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¿Privatizarán el neuropsiquiátrico?

Domingo, 21 de julio de 2013 18:22

“¿Por qué se pueden ver más pacientes psiquiátricos deambulando por las calles de la ciudad de Salta?”; esta es una pregunta recurrente de los lectores de El Tribuno. La respuesta: se están cerrando los hospitales psiquiátricos; al menos, los que dependen del Estado.

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“¿Por qué se pueden ver más pacientes psiquiátricos deambulando por las calles de la ciudad de Salta?”; esta es una pregunta recurrente de los lectores de El Tribuno. La respuesta: se están cerrando los hospitales psiquiátricos; al menos, los que dependen del Estado.

Si “paciente psiquiátrico” es un eufemismo de “loco”, el que le corresponde al cierre de los neuropsiquiátricos es “desmanicomialización”, intríngulis dialéctico para referirse a un nuevo paradigma traído de Europa, pero aplicado bajo las condiciones que impone nuestra realidad.

Se trata de un bien intencionado proyecto de dejar atrás los sistemas represivos y excluyentes que dieron nacimiento al concepto del hospital psiquiátrico que todos conocemos, y buscar integrar al paciente mental a la sociedad mediante un proceso en el que no está exenta una nueva y costosa farmacopea.

Sin embargo las primeras consecuencias de la aplicación de este nuevo paradigma, a simple vista, no son prometedoras: pacientes pidiendo en las calles, denuncias de abandono, falta de espacios intermedios de tratamiento, rechazo social, falta de presupuestos exclusivos destinados a crear los espacios intermedios necesarios, entre otros.

La ley

Reglamentada el pasado mes de mayo, la Ley Nacional de Salud Mental N´ 26.657 ofrece el marco para que las provincias lleven adelante la “desmanicomialización” de sus territorios. Prevé para ello una serie de dispositivos intermedios que exigen erogaciones presupuestarias, también la intervención de organizaciones intermedias, la de los mismos pacientes y sus familias, etc.

Una de las situaciones más alarmantes de esta “desmanicomialización” en Salta, es el avance de otros intereses sobre los predios que sirvieron de asiento a los Hospitales.

Desde el dudoso destino de las más de 400 hectáreas que pertenecieron a la Colonia Psiquiátrica Nicolás Lozano, en el Potrero Linares, hasta el inmenso terreno que el Hospital Miguel Ragone posee en Villa Las Rosas. En este marco, el director del Elenco de Teatro del Hospital Ragone, José Sivila denunció, en diálogo con el El Tribuno, que: “Han privatizado una parte del Hospital Ragone”, abriendo un escenario donde el futuro de la salud mental de la población salteña es harto complejo”.

Sivila hace referencia al Museo Roberto Maehashi, inaugurado en octubre de 1995 como un espacio dentro del mismo neuropsiquiátrico donde contener las expresiones de sus pacientes a través del arte. Esa sala ya no cumple con ese destino.

Así lo asegura José Sivila, que conduce el elenco de internados que en 2014 recorrerá su primer cuarto de siglo de vida.

Cambio de rumbo

Según el terapeuta, una disposición interna autorizó al Hospital a darle otro destino al salón del Museo Roberto Maehashi, para conferencias, fiestas privadas, etc., pero ya no para los pacientes.

Una repentina privatización fue la que sufrió también la excolonia de pacientes psiquiátricos Nicolás Lozano, cuyas más de 400 hectáreas pasaron a manos de la sociedad anónima Salta Forestal, que preside el exdiputado Fredi Petrón, sin que hubiesen existido autorizaciones previas.

Cuando El Tribuno requirió una entrevista para interiorizarse sobre este punto con el gerente general del hospital Miguel Ragone, José Quiroga -un médico cirujano especialista en psiquiatría forense-, su secretaria esquivó la propuesta solicitando previamente la entrega de una lista de preguntas a revisar, argumentando que así evitarían que “se tergiversen las respuestas”.

Sin embargo, consultada la secretaria de Salud Mental de la Provincia, Claudia Román Ru, acerca de esta supuesta privatización parcial, la funcionaria aseguró a este diario desconocer cuál fue la decisión que se tomó desde el Hospital respecto al Museo Roberto Maehashi.

Prejuicios desde adentro

“Un día no nos dejaron entrar al Museo donde ensayamos desde siempre. Cuando pregunté a quién tenía que dirigirme para arreglar la situación, tuve que dar vueltas por varias oficinas para dar con una respuesta. Al final, el contador del Hospital me dijo textualmente que la sala "se había privatizado'”, recordó Sivila.

El profesor contó: “Yo le dije que en realidad esa sala le pertenecía a los pacientes y que no podía hacerse otra cosa; pero para el contador ya era cosa juzgada”.

“Sucede que han arreglado los servicios del lugar con nuevos equipos de sonido y luces y no quieren que los pacientes estén ahí, ante la posibilidad de posibles daños que pudieran provocar. Un prejuicio, porque en tantos años de trabajo, ése es un espacio que les pertenece y nunca lo han destruido”, afirmó.

