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El paisaje calchaquí dentro de una botella de vino

Viernes, 27 de septiembre de 2013 01:50


¿Por qué se menciona tanto al “terroir” en los vinos? Es que en su carné de identidad, la procedencia de un vino habla de inmediato de su paisaje originario, esa pintura compleja y única que encontraremos al destapar la botella. Se trata de un concepto favorable a los salteños. Nuestra región viñatera, aunque se trata sólo del 1% de la producción nacional, ha virado en los últimos 18 años, aproximadamente, hacia una producción selecta. Un mercado donde el “terroir” calchaquí, es de verdad apreciado por el consumidor.

Con un promedio de 30 millones de litros anuales, la región calchaquí ofrece su propio “terroir” al que trataremos de develar en ésta y otras notas que seguirán. Más allá de los conceptos de los diccionarios del vino, son aquellos que diariamente tratan la uva, desde la parra a las bodegas, quienes buscan que estas complejas cualidades a las que llamamos “terroir” se expresen en su totalidad.




En este caso nos encontramos con Francisco Tellechea de Bodegas Esteco, que destaca “la magnitud e intensidad del paisaje, pero también los vientos que soplan el año entero y mantienen sanas a las uvas; y el suelo franco que permite la penetración radicular. Las mismas uvas que se plantan, el sistema de conducción que se elige y los días soleados de noches frías, con amplitud térmica cercana a los 18 grados y que hacen a la concentración de precursores, color, aromas, uvas, no sería nada sin la conjunción de la gente que trabaja con cariño y toma esto como su casa”.

Suelo y agua

Por supuesto que los suelos y las aguas son fundamentales para definir el “terroir”. “En Cafayate tenemos un suelo franco arenoso y pedregoso; lo que ofrece una buena profundización radicular y penetración de la humedad, para lograr plantas fuertes y longevas”, explica Francisco Tellechea. “El agua que riega los viñedos viene de la precordillera de forma pura, lo que permitirá el aporte de sanidad a la hora de cosechar las variedades elegidas”, señala.

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¿Por qué se menciona tanto al “terroir” en los vinos? Es que en su carné de identidad, la procedencia de un vino habla de inmediato de su paisaje originario, esa pintura compleja y única que encontraremos al destapar la botella. Se trata de un concepto favorable a los salteños. Nuestra región viñatera, aunque se trata sólo del 1% de la producción nacional, ha virado en los últimos 18 años, aproximadamente, hacia una producción selecta. Un mercado donde el “terroir” calchaquí, es de verdad apreciado por el consumidor.

Con un promedio de 30 millones de litros anuales, la región calchaquí ofrece su propio “terroir” al que trataremos de develar en ésta y otras notas que seguirán. Más allá de los conceptos de los diccionarios del vino, son aquellos que diariamente tratan la uva, desde la parra a las bodegas, quienes buscan que estas complejas cualidades a las que llamamos “terroir” se expresen en su totalidad.




En este caso nos encontramos con Francisco Tellechea de Bodegas Esteco, que destaca “la magnitud e intensidad del paisaje, pero también los vientos que soplan el año entero y mantienen sanas a las uvas; y el suelo franco que permite la penetración radicular. Las mismas uvas que se plantan, el sistema de conducción que se elige y los días soleados de noches frías, con amplitud térmica cercana a los 18 grados y que hacen a la concentración de precursores, color, aromas, uvas, no sería nada sin la conjunción de la gente que trabaja con cariño y toma esto como su casa”.

Suelo y agua
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Por supuesto que los suelos y las aguas son fundamentales para definir el “terroir”. “En Cafayate tenemos un suelo franco arenoso y pedregoso; lo que ofrece una buena profundización radicular y penetración de la humedad, para lograr plantas fuertes y longevas”, explica Francisco Tellechea. “El agua que riega los viñedos viene de la precordillera de forma pura, lo que permitirá el aporte de sanidad a la hora de cosechar las variedades elegidas”, señala.

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