El año pasado, el dinero en circulación, que representa los pesos en manos de la población y los pesos en cuentas de ahorro y cuentas corrientes, subió 39%, hoy cuando restan tres meses, el incremento ya llegó al 31,40, tomando solamente el dinero en poder del público. Es decir que la cifra rondará o quizás superará el nivel de 2012, teniendo en cuenta las necesidades del gobierno en un período, en donde pareciera que las prioridades van de la mano de la emisión monetaria.
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El año pasado, el dinero en circulación, que representa los pesos en manos de la población y los pesos en cuentas de ahorro y cuentas corrientes, subió 39%, hoy cuando restan tres meses, el incremento ya llegó al 31,40, tomando solamente el dinero en poder del público. Es decir que la cifra rondará o quizás superará el nivel de 2012, teniendo en cuenta las necesidades del gobierno en un período, en donde pareciera que las prioridades van de la mano de la emisión monetaria.
Haciendo una comparación de manera interanual, en junio del año pasado el dinero en poder del público llegó a $ 163.263 millones, tomando datos del Banco Central para el mismo período, el monto ascendió a $ 214.536 millones, lo que representa el 31,40% de aumento.
A ese ritmo, Argentina está imprimiendo dinero cuatro veces más rápido que la Reserva Federal de Ben S. Bernanke (concluye su mandato en enero), alimentando así un incremento de la inflación que afecta sistemáticamente el bolsillo de los trabajadores. Cabe destacar que Estados Unidos, el circulante crece a un ritmo del 7,3%.
“Hasta 2007 nadie hablaba del dólar, dado que el peso mantenía su valor. Cuando la emisión, el gasto excesivo comienzan a corroer no sólo las reservas sino a destruir los superávit gemelos, lo que genera es que el peso se empieza a devaluar”, dijo hace poco Marcelo Trovato, analista de Pronóstico Bursátil.
En un escenario, en donde el Tesoro, está emitiendo a un ritmo muy fuerte, especialmente para financiar el Gasto Público, habría que considerar las posibles consecuencias. El economista Raúl Cuello, destaca que para lograr su objetivo, hacen falta mayores impuestos, endeudamiento o emisión monetaria. Descartada la primera por la alta presión tributaria que existe, no pudiendo acceder al mercado del crédito internacional, sólo queda la emisión monetaria.
La cuestión fundamental que se debate en el Congreso Nacional al tratarse el Presupuesto para 2014, es que habida cuenta que las dos primeras alternativas son prácticamente inexistentes, solo queda como posibilidad abierta, la emisión monetaria. Pero eso no es tan así. -considera Cuello ¿No hay un límite para la emisión, o el BCRA puede hacer funcionar las impresoras de la Casa de la Moneda hasta que se fundan los engranajes?
“Hay un exceso de pesos derivado en el mismo control de cambios que ha hecho el gobierno y que le quiere imponer a la gente. En esta etapa el gobierno está financiando su déficit fiscal con emisión monetaria”, sostuvo el economista Luis Rappoport. Explicó que “el sistema bancario a través del crédito también es un creador de moneda. Habiendo tanta moneda y habiendo tanta inflación, la gente le escapa al peso”. En otras palabras, a la gente le quema tener pesos en el bolsillo, dado que conoce que cada minuto que pasa, pierde mayor poder adquisitivo.
Mas pesos, más inflación
Para el economista Raúl Cuello, cuando la gente no quiere más dinero en su bolsillo, demanda menos dinero. ¿Y qué ocurre en la economía si las necesidades del fisco aumentan, el BCRA emite y la demanda de dinero baja? Algo muy simple, el exceso de pesos aumenta la inflación al aumentar la velocidad de circulación y/o va a atesorarse por medio de la compra de dólares, el que al subir, alimenta a su vez a la inflación. Un juego que se realimenta ¿Cómo se corta el nudo? Muy simple, ajustando las necesidades del fisco a la baja.
Así se demuestra que la emisión tiene límites y que el “maldito ajuste” ha de venir por necesidad más que por virtud.
Esto da pie a afirmar que el gobierno en el caso de perder las elecciones de octubre, el rol de la oposición será fundamental para apuntalar políticamente a un gobierno que carecerá de bases de sustentación económica.