Sivila indicó que “tener un espacio propio es de gran significación para personas que han perdido su capacidad legal de ser propietarios. Bueno, en lo personal, como docente, para mí significó un esfuerzo de muchos años poder llevar a los pacientes hasta ese punto. Ahora estamos en cero”.

“Actualmente nos juntamos en un patiecito cerrado donde estamos recomenzando”, explica.

José Sivila es un figura nacional respecto al trabajo artístico con pacientes psiquiátricos y por eso es requerido en otras instituciones que necesitan de sus experiencias en el Ragone. Forma parte, junto a otros instructores, de una “escuelita” de oficios interna del Hospital, que depende del Ministerio de Educación y que busca impartir otras alternativos para mejorar la vida de los pacientes.

DOS PERSONAS INTERNADAS CONVERSAN EN EL PATIO DE LA INSTITUCION

Requisitos para el proceso de resocialización

Para cumplir con el mentado proceso de “desmanicomialización”, se indica la necesidad imperiosa de una serie de pasos intermedios donde el paciente recibe un tratamiento integral antes de su re inserción social.

Según Román Ru, para cumplir con ese proceso se están proyectando varios de estos “centros de paso”.

También se tienen pensadas becas de externación para pacientes y tutores; becas provinciales que contemplan 1.000 pesos para las persona que puedan acondicionar sus viviendas destinadas a contener a pacientes sin familia; otra para quienes puedan sostener un taller destinado a que los pacientes aprendan oficios; dispositivos de acompañamiento domiciliario, etc. Román Ru afirma que “este proceso de externación apunta a la creación de nuevos espacios, entre los que tenemos que considerar a los hospitales generales”.

“Cuando mayor apertura logremos de los hospitales generales a este tipo de contención, se va hacer más factible el proceso de externación del paciente psiquiátrico”, señaló la funcionaria.

UN PACIENTE PSIQUIÁTRICO DEAMBULA POR LAS CALLES ADYACENTES AL HOSPITAL.

 La “desmanicomialización”

Según la secretaria de Salud Mental de la Provincia, Claudia Román Ru, el cierre de los manicomios es sólo “una parte de un proceso que nos abre hacia un panorama distinto del concepto que tenemos de "salud mental'”.

Según la psicóloga, se busca dar respuestas a padecimientos mentales no solo con internaciones y encierro, sino “haciendo que toda la sociedad sea partícipe del proceso de reinserción”.

“Todos debemos hacernos cargo de la transformación del sistema sanitario. A nivel mundial este movimiento se generó en Italia hace unos 30 años. Con él se busca trabajar a varios niveles como el educativo, para que se deje de considerar al enfermo mental como una amenaza que debe estar encerrada. Son temas que nacen más del prejuicio social que de una realidad”, dice la profesional.

Para la funcionaria, una de las razones por la cual se ven más pacientes psiquiátricos en las calles, es que “estamos en los inicios de un proceso de transformación integral. Estamos en una transición de muchos años en que funcionó el modelo manicomial y ver a los pacientes en las calles nos sorprende, pero es algo de lo que todos debemos hacernos cargo”, señaló.

Recordó también que “hay pacientes que pueden entrar y salir del neuropsiquiátrico”.

“Hay que pensar que estas personas pueden tener derecho a realizar actividades fuera del manicomio”, advirtió.

Ante la evidencia de que los pacientes psiquiátricos en la calle pasan a formar parte de los indigentes de la ciudad, Román Ru asegura que “no hace falta tener problemas de salud para eso. Hay sectores que deben brindar el apoyo social para que eso se evite. Para que se cumpla el proceso de reinserción social está puesta la voluntad de muchas instituciones que se están sumando al cambio”.

“Para eso la Ley Nacional de Salud Mental prevé el protagonismo de la comunidad a través de instituciones intermedias, aparte del mismo paciente y de sus familiares. En este proceso es fundamental la participación social para que se afiancen en el tiempo los cambios que se propone. Es una transformación que no se puede llevar a cabo de un día para el otro. Y aunque en Salta somos pioneros en la aplicación de este proceso, todavía nos encontramos en los primeros tramos”, dice Román Ru.

UN PACIENTE MENTAL DEL MIGUEL RAGONE.

 “Revisar las  creencias”

La secretaria de Salud Mental de la Provincia, Claudia Román Ru, señaló que los salteños deben comprometerse con la inclusión de los pacientes mentales a la sociedad: “Es bueno como sociedad el poder revisar creencias como las que tenemos alrededor de la locura. Si hay voluntad de transformar esa situación la comunidad debe acompañar a las personas con padecimientos mentales”.

“Esto nos lleva a que cada uno de nosotros prestemos más atención a nuestra salud psicosocial, a la necesidad de generar una sociedad más saludable, sin miedo al prejuicio”, dijo.

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