Tal como lo viene haciendo desde hace 127 años, el campo argentino se dio cita en el predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina (SRA). Una nueva edición de la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional permite tomar contacto con gran parte de los frutos del esfuerzo que el sector agropecuario nacional realiza a lo largo y ancho de la Argentina.
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Tal como lo viene haciendo desde hace 127 años, el campo argentino se dio cita en el predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina (SRA). Una nueva edición de la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional permite tomar contacto con gran parte de los frutos del esfuerzo que el sector agropecuario nacional realiza a lo largo y ancho de la Argentina.
El campo genera el 36% del empleo total de la Argentina y el 56% de la exportaciones. Desde 2003 a la fecha aportó a la economía nacional 69.000 millones de dólares y produce alimentos para 400 millones de personas. “El campo produce recursos, dignidad, trabajo fecundo y fortaleza nacional”, dijo ayer el presidente de la SRA, Luis Miguel Etchevehere, en el acto de apertura de la exposición.
Palermo es la muestra del campo más tradicional e importante del país y son pocas las exposiciones en el mundo que tienen su envergadura. Pero esta exposición también es la caja de resonancia de lo sentires y pesares del campo argentino. Es así que la 127ª edición encuentra al sector agropecuario en una situación delicada.
Si bien desde el Gobierno nacional pregonan una cosecha récord a nivel país, no todo lo que se pretende hacer brillar es oro. La mayoría de las producciones agropecuarias argentinas atraviesan momentos difíciles. Incluso cultivos “vedette”, como la soja, hoy ven su rentabilidad comprometida en distintas regiones del país.
La producción triguera vive la crisis más profunda en la historia nacional, a punto tal que la importación del cereal parece ser el único camino viable para llevar pan a la mesa de los argentinos. Algo impensado para un país que siempre estuvo entre los principales exportadores de trigo a nivel mundial.
Los productores, frente a una nueva campaña de maíz, se muestran reacios a sembrarlo, desalentados por los altos costos de la implementación del cultivo.
La ganadería, que como el ave Fénix renació de las cenizas hace un par de años, hoy parece enfrentarse a una segunda crisis en menos de una década; y la lechería muestra día a día un proceso de mayor concentración, que deja fuera del esquema productivo a pequeños y medianos productores tamberos.
Un capítulo aparte merecen las economías regionales que sufren la lejanía a los puertos, la incomprensión de los funcionarios nacionales y la desidia de los provinciales, además de los problemas comunes a todo el sector: alta presión tributaria; estancamiento de los precios pagados al productor en pesos en paralelo a una fuerte suba de los costos en dólares; intervenciones gubernamentales de los mercados; carencia de políticas virtuosas para el sector; entre otros.
“Además de tener una carga tributaria que es un 57% mayor al del resto de los sectores de la economía y que el 85% del resultado de la empresa agropecuaria se vaya en impuestos, debemos afrontar esta situación de incertidumbre tributaria y de inseguridad jurídica que afecta nuestro capital de trabajo”, explicó recientemente Luis Miguel Etchevehere frente a legisladores nacionales. El ruralista también señaló que hace más de un año les deben los reintegros de retenciones de IVA a los productores.
A pesar de este escenario adverso, el campo argentino apuesta a futuro y le pone buena cara al mal tiempo. Palermo 2013 permitirá que el sector muestre su apuesta por el país.
La confiscación que no pudo ser
Como una muestra más de la animadversión del Gobierno nacional hacia el sector agropecuario, en diciembre de 2012 pretendió la confiscación del predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina. La Justicia no dio lugar a las pretensiones del Ejecutivo nacional, reafirmando la legitimidad de la entidad como propietaria del predio donde se realiza la tradicional exposición. Revés judicial que el Gobierno todavía no alcanza a digerir.
Como consecuencia de lo que se hizo durante toda la década kirchnerista, el Estado nacional no tiene presencia este año en la Rural de Palermo. Instituciones íntimamente ligas al sector agropecuario -INTA, Senasa, Ministerio de Agricultura y Ganadería- brillan por su ausencia en un evento que les permitiría tomar contacto con miles de productores que a través de sus impuestos financian sus actividades.