Si las cosas que vivimos durante la niñez y los primeros años de la juventud trazan nuestro destino, hay que decir que Haydee pudo escribir el propio. Ella conoció la pobreza y el maltrato pero, a fuerza de trabajo, fe y el cariño de la familia que supo formar, construyó su casa y se adueñó de un oficio que le da una vida digna. Digna y feliz, porque Haydee Morales Castillo dice en voz alta que así se siente.
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Si las cosas que vivimos durante la niñez y los primeros años de la juventud trazan nuestro destino, hay que decir que Haydee pudo escribir el propio. Ella conoció la pobreza y el maltrato pero, a fuerza de trabajo, fe y el cariño de la familia que supo formar, construyó su casa y se adueñó de un oficio que le da una vida digna. Digna y feliz, porque Haydee Morales Castillo dice en voz alta que así se siente.
Vive en barrio Solidaridad hace 12 años y hace 8 que es socia de Pro Mujer. El miércoles, durante un evento que se realizó en Salta para anunciar que esta organización y GlaxoSmithKline renovaron su alianza hasta el año 2014 en 5 países, El Tribuno y un grupo de periodistas de medios nacionales recorrieron las casas de varias mujeres que contaron sus historias. Una de esas fue la suya.
Haydee es de Tarija, Bolivia, y su esposo, Benjamín, de Bermejo. Ambos llegaron a Salta hace 26 años. Escapando porque Haydee estaba embarazada y temía que su padre le hiciera daño. Ella cursaba el tercer año de la carrera de odontología, él era empleado de comercio.
Cuando llegaron no tenían nada. Vivían en una habitación de dos por dos, sin ventanas, puertas, baño, luz ni agua. “Tomábamos agua del río y así nos las arreglábamos, pero vivimos siempre con mucha fe en Dios y enseñándoles valores a nuestros hijos. Les dijimos siempre que todo se logra con esfuerzo y sacrificio”.
Miguel y Rocío son los hijos de la pareja. El tiene 26 años y es analista de sistemas, desde hace un tiempo vive y trabaja en Santa Cruz de la Sierra. Rocío es muy estudiosa. Cursa contabilidad en la Universidad Nacional de Salta y le va muy bien.
En su casa, hoy ampliada aunque muy modesta, tienen todo lo que necesitan para vivir. Hasta un pequeño taller en el que cortan los cueros, trazan los moldes y pasan muchas horas trabajando en este oficio que aprendieron a querer mucho.
“Somos artesanos por necesidad. Tuvimos que aprender a hacer esto, pero hoy nos gusta mucho hacerlo”, dice Haydee.
Pro Mujer ayudó mucho a esta familia. Les otorgó créditos para construir y para desarrollar su proyecto de las artesanías. Hoy Haydee ayuda a otras mujeres. Ella es un gran eslabón de esta cadena solidaria.
¿Qué es Pro Mujer?
Pro Mujer es una empresa social dedicada a las microfinanzas y el desarrollo de la mujer que opera en 5 países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, México, Nicaragua y Perú, y cuya misión es proporcionar a las mujeres pobres de América Latina los medios para construir el sustento de ellas y sus familias a través del acceso a las microfinanzas, servicios de salud y capacitación en desarrollo humano. En Argentina se encuentra en tres provincias: Jujuy, Salta y Tucumán.