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Tener un adolescente necesita de una guía

Domingo, 11 de agosto de 2013 01:15

Usted ya ha sobrevivido a tener que levantarse a las 2 de la madrugada para alimentar a su hijo cuando era un lactante, a las rabietas de cuando tenía 2 años y a las protestas de ­hoy no quiero ir al colegio! propias de la etapa escolar. Entonces, ¿por qué la palabra adolescencia le provoca tanta ansiedad?

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Usted ya ha sobrevivido a tener que levantarse a las 2 de la madrugada para alimentar a su hijo cuando era un lactante, a las rabietas de cuando tenía 2 años y a las protestas de ­hoy no quiero ir al colegio! propias de la etapa escolar. Entonces, ¿por qué la palabra adolescencia le provoca tanta ansiedad?

Si consideramos que la adolescencia es un período de intenso desarrollo, no solo físico, sino también moral e intelectual, es comprensible que sea una etapa tumultuosa y confusa para muchas familias.

A pesar de las percepciones negativas que tienen algunos adultos sobre los adolescentes, estos a menudo son enérgicos, considerados, idealistas y tienen un gran interés por lo que es justo y correcto. De modo que, a pesar de que puede ser un período conflictivo entre padres e hijos, la adolescencia también es un período para ayudar a los chicos a madurar y convertirse en las definidos individuos que serán en el futuro.

Entender la adolescencia

Pero, ¿cuándo empieza exactamente la adolescencia? El mensaje que hemos de transmitir a nuestros hijos es que todo el mundo es diferente. Hay niños que hacen el cambio muy pronto y niños que lo hacen muy tarde, unos que maduran a la velocidad de la luz y otros que lo hacen lenta pero paulatinamente. En otras palabras, existe un amplio abanico de posibilidades sobre lo que se considera normal.

Pero es importante establecer una distinción (aunque un tanto artificial) entre la pubertad y la adolescencia. La mayoría piensa en la pubertad como en la etapa en que se desarrollan las características sexuales adultas: los senos, el período menstrual, el vello púbico y la barba. Estos son, desde luego, los signos más visibles de la pubertad y de la adultez inminente, pero los chicos que presentan estos cambios físicos (aproximadamente entre los 8 y los 14 años), pueden estar experimentando un montón de cambios que no se pueden percibir desde afuera. Estos son los cambios de la adolescencia. Muchos niños dan muestras de que ya han entrado en la adolescencia al hacer un cambio drástico en la forma de relacionarse con sus padres. Empiezan a separarse de “mamá y papá” y a ser más independientes. Al mismo tiempo, los chicos de esta edad cada vez dan mayor importancia al modo en que los ven los demás, especialmente los demás chicos de su edad, e intentan desesperadamente “encajar” en el grupo y ser aceptados.

Algunos consejos

Uno de lo pasos principales es que los padres se eduquen. Lea libros sobre la adolescencia. Piense en su propia adolescencia. Recuerde su lucha contra el acné o la vergenza que le daba estar desarrollándose “demasiado pronto” o “demasiado tarde”. Prepárese para los altibajos emocionales en un niño que antes era una castañuela y para tener cada vez más conflictos mientras su hijo madura como individuo. Los padres que saben qué les espera pueden afrontarlo mejor. Y, cuánto más sepa sobre la adolescencia, mejor se podrá preparar.

Hable con su hijo antes de que sea tarde. Hablar con un hijo sobre las poluciones nocturnas (sueños húmedos) o sobre la menstruación cuando ya haya tenido esas experiencias es llegar demasiado tarde. Responda a las primeras preguntas sobre el cuerpo que le haga su hijo cuando todavía sea un niño, como las diferencias entre chicos y chicas o de dónde vienen los niños. Pero no le sature con demasiada información.

Usted conoce a su hijo. Cuando constate que empieza a contar chistes sobre sexo o que se preocupa más por su aspecto físico, será un buen momento para que usted se lance con sus propias preguntas. Además, cuanto antes empiece a hablar abiertamente sobre estos temas, más probabilidades tendrá de mantener abiertos los canales de comunicación durante toda la adolescencia. 

 

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