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Te acordás hermano, qué tiempos aquellos I

Lunes, 19 de agosto de 2013 21:29

 ¡Qué lindo es que nuestros lectores se prendan en recordar los tiempos de ñaupa! El sábado pasado escribí algo sobre los juguetes artesanales de antes. Alberto Rubio, exvecino de la Ituzaingó al 600, me dijo: “¿Y los Turismo Carretera que fabricaba Ibarra en la peluquería? ¡Por Dios!”. Es verdad, era la perfección en escala. Por otra parte, Sylvia Nieva, nativa Campo Santo, pero que vive en General Güemes, escribió en el Facebook: “Nuestros teléfonos eran dos latas unidas por un hilo. Los autitos los hacían de madera con las chapitas aplastadas de la gaseosa como rueditas”. Ella recuerda que su hermano Ignacio le fabricaba a sus amigos autitos y camiones de madera. Es más, dice: “El ‘Chacho’ Nallar aún conserva uno en una vitrina en su casa de Campo Santo”. De las muñecas cuenta que eran de trapo y de yeso, no emitían sonidos, estaban las que solo movían los ojillos. Entre ellas nombró a la Polyana con su rodetito armado en la cabeza. Sylvia remarca: “Sí mi amigo, casi todo, me atrevo a decir un 80%, era artesanal, luego vinieron los juegos de baterías de cocina de aluminio, los que mirábamos en la casa de los Amado en Campo Santo e inocentemente lo pedíamos a los Reyes. Y el espacio se acabó, hay más información para este boletín, la seguimos otro día. ¿Meta? 

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 ¡Qué lindo es que nuestros lectores se prendan en recordar los tiempos de ñaupa! El sábado pasado escribí algo sobre los juguetes artesanales de antes. Alberto Rubio, exvecino de la Ituzaingó al 600, me dijo: “¿Y los Turismo Carretera que fabricaba Ibarra en la peluquería? ¡Por Dios!”. Es verdad, era la perfección en escala. Por otra parte, Sylvia Nieva, nativa Campo Santo, pero que vive en General Güemes, escribió en el Facebook: “Nuestros teléfonos eran dos latas unidas por un hilo. Los autitos los hacían de madera con las chapitas aplastadas de la gaseosa como rueditas”. Ella recuerda que su hermano Ignacio le fabricaba a sus amigos autitos y camiones de madera. Es más, dice: “El ‘Chacho’ Nallar aún conserva uno en una vitrina en su casa de Campo Santo”. De las muñecas cuenta que eran de trapo y de yeso, no emitían sonidos, estaban las que solo movían los ojillos. Entre ellas nombró a la Polyana con su rodetito armado en la cabeza. Sylvia remarca: “Sí mi amigo, casi todo, me atrevo a decir un 80%, era artesanal, luego vinieron los juegos de baterías de cocina de aluminio, los que mirábamos en la casa de los Amado en Campo Santo e inocentemente lo pedíamos a los Reyes. Y el espacio se acabó, hay más información para este boletín, la seguimos otro día. ¿Meta? 

 

 

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