Cada anuncio sobre un espectáculo de ritmos fusionados genera algo especial, mezcla de expectativa y curiosidad. Y cuando sucede, la gratificación se pone de pie porque más allá de los gustos y de las tendencias, el arte sigue presidiendo la función.
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Cada anuncio sobre un espectáculo de ritmos fusionados genera algo especial, mezcla de expectativa y curiosidad. Y cuando sucede, la gratificación se pone de pie porque más allá de los gustos y de las tendencias, el arte sigue presidiendo la función.
Esta es la sensación que dejó la presentación del viernes de Valeria Villagra en la Casa de la Cultura, anunciada como fusión de flamenco con tango y folklore.
La bailaora y maestra, puso sobre el escenario a sus alumnas, en una sucesión de cuadros que tuvo como puntapié inicial la inconfundible “Balada para un loco”, con el “condimento” del taconeo y el garbo gitanos. Como en los siguientes cuadros, donde el flamenco fue flamenco, aunque en el fondo sonara una milonga o una zamba, o una chacarera.
Diferente y atractivo, singular por la variedad de edades de las bailarinas. Y una perlita de color para aplaudir de pie: la participación de un grupo de las más pequeñas, entre ellas, un par de “bailaoras” de 3 años
que deleitaron con su frescura y espontaneidad.
La última parte fue de puro baile gitano. Con todo lo que tiene que tener para cerrar una puesta novedosa, atractiva y con rigor artístico.