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Gladys Pernas: “Un niño desnutrido no solo necesita alimentos, sino afecto”

Domingo, 08 de septiembre de 2013 01:47

Hospital de Niños. Año 1987. Jonathan Flores, de un año y siete meses, estaba internado por desnutrición en ese nosocomio. No era el único niño, claro, pero sí el primero con el que Gladys Pernas, recién graduada como médica pediatra, se cruzó cuando ingresó a trabajar al hospital. Ese chico es el que le marcó su vocación en la lucha contra la desnutrición, el que le definió qué es lo que tenía que hacer de allí en adelante. Nacida en el seno de una familia humilde, Pernas colgaría su título de pediatra en el Hospital de Niño Jesús de Praga, y de allí no lo movería. Hoy, es la responsable del Centro de Recuperación Nutricional e Investigación Clínica de las Enfermedades de la Infancia, que funciona en el Hospital Público Materno Infantil. Lleva casi tres décadas trabajando con chicos desnutridos.

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Hospital de Niños. Año 1987. Jonathan Flores, de un año y siete meses, estaba internado por desnutrición en ese nosocomio. No era el único niño, claro, pero sí el primero con el que Gladys Pernas, recién graduada como médica pediatra, se cruzó cuando ingresó a trabajar al hospital. Ese chico es el que le marcó su vocación en la lucha contra la desnutrición, el que le definió qué es lo que tenía que hacer de allí en adelante. Nacida en el seno de una familia humilde, Pernas colgaría su título de pediatra en el Hospital de Niño Jesús de Praga, y de allí no lo movería. Hoy, es la responsable del Centro de Recuperación Nutricional e Investigación Clínica de las Enfermedades de la Infancia, que funciona en el Hospital Público Materno Infantil. Lleva casi tres décadas trabajando con chicos desnutridos.

Gladys observó que Jonathan estaba internado en una sala común, y eso hacía que se contagiara de las enfermedades del resto de los niños con los que compartía la sala. “Decidí separarlo y llevarlo a otra sala, pero no había un solo espacio en el hospital. Hablé con los jefes y me dieron un cuarto donde se cambiaban las enfermeras y allí lo internamos. En 45 días salió caminando”, cuenta.

“¿Por qué se curó? ¿Cómo salió adelante? ¿Se trataba sólo de un problema nutricional?”, se pregunta. “Se curó porque le dimos amor, ese otro nutriente que siempre tengo presente. Cuando digo que la desnutrición no es un problema vinculado solamente a los alimentos sino al afecto, todos me dicen: doctora, usted está loca”, expresó la médica. Esa habitación se agrandó y los niños desnutridos iban siendo allí cobijados. Y así le dio nacimiento al Servicio de Recuperación Nutricional del hospital, en ese cuarto y al que bautizó con el nombre de su referente: Fray Honorato Pistoia.

Pernas trae el concepto de la importancia del afecto en los niños desnutridos. Está segura que lo afectivo juega un rol fundamental en su recuperación. Llegó a hacer de todo para que un chico pudiera salir con el peso adecuado después de estar internado. Y ni hablar cuando de juntar fondos se trata. “Nunca tuve miedo de ir a hablar con nadie. Lo traje a Ricardo Montaner al hospital para que le cante a los chicos, hablé con políticos y siempre dije lo que tenía que decir”, cuenta. Además, con una cápsulas que pagó ella misma pero la puso al servicio del hospital, aprendió a hacer biopsias intestinales porque en Salta no había gastroenterólogos pediatras.

En el Materno Infantil Gladys es referente. Los colegas con los que El Tribuno dialogó sienten admiración por su trabajo y su vocación de ayudar. Ella tiene un sueño, aunque sabe que esta lejos: no quiere un chico desnutrido más.

¿Cuando usted se lo cruza a Jonathan Flores, en un estado avanzado de desnutrición, sintió que todo dependía de usted?

Sentí cual era mi vocación. No podía permitir que un chiquito muriera por mal nutrición. Fue una sensación particular la que viví. Ahí creo que mi vocación de servicio se profundizó completamente. Desde que entré al Hospital de Niños hasta hoy, dejé mi vida porque un chico desnutrido se recuperara. Hoy, desde el Centro de Recuperación Nutricional, sigo la misma lucha.

¿Cuándo usted llega al hospital no había en Salta ningún espacio para que los chicos desnutridos se recuperaran?

Un chico desnutrido en esos años recibía atención en los hospitales pero no había un área exclusiva de atención para ellos. Claro que se trabajaba y mucho, pero no estaba esa área única donde resguardarlos y trabajar en forma interdisciplinaria.

Nunca o casi nunca se oye hablar de la relación entre la desnutrición y el afecto. ¿Cómo la explicaría?

