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J.V.González exige que le digan la verdad sobre el crimen de Judith

Miércoles, 05 de junio de 2013 15:56

Aunque los tres detenidos por el crimen de la niña Claudia Judith se declararon el miércoles inocentes ante el juez de Instrucción Formal Mario Dilascio, la noticia no cambió ayer el ánimo de los pobladores de Joaquín V. González.

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Aunque los tres detenidos por el crimen de la niña Claudia Judith se declararon el miércoles inocentes ante el juez de Instrucción Formal Mario Dilascio, la noticia no cambió ayer el ánimo de los pobladores de Joaquín V. González.

Una marcha por la verdad y la justicia, silenciosa, pacífica pero teñida de dolor y angustia recorrió igualmente las calles del pueblo. No hubo en ella ira, sino un contenido grito de justicia.

Acordonada por decenas de policías la marcha recorrió la avenida principal de la ciudad y se detuvo frente a un portón de color negro, detrás del cual se pretendió esconder el más espeluznante crimen que recuerde la ciudad cabecera del departamento Anta. Tras ese muro de acero de calle Salta fueron hallados los restos mortales de Claudia Judith.

Cada manifestante escribió en aquella gigante página abierta, tal vez el pensamiento del pueblo, pedidos de justicia y, por supuesto, por la verdad, la absoluta verdad sobre los trágicos hechos acaecidos la tarde del sábado 18, cuyo esclarecimiento aún se encuentra a oscuras.

Allí El Tribuno dialogó con diversos ciudadanos quienes expresaron estar sorprendidos por la edad de los detenidos: Roberto Sixto Soria (84), Ramón Leiva (68) y José Insaurralde (47). También, por la ferocidad y la maldad incomprensibles que el o los asesinos volcaron sobre una pobre niña, que “lamentablemente ayudando a su familia a sobrellevar la falta de trabajo de su padre perdió la vida en una trágica jornada que enlutó el pueblo entero”, dijeron.

Sobre los acusados, nadie se atreve a certificar la acusación. Aparentemente, los tres vivían en la misma casa y, al parecer, los de menos edad no gozaban de estima entre sus vecinos.

Sin embargo, no fue posible localizar ningún testigo que haya visto a los dos mayores, Soria y Leiva, en el velorio realizado ese sábado trágico, que ambos invocaron como coartada. “Queremos creer que hay pruebas contra ellos; al menos eso nos dijeron”, afirmó uno de los presentes.

Otro aseguró: “Aunque se hayan declarado inocentes vamos a esperar para saber si la Justicia les prueba la calamidad que han cometido; sabemos bien quiénes son y estamos en un compás de espera. Ni siquiera hemos intentado tomar represalias contra sus domicilios, a los que la policía custodia hoy noche y día”.

Fabián Palma, el padre de Judith, teme que al menos uno de ellos esté realmente involucrado. “Lo conozco de cuando yo era chico e iba a inflar mi bicicleta a su gomería, nunca le debí nada ni tuve ningún roce con él; no entiendo por qué me hizo esto, si realmente él lo hizo”, dijo.

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