¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

27°
23 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Al ministro Parodi le sobran los números y le faltan obras

Domingo, 30 de noviembre de 2014 01:30
Las cuentas públicas serán el gran desafío para 2015. Las elecciones generales del año que viene se presentan como el filtro por donde deberán pasar gran parte de las determinaciones que se tomen en materia económica y los presupuestos que ya se perfilan pueden dar una idea de ello.
Para el caso de Salta, los anuncios presupuestarios que efectuó el ministro de Economía, Carlos Parodi, a mediados de semana en la Legislatura tienen un alto componente política, si se analizan desde una mirada externa sin tantos tecnicismos, pero desde la visión del sentido común.
Un aumento importante dentro del cálculo presupuestario para el mantenimiento de la administración pública puede estar necesariamente ligado a una etapa preelectoral, pero sin dudas los argumentos del ministro Parodi al momento de justificar los gastos han dejado en evidencia demasiadas contradicciones. La primera es aquella que sostiene que el Estado provincial salteño se ha transformado en un ejemplo del servicio público. Aquellos que sufren con la falta de agua o de médicos en las salitas lo han de comprender muy bien.
"Entendemos como fundamental, básicamente, porque somos prestadores de servicios", aseguró el ministro, sin ponerse colorado, cuando tuvo que explicar el incremento en la planta de personal para el año que viene, según su presupuesto.
En realidad hasta ese momento nadie le había preguntado sobre el aumento previsto de casi 3.500 personas en la administración para el año que viene, pero Parodi se adelantó y abrió el paraguas ante lo inevitable.
"Somos un Estado que brinda servicios", insistió, y luego los números no dejaron mucho margen para la reflexión.
Es razonable pensar que si el modelo de gestión ha elegido formar un Estado como garante de los servicios para la gente, gran parte del esfuerzo económico debe direccionarse hacia ese objetivo, pero hasta el momento ese modelo tan promocionado desde el clientelismo no ha conseguido entusiasmar ni convencer a la población, más allá de alguna esperanza difusa de obtener un puesto de empleo por cercanía o familiaridad con el poder.
Pero el Estado no puede ser encorsetado solo a la generación de trabajo administrativo. Es una aberración sostener que un Gobierno brinda servicios cuando carece de infraestructura. Esto es una mentira con todas las letras: los servicios se sostienen con obras. Una cosa no puede existir sin la otra y esto no necesita de mayores análisis contables ni complejos presupuestos. Es sentido común.
Como ejemplo solo basta recordar que, de acuerdo a lo anunciado por Parodi, el año que viene no se construirá ni un solo hospital. Habrá dinero para comenzar estos trabajos, pero no habrá nuevos espacios para la salud de la población. ¿Qué garantías puede dar el Estado entonces para un servicio público vital como es la salud?
El Ministerio de la Primera Infancia, una nueva área de Gobierno creada en la contingencia y bajo la amenaza permanente de la desnutrición, tendrá varias secretarías pero nada se dijo hasta ahora de cuál será su tarea en el terreno, ni tampoco si habrá dependencias para atender los problemas vinculados con el elegante nombre que se le dio a la cartera.
De los 23.000 millones de pesos previstos para el año que viene, en Salta solo se destinará el 13 por ciento para obras.
La otra gran contradicción surge a partir del razonamiento anterior. ¿Más empleados garantizan realmente una prestación real y de calidad en los servicios públicos? Comunidades enteras sin agua; escuelas sin docentes y sin serenos, donde reinan la inseguridad y el vandalismo, o centros de salud sin médicos ni insumos son la triste respuesta a estas preguntas.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
Las cuentas públicas serán el gran desafío para 2015. Las elecciones generales del año que viene se presentan como el filtro por donde deberán pasar gran parte de las determinaciones que se tomen en materia económica y los presupuestos que ya se perfilan pueden dar una idea de ello.
Para el caso de Salta, los anuncios presupuestarios que efectuó el ministro de Economía, Carlos Parodi, a mediados de semana en la Legislatura tienen un alto componente política, si se analizan desde una mirada externa sin tantos tecnicismos, pero desde la visión del sentido común.
Un aumento importante dentro del cálculo presupuestario para el mantenimiento de la administración pública puede estar necesariamente ligado a una etapa preelectoral, pero sin dudas los argumentos del ministro Parodi al momento de justificar los gastos han dejado en evidencia demasiadas contradicciones. La primera es aquella que sostiene que el Estado provincial salteño se ha transformado en un ejemplo del servicio público. Aquellos que sufren con la falta de agua o de médicos en las salitas lo han de comprender muy bien.
"Entendemos como fundamental, básicamente, porque somos prestadores de servicios", aseguró el ministro, sin ponerse colorado, cuando tuvo que explicar el incremento en la planta de personal para el año que viene, según su presupuesto.
En realidad hasta ese momento nadie le había preguntado sobre el aumento previsto de casi 3.500 personas en la administración para el año que viene, pero Parodi se adelantó y abrió el paraguas ante lo inevitable.
"Somos un Estado que brinda servicios", insistió, y luego los números no dejaron mucho margen para la reflexión.
Es razonable pensar que si el modelo de gestión ha elegido formar un Estado como garante de los servicios para la gente, gran parte del esfuerzo económico debe direccionarse hacia ese objetivo, pero hasta el momento ese modelo tan promocionado desde el clientelismo no ha conseguido entusiasmar ni convencer a la población, más allá de alguna esperanza difusa de obtener un puesto de empleo por cercanía o familiaridad con el poder.
Pero el Estado no puede ser encorsetado solo a la generación de trabajo administrativo. Es una aberración sostener que un Gobierno brinda servicios cuando carece de infraestructura. Esto es una mentira con todas las letras: los servicios se sostienen con obras. Una cosa no puede existir sin la otra y esto no necesita de mayores análisis contables ni complejos presupuestos. Es sentido común.
Como ejemplo solo basta recordar que, de acuerdo a lo anunciado por Parodi, el año que viene no se construirá ni un solo hospital. Habrá dinero para comenzar estos trabajos, pero no habrá nuevos espacios para la salud de la población. ¿Qué garantías puede dar el Estado entonces para un servicio público vital como es la salud?
El Ministerio de la Primera Infancia, una nueva área de Gobierno creada en la contingencia y bajo la amenaza permanente de la desnutrición, tendrá varias secretarías pero nada se dijo hasta ahora de cuál será su tarea en el terreno, ni tampoco si habrá dependencias para atender los problemas vinculados con el elegante nombre que se le dio a la cartera.
De los 23.000 millones de pesos previstos para el año que viene, en Salta solo se destinará el 13 por ciento para obras.
La otra gran contradicción surge a partir del razonamiento anterior. ¿Más empleados garantizan realmente una prestación real y de calidad en los servicios públicos? Comunidades enteras sin agua; escuelas sin docentes y sin serenos, donde reinan la inseguridad y el vandalismo, o centros de salud sin médicos ni insumos son la triste respuesta a estas preguntas.

PUBLICIDAD