Siempre insistí, por algo me trataron de loca mucho tiempo (ríe...), en que los chicos desnutridos no se van a recuperar solamente dándoles de comer. Así sería muy fácil. Descubrí -o mi corazón descubrió- que las recuperaciones de los niños desnutridos depende y mucho del amor que se les da a los chicos. Ese cariño lo transmitimos en conjunto con mi equipo. La parte afectiva es clave. Es el nutriente mayor. Si un niño desnutrido llora y llora, le canto, bailo y su estado comienza a cambiar. Si una madre hace esto, con mínimos nutrientes puede un niño crecer más. Hay madres cariñosas y otras que no saben expresarlo.

Defina un chico en estado de desnutrición.

Es un ser humano incapaz de recibir los nutrientes necesarios para expresar su potencial genético. Si una persona con salud es un equilibrio biológico y psicosocial, no necesita solo alimento, sino el ingrediente del amor.

Quiere decir que el aspecto nutricional solo no va a cambiar nada

No, porque se trata de un trabajo interdisciplinario en donde intervienen desde cardiólogos hasta nutricionistas, bajo la guía de un médico que dirige el equipo, que tiene que ser un médico especialista en nutrición. Es fundamental entender que no se trata solamente del engorde de los niños. Yo no recibo chicos solo para que coman. Les brindamos un abordaje completo. Como médica, he recibido distintos tipos de niños, todos desnutridos, pero con enfermedades particulares ya adquiridas. A partir de ahí es que iniciamos un proceso de recuperación adaptado a cada niño según la enfermedad que tenga. Recibí niños con intestinos cortos, con problemas de corazón, neurológicos, etc.

Cuando ingresa un niño con desnutrición lo miro y estoy confiada que va a salir con vida. Es mi misión salvarlos.

Nota de la Redacción: La desnutrición fue y es un problema grave en la provincia. Según los últimos datos oficiales el 10% de los niños en Salta tiene déficit nutricional, es decir, están desnutridos. Se trata de 9.242 niños de entre uno y cinco años. Los menores de un año que están desnutridos llegan a 1.289. La tasa de desnutrición para la primera franja etaria se ubica en los 10,8% y en 5,4 % para la segunda categoría.

¿Donde estaba el Estado si usted hacía todo a pulmón?

Sabe que no me banco la espera, los tiempos del Estado. Vos para hacer algo tenés que mostrar, demostrar. Yo tenía que mostrar que los niños si podían salvarse. Había que aislarlos y darles un tratamiento específico. Y lo logramos.

¿Cuáles son las causas más predominantes en los casos de desnutrición en Salta?

Hay una gama de variables que producen la desnutrición. No solamente es la pobreza, aunque ésta tiene un peso fuerte acá. Pero un niño con una enfermedad cardiológica o con intestinos cortos pueden sufrir deshidrataciones y desnutrirse. Entiendo que en el norte, sobre todo en las comunidades aborígenes, la problemática es muy seria. Por eso, ahora, estamos tratando de trabajar con ellos desde un punto de vista sociocultural. Le tenemos que explicar qué es lo que pueden comer, qué agua beber para que no se desnutran. Es muy difícil.

Nota de la Redacción: En el Centro de Prevención y Recuperación Nutricional hay ocho camas para internación abreviada (desde las 8 hasta las 16 horas) y catorce camas para hospitalización. Los niños desnutridos que acuden reciben soporte nutricional y médico general. El Centro recibió en el primer semestre de este año 173 personas. El 69% provino del interior de la Provincia, y el resto de capital.

Hablar de chicos desnutridos ya es llegar tarde porque la base es la prevención

Para el niño no hay mañana, ellos no pueden esperar. Pero sí estamos llegando tarde cuando hablamos de chicos desnutridos. Por eso buscamos trabajar fuerte en la prevención para evitar que los índices crezcan. Cuando en 2011 fallecieron varios niños por desnutrición es que sentí que era el momento para acelerar y, aprovechando la preocupación que había, se pudo concretar. Así es que presenté el proyecto para crear el Centro de Prevención y Recuperación Nutricional.

Es un tema sensible, muy sensible. ¿Cómo ve el comportamiento de la sociedad ante esta situación?

Mire...yo luché sola casi siempre.

El tema hoy está en boga de nuevo, pero hace años que venimos luchando contra este problema. Por eso, cuando alguien no conoce mi historia por ahí me duele.

Cuando ingresa a una de las salas y ve a un chico desnutrido. ¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza?

Recuperarlo (se emociona y se quiebra). Los miro y estoy confiada que van a salir con vida. Y es que esa es mi función: salvarlos y evitar que queden secuelas en ellos que les impidan tener una buena calidad de vida.

Cuando deje el hospital y el Centro de Prevención y Recuperación Nutricional, ¿cómo cree que la van a recordar?

Espero que bien. Dejé mi vida entera acá y le resté momentos a mi familia. Pero valió la pena porque si miro para atrás, he logrado muchísimas cosas. ¿Cómo? Machacando y machacando. Insistiendo en que es posible que los chicos desnutridos salgan de acá bien nutridos y con amor. Por eso dicen en el hospital que hay una doctora que está loca. ­¡Esa soy yo!
 

 

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