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Condenan a un violador a 17 años de prisión

Martes, 02 de julio de 2013 11:05

La Sala 4 del Tribunal de Juicio condenó ayer a un hombre a diecisiete años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia en contra de su hijastra perpetrado en una humilde vivienda ubicada el paraje La Yesera, a la vera de la ruta nacional 68, camino a Cafayate.

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La Sala 4 del Tribunal de Juicio condenó ayer a un hombre a diecisiete años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia en contra de su hijastra perpetrado en una humilde vivienda ubicada el paraje La Yesera, a la vera de la ruta nacional 68, camino a Cafayate.

Los abusos, según se constató en el transcurso de la investigación judicial, comenzaron hace exactamente 13 años, cuando la denunciante tenía esa edad.

Con 26 años cumplidos y un hijo concebido como producto de las relaciones a las que fuera sometida a fines de 2003, la joven resolvió radicar la denuncia contra su padrastro.

Tomó la decisión una vez que pudo abandonar la vivienda que había compartido con el depravado desde niña.

Para tomar la decisión de denunciarlo fue fundamental el apoyo de su pareja, según lo aseguró en la etapa previa del juicio.

Al dictar la sentencia el tribunal consideró que los hechos juzgados “se encontraban probados con grado de certeza”.

Entre las pruebas que acreditaron los dichos de la denunciante figura la pericia de ADN realizada al hijo de la mujer y al imputado, que confirmó la paternidad del mismo.

Las pericias psicológicas realizadas en el marco de la causa indicaron que “al ser real las vivencias traumáticas padecidas se advirtió la necesidad de un tratamiento terapéutico para su rehabilitación”.

Sobre el agresor, los estudios determinaron que se trata de una persona que ejercía un rol de padre sobredimensionado que colocaba a su víctima en situación de vulnerabilidad, ejerciendo además gran influencia sobre su concubina y el resto de los miembros de la familia.

“Resulta evidente que las condiciones del ámbito de convivencia significaron un campo fértil para la conducta desplegada por el acusado respecto a Valeria, de la que se valió para llevar adelante su conducta impúdica y reprochable”, detalló el Tribunal.

La mujer comenzó a sufrir los primeros abusos de su padrastro cuando tenía 8 años y a los 13 se iniciaron los sometimientos con acceso carnal, siempre bajo amenazas y agresiones físicas. Esta situación se prolongó en el tiempo a pesar que, siendo adolescente, la denunciante le contó a su madre. La mujer no le creyó, aun cuando ya había escuchado la misma acusación por parte de otra hija mayor.

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