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Ricardo Runza: ?Hay incumplimiento de deberes por los radares?

Sabado, 29 de junio de 2013 22:40

“Los 10 años sin radares hablan de incumplimiento de los deberes de un funcionario público”, dijo el experto en Defensa, Ricardo Runza, consultado por El Tribuno, al referirse a la situación de la frontera salteña con Bolivia, uno de los principales productores de cocaína del mundo y puerta de entrada de esa droga a la Argentina. “El sistema de seguridad nacional es propio de un Estado fallido, que son aquellos que no pueden cumplir con las funciones que deberían cumplir un Estado en determinada materia. El Estado está ausente en el control de fronteras, aduana, migraciones y del despliegue militar-policial que se requiere por tierra y aire. Hoy, la Argentina presenta un cuadro de control de frontera similar al de cualquier país sub-

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“Los 10 años sin radares hablan de incumplimiento de los deberes de un funcionario público”, dijo el experto en Defensa, Ricardo Runza, consultado por El Tribuno, al referirse a la situación de la frontera salteña con Bolivia, uno de los principales productores de cocaína del mundo y puerta de entrada de esa droga a la Argentina. “El sistema de seguridad nacional es propio de un Estado fallido, que son aquellos que no pueden cumplir con las funciones que deberían cumplir un Estado en determinada materia. El Estado está ausente en el control de fronteras, aduana, migraciones y del despliegue militar-policial que se requiere por tierra y aire. Hoy, la Argentina presenta un cuadro de control de frontera similar al de cualquier país sub-

desarrollado de Africa occidental”, agregó el experto, en el marco del último informe de la ONU que señala al país como pieza clave del narcotráfico internacional, que cuenta con sus puertos para abastecer a las grandes capitales del mundo entero.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) anunció esta semana en Viena, Austria, que el país es el tercer puerto proveedor mundial de cocaína, detrás de Brasil y Colombia, según el Informe Mundial sobre las Drogas 2013. Esto tiene una seria implicancia para Salta, ya que limita con uno de los tres principales productores mundiales de cocaína y por sus fronteras ingresa el 90% de esa droga que luego llega a puertos, aeropuertos y encomiendas por todo el territorio argentino para distribuirse por las capitales de todo el planeta. El informe tuvo en cuenta la información de los embarques confiscados en países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 2001 a 2012.

A muchos no les sorprende la información, sobre todo a los lectores de El Tribuno, que ya se informaron de los colapsadas oficinas de la Justicia federal; los asesinatos de sicarios; la mudanza de Gendarmería al Gran Buenos Aires y desde Salvador Mazza hasta Aguaray; de los controles inexistentes en las fronteras; de la aparición de redes colombianas asociadas al narcotráfico y de los insólitos 10 años sin radares que lleva el límite con Bolivia. Según la DEA, la Agencia Antidrogas estadounidense, solo en 2010, pasaron por la Argentina 70 toneladas de cocaína, que puestas en Europa equivalen a 3.500 millones de dólares.

Gendarmería Nacional es la principal fuerza de seguridad encargada de combatir el narcotráfico en rutas y fronteras, para lo cual el Estado erogó en 2013 la suma de $10.700 millones, junto con Prefectura y Policía Federal, estos últimos dos casi invisibles en Salta. Curiosamente, a pesar de la magnitud del presupuesto, para el Instituto para el Desarrollo Social Argentino resultó un ajuste encubierto. Con este marco es difícil explicar que todo se haya tratado de una casualidad. La suma de carencias estructurales que le quitan al Estado capacidad de reaccionar, frente a la evidencia que pone al país jugando un papel fundamental en la estructural del narcotráfico internacional, no se hizo de un día para el otro. Los responsables de dejar a la Argentina sin radares durante 10 años tienen nombre y son o eran funcionarios públicos.

El testimonio de un experto

Ricardo Runza es ingeniero aeronáutico, master en Dirección de Empresas, magíster en Defensa Nacional, capitán retirado de la Fuerza Aérea Argentina. Sus estudios, por ejemplo, hicieron que el actual presidente de Chile reformulara la política de seguridad de ese vecino país. Desde hace 10 años, más o menos, que está recluido como agricultor en una finca de la provincia de Buenos Aires. Parece entendible, de acuerdo al público nivel de agresividad y venganza que destellan algunos representantes del pueblo argentino, que fustigan por todos sus medios a quienes son críticos de sus acciones, más que de sus ideas.

Es sin dudas uno de los expertos más reconocidos del país en la materia. En ese tiempo de exilio vocacional que tuvo que sufrir, los puertos argentinos se volvieron el tercer proveedor mundial de cocaína.

“Los radares son los fierros que se necesitan para poder operar con eficacia, pero también es lo más fácil de solucionar. El problema serio es la crisis estructural del Estado que es incapaz de dar una reacción efectiva en todas las áreas del tema, desde la Justicia hasta el abandono de las fronteras”, le dijo en exclusivo a El Tribuno.

Hace más de 10 años que la frontera norte espera la instalación de 8 radares 3D, cuya construcción está a cargo de la reconocida empresa argentina Invap. El discurso oficial para no comprar radares militares altamente probados y reconocidos por el cumplimiento de los estándares internacionales, fue que había que desarrollar tecnología propia para no depender de las grandes potencias militares. Pero según afirmó Runza, los radares militares del Invap tienen componentes importados en un 70%. Solo se instaló uno de los ocho radares que prometió el Invap en la provincia de Formosa. Mientras tanto, su ausencia dejó liberado el espacio aéreo de la zona durante una década. “Si los gendarmes están en el Gran Buenos Aires y no en la frontera salteña tenemos un muy serio problema. Significa que el Gobierno nacional ha errado completamente su política y estrategia de seguridad nacional”, remarcó.

Ayer El Tribuno contó el negocio del narcotráfico de la cocaína boliviana está en manos de argentinos. Una compleja estructura delictiva es montada desde la frontera salteña. De cada 50 mil dólares que deja cada kilo de cocaína colocado en Europa, solo 3.500 dólares quedan en manos de los productores bolivianos y 46.500 se reparten entre un entramado circuito de postas dentro del territorio argentino. En Australia, según el informe de la ONU, se registró que se llegaron a pagar 250.000 dólares por cada kilo de cocaína.

“En el caso de América Latina, en cambio, la mayor parte del aumento parece obedecer a efectos de desbordamiento, ya que la cocaína se consigue fácilmente y es relativamente barata a causa de la proximidad de los países productores”, dice el informe. En 2011 la cocaína fue consumida por casi 20.7 millones de personas en todo el mundo. En 2011 unos 315 millones de adultos consumieron alguna droga, lo que representa el 6.9% de la población mundial y 247 mil personas mueren cada año a causa de alguna droga.

En los hechos no hay radares, no hay control efectivo de fronteras, la justicia está inmovilizada por sobre carga de expedientes y falta de herramientas. El Sedronar está vacante desde marzo.

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