Ricardo Barrera (24), quien sufre un retraso mental moderado, denunció haber sido golpeado por la Policía de Orán poco después de ser detenido en el marco de una escena de violencia
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Ricardo Barrera (24), quien sufre un retraso mental moderado, denunció haber sido golpeado por la Policía de Orán poco después de ser detenido en el marco de una escena de violencia
La trágica odisea de Ricardo Barrera, un joven profesor de informática de Orán, comenzó con una escena de violencia familiar ocurrida en la madrugada del 9 de septiembre en el barrio 200 Años de la ciudad norteña, pero terminó en la comisaría siendo víctima de supuestos apremios ilegales.
Según contó Barrera en la denuncia policial, “esa noche, a las 4.45 de la madrugada del 9 de septiembre, yo me encontraba durmiendo mientras mi novia, R.F (30) -con quien convivía desde hacía 7 meses- había llegado de una fiesta familiar pero seguía tomando con unos amigos en otro sector de la vivienda. Cuando los amigos se fueron, ella, que estaba alcoholizada, comenzó a romper enseres de la casa, empezó por el inodoro, luego reventó el televisor, abrió la garrafa para incendiar todo, entre otras cosas, por esa razón yo llamé cuatro veces al 911. Los vecinos llamaron a la comisaría 24, que está ahí cerca. Cuando yo escuché la sirena policial salí a la calle e hice ingresar a tres uniformados que habían llegado para que se apuraran y vieran cómo ella estaba destruyendo todo, fue allí que también observé que había dos camionetas más que las identifiqué como de la comisaría 24”. Según su relato, al ingresar a la vivienda, el joven se adelantó para llevarlos hasta donde estaba su mujer y en ese momento ella comenzó a gritar: “Me quiere pegar”. Fue en ese instante que sintió una terrible patada en la espalda que lo tiró al piso, dando primero con la cabeza en la punta de una mesa y luego golpeando con la nuca contra un ladrillo que nivela la heladera. “Después no recuerdo más nada, solo que me desperté en la puerta del hospital. El médico no me revisó, solo habló con los agentes. Yo me quedé arrodillado pidiendo ser atendido, pero nunca lo hicieron, en cambio me llevaron arrastrando hasta el móvil y desde allí a la comisaría. Cuando llegamos me pusieron esposas en los pies y en las manos, arrimaron un tacho lleno de agua y me envolvieron la cabeza con una toalla y me hicieron submarino cuatro veces mientras me decían: "¿Vos te querés curar?, acá te vamos a curar'. A las 7 me llevaron al hospital ya sin inconvenientes porque había cambiado la guardia”, dijo en su versión.
Ella, embarazada y golpeada
La esposa y también denunciante aseguró ayer a nuestro medio que mantuvo una relación de concubinato con el acusado por el lapso de 6 meses, sin tener hijos, aunque actualmente se encuentra en su tercer mes de embarazo. Dijo que Barrera el día de su detención llegó a la madrugada, ebrio. “Ingresó por la fuerza, a los gritos, torciéndome el brazo me llevó hasta la pieza, me tiró a la cama y me aplicó golpes de puño al grito de "te vi con otro hombre'”.
Aseguró que ella lo rasguñó cuando trató de defenderse de la agresión, y el agresor le mordió el dedo pulgar de la mano izquierda.
La policía demoró al agresor. Observó la denunciante que en momentos en que Barrera se encontraba en el hospital para ser revisado se autolesionó, impactando su cabeza con la esquina de la punta de la camilla del consultorio del médico, mostrándose agresivo con el personal policial y negándose a ser atendido por el medico de guardia. El diagnóstico del denunciante, extendido por el médico Carlos Vivas, tira por tierra la versión de Barrera: “El paciente presenta excoriaciones en región facial, estado etílico, se autolesionó y se niega a ser atendido para las curaciones”.
El caso está en jurisdicción del fiscal de turno.