores de una supuesta justicia? ¿El más ramplón sentido común manipula una supuesta opinión pública? ¿Cuáles son los intereses que movilizan los operadores del sentido común que peligrosamente disponen de un micrófono que les permite meterse en los hogares?
Ya sabemos que los medios ganan dinero con el morbo de la gente. Pero esto va más allá, el dinero y el poder de relaciones aceitadas por el poder justamente, deviene en una supuesta administración de justicia mediática que impone absurdos contrasentidos como la verdad más fiel.
Debo decir que el caso de Javier en Salta, que sigo por amistad, cariño, interés y deseo de que se haga justicia para un ser humano que conozco y quiero desde que estaba en el vientre de su madre, se encabalga en los medios con el de esa niña de 16 años brutalmente asesinada también, y vuelta mil veces a asesinar por el perverso tratamiento mediático. ¿Qué sociedad es esta en donde alguien va a una fiesta de “amigos” armado?, donde una movilera le pregunta al cómplice que sale de la cárcel si le preocupa el “amigo” que queda adentro -por asesino confeso- ya que “sabe que los tres se contenían adentro”, ¿esto significa pensar que el sentido común movilero propone que el próximo paso es la liberación del asesino confeso?, donde se impone como un festival impúdico la idea de que los dos que salen están tristes por la muerte de Javier y dolidos porque el “amigo” queda preso. Es acaso posible pensar que la amistad es algo tan terrible que siga uniendo en la preocupación de “amigos” el dolor por la muerte de uno y el dolor por la prisión del otro. ¿Puedo sentir dolor por la prisión del asesino de mi amigo? Y en caso de que así sea, ya que los humanos somos complejos, ¿eso significa que todos seguimos siendo amigos con un muerto apuñalado, desangrado y abandonado por los “amigos”?
Viendo las noticias de la liberación de los dos “amigos” tenía la sensación de que el mensaje que se imponía desde la noticia era: todos somos amigos, todos somos buenos, todos estamos apenados. Todos por igual víctima y victimarios. ¿Por qué tiene pase directo a mi casa y la de muchos otros una mujer que pregunta si le hicieron una pericia psiquiátrica a Javier después de muerto? ¿Qué insinúa/dice con esa pregunta? ¿No sería más útil que preguntara si se la hicieron al “amigo” que lleva una colección de armas a una “fiesta de amigos” y además, -un detalle- está vivo? Instalar rápidamente la afirmación de que nadie esconde un arma en su casa con intención de hacerlo ¿es ético? ¿Será que los “periodistas” por alguna razón saben si el que esconde tuvo la posibilidad de hacerlo en otro lado? ¿Cuál es la amenaza del testigo que debe hablar por boca de una supuesta periodista? ¿Cuáles son los poderes omnímodos de la familia de la víctima como para que tengan miedo? ¿Alguien puede creer eso? Hay un perverso deslizamiento de la sospecha hacia la víctima y su familia. Es lo que más me indigna.
Hace mucho tiempo que sé que en los medios de comunicación lo razonable no existe. En los medios la suma de 1+1 puede tener cualquier resultado, hoy puede ser dos, la semana que viene cero y en un año 254, ninguno de los resultados merece explicación, en los medios todo vale. Pero vuelvo a la pregunta primera, ¿cuánto, cómo y hasta dónde condiciona un proceso judicial? Y pregunto de nuevo ¿cuántas veces es hoy posible matar a Javier? Y me respondo, infinitas, todas las veces que cae en boca de “periodistas”, “letrados”, “defensores”, “amigos”.
Me queda para este final amargo una mención para otros improvisados “periodistas”, aquellos que “cuelgan comentarios” a las noticias del crimen, desde la impunidad del anonimato que le permiten los medios que abren estos espacios. Colaboradores del asesinato propinan puñaladas al cuerpo ya muerto de Javier, apuñalan con sus banalidades, con sus prejuicios, con sus ligerezas, lejanas a la empatía y a la compasión por el dolor de la familia y de los reales amigos. Pero no sólo apuñalan de nuevo a Javier, sino también a la más elemental sensibilidad humana frente al dolor.
Realmente espero que se haga justicia verdadera, ello me permitirá seguir pensando que un mundo mejor es posible.


Estela Vázquez
 

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