Los derechos de las minorías sexuales avanzan en el mundo. Desde ayer, el matrimonio igualitario es ley en Inglaterra y Gales, luego de que la reina Isabel II firmara la sanción de la iniciativa aprobada en el Parlamento.
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Los derechos de las minorías sexuales avanzan en el mundo. Desde ayer, el matrimonio igualitario es ley en Inglaterra y Gales, luego de que la reina Isabel II firmara la sanción de la iniciativa aprobada en el Parlamento.
La medida fue anunciada por el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow. “Tengo que notificar a la Cámara que, de conformidad con el Consentimiento Real de 1967, Su Majestad ha dado la sanción real a la ley del matrimonio entre parejas del mismo sexo”, dijo Bercow entre los gritos de alegría de los diputados británicos.
La Cámara de los Comunes dio su visto bueno en mayo y el lunes pasado fue el turno de los Lores.
Los líderes de los principales partidos, incluyendo al primer ministro David Cameron, apoyaron el proyecto, aunque dieron libertad de acción a sus parlamentarios.
La mayor discusión interna se produjo entre los conservadores, donde un importante número de legisladores del ala más tradicional se opuso e intentó demorar la sanción de la norma. También tuvo críticas de la Iglesia anglicana, la más fuerte en el Reino Unido, que en la ley quedó excluida de celebrar bodas entre personas del mismo sexo.
La normativa alcanzará a Inglaterra y Gales y se espera que los primeros casamientos se celebren el año próximo.
La Asamblea Legislativa de Gales votó en abril en contra de legislar sobre el matrimonio igualitario, mientras que el Parlamento escocés, avanza con su propia normativa.
Holanda fue el primer país del mundo en reconocer las bodas entre personas del mismo sexo. Luego lo hicieron Bélgica, España, Noruega, Suecia, Portugal, Islandia, Dinamarca y, recientemente Francia.
Fuera del Viejo Continente, los pioneros fueron Canadá, Sudáfrica y Argentina.
El terrorista “Carlos”, testigo de boda
El terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez, conocido como “Carlos”, quien está condenado a cadena perpetua en Francia, fue ayer testigo de la boda de dos convictos, que celebraron su matrimonio ante el alcalde de Poissy, localidad cercana a París, donde está la cárcel en la que los tres cumplen condena.
Los contrayentes fueron Alfredo Stranieri, un asesino en serie de 56 años, que cumple condena a cadena perpetua por matar a cuatro personas, y Germain Gaiffe, de 45 y condenado a 30 años de prisión por haber matado y descuartizado a un hombre.
El otro testigo fue el humorista Dieudonné, que conoció a los contrayentes cuando participaba en un taller de escritura de canciones organizado en la prisión.