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Merkel hace historia y se compara con Adenauer

Martes, 24 de septiembre de 2013 02:26

Angela Merkel, que hace ocho años se convirtió en la primera mujer canciller de la República Federal, ha logrado un tercer mandato histórico. Ha acariciado la mayoría absoluta, un hito solo al alcance de Konrad Adenauer, y ha conseguido los mejores resultados para la Unión, un 41,5% de los votos, desde que Helmut Kohl venciera como canciller de la unificación en 1990. Además, es la única gobernante europea que ha logrado que el electorado apruebe su gestión en plena crisis.
Su estilo presidencialista convence a los alemanes, que ven en ella una figura integradora y digna de confianza. Merkel predica y practica austeridad, es coherente y sabe cómo imponerse sin resultar estridente. Son valores que admiran desde los jóvenes de Team Deutschland, su particular club de fans que el domingo celebraban con la música de Die Toten Hosen el éxito, hasta los votantes tradicionales de la Unión.
“Tage wie diese” (días como éstos), dice la canción del popular grupo alemán, que uno desea que no terminen nunca. Así debió de sentirse ayer la canciller alemana, que incluso dedicó unas palabras de agradecimiento a su marido, Joachim Sauer, siempre en tercer o cuarto plano.
De forma sorprendente, Merkel ha ido creciendo mandato a mandato en número de apoyos. Antes venció a sus rivales pero con precarios resultados, de modo que tuvo que negociar alianzas con el SPD hace ocho años y con los liberales hace cuatro.

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Angela Merkel, que hace ocho años se convirtió en la primera mujer canciller de la República Federal, ha logrado un tercer mandato histórico. Ha acariciado la mayoría absoluta, un hito solo al alcance de Konrad Adenauer, y ha conseguido los mejores resultados para la Unión, un 41,5% de los votos, desde que Helmut Kohl venciera como canciller de la unificación en 1990. Además, es la única gobernante europea que ha logrado que el electorado apruebe su gestión en plena crisis.
Su estilo presidencialista convence a los alemanes, que ven en ella una figura integradora y digna de confianza. Merkel predica y practica austeridad, es coherente y sabe cómo imponerse sin resultar estridente. Son valores que admiran desde los jóvenes de Team Deutschland, su particular club de fans que el domingo celebraban con la música de Die Toten Hosen el éxito, hasta los votantes tradicionales de la Unión.
“Tage wie diese” (días como éstos), dice la canción del popular grupo alemán, que uno desea que no terminen nunca. Así debió de sentirse ayer la canciller alemana, que incluso dedicó unas palabras de agradecimiento a su marido, Joachim Sauer, siempre en tercer o cuarto plano.
De forma sorprendente, Merkel ha ido creciendo mandato a mandato en número de apoyos. Antes venció a sus rivales pero con precarios resultados, de modo que tuvo que negociar alianzas con el SPD hace ocho años y con los liberales hace cuatro.

Un precio demasiado alto


Tanto socialdemócratas como liberales pagaron con la debacle esa relación. Especialmente los liberales este año, en el que por primera vez en su historia se quedan por debajo del 5% y no contarán con representación en el Parlamento. Su falta de liderazgo, sus promesas de rebaja de impuestos incumplidas, y su debilidad en la coalición han hecho que pierdan más de dos millones de votos que han ido a Merkel.
Cuando ya anticiparon el desastre al desaparecer del Parlamento regional de Baviera, y suplicaron por el segundo voto, la canciller reaccionó implacable y pidió a sus votantes fidelidad absoluta. A Merkel el éxito personal le puede salir caro porque le habría resultado mucho más cómodo gobernar con los liberales, aunque quizá fuera un aliado demasiado frágil para sus ambiciones para este tercer mandato. Buscará cambios constitucionales relacionados con la política europea y para ellos necesitará gran consenso.
La alianza con los socialdemócratas, la gran coalición, parece la opción más viable, si bien el SPD con Peer Steinbrück a la cabeza ha cosechado un resultado muy modesto, con el 25% de votos. Pero es la segunda fuerza en un Parlamento reducido a cuatro partidos: la poderosa Unión, cercana a la mayoría absoluta; el SPD, la izquierda, convertida en tercera fuerza y relativo vencedor de la jornada, y los Verdes, que serían otros posibles aliados si fracasan las negociaciones con el SPD.

El panorama de hoy en más apunta a la gran coalición

La “gran coalición”, la forma como gobernó Merkel en su primer mandato, haría que se relajara en cierta medida la austeridad que impone Merkel en Europa y se potenciaran políticas de crecimiento. La demanda socialdemócrata de aumentar el impuesto del patrimonio es uno de los puntos de fricción y también discrepan sobre la necesidad de un salario mínimo interprofesional. Por su parte, los euroescépticos de Alternativa para Alemania estuvieron a punto de amargar la victoria a Merkel. Con un programa dirigido a los renegados del euro, abogan por una moneda común a los países del Norte y que los del Sur vuelvan a sus monedas nacionales. También proponen cambiar la política migratoria para facilitar la llegada exclusivamente de trabajadores calificados. Si siguen creciendo, podrán hacerse oír en el Parlamento Europeo tras las próximas elecciones. Tras una jornada superlativa, Merkel comenzó ayer la dura tarea de gobernar en un escenario que nada tiene que ver con el que deja atrás. Más poderosa que nunca, puede intentar un gobierno en minoría, algo insólito en Alemania y que generaría inestabilidad. Sin embargo, parece abocada a entenderse con los socialdemócratas.
 

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