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Cristina Nieto, bien en su papel de barra brava

Domingo, 11 de mayo de 2014 12:46

El martes más de 200 trabajadores de la empresa Ilarent, responsable de la construcción de viviendas en el barrio El Huaico y en Atocha, reclamaron frente la sede del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), en busca de soluciones para el problema que los aflige: no solamente se les adeuda el salario de varios meses, sino que la fuente laboral está en riesgo de perderse.

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El martes más de 200 trabajadores de la empresa Ilarent, responsable de la construcción de viviendas en el barrio El Huaico y en Atocha, reclamaron frente la sede del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), en busca de soluciones para el problema que los aflige: no solamente se les adeuda el salario de varios meses, sino que la fuente laboral está en riesgo de perderse.

La empresa mencionada está enviando avisos de despedido a numerosos obreros y amenaza con cesantear al resto de los trabajadores.

La empresa cuestionada argumenta que el atraso salarial y los despidos obedecen a que el IPV tiene trabados sus fondos, mientras que el organismo estatal aduce que no mantiene deudas con la citada empresa contratista.

La situación de estos obreros de la construcción es muy comprometida pues, como todavía figuran como empleados de Ilarent, no pueden cobrar el seguro de desempleo ni trabajar en otra parte. Para colmo de males estarían librados a su suerte ya que sostienen que la Uocra, sindicato que los agrupa, se ha desatendido del asunto.

Mientras la manifestación de protesta se desenvolvía frente al IPV, la directora de la entidad oficial, Cristina Nieto, se disponía a abandonar el lugar en un taxi. Advertidos de esa maniobra, los trabajadores decidieron impedir la “fuga” de la funcionaria y pedirle explicaciones.

Hubo gritos y voces violentos por ambas partes. La Nieto descendió del vehículo en el que se iba y optó por enfrentar cara a cara a los manifestantes. Los cruces verbales, entonces, se volvieron más duros, y el tono y la actitud de la funcionaria mostraban su beligerancia (en nuestra edición del miércoles 7 del corriente se publican fotografías que presentan a Cristina Nieto como una energúmena en acción).

Después de tanto desenfreno, los ánimos se calmaron y los “contendientes” acordaron realizar una reunión entre representantes del Ministerio de Trabajo, la irascible Cristina Nieto y cuatro trabajadores. Estos solicitaron a los periodistas de El Tribuno, que estaban cubriendo los sucesos, que participaran de esa reunión como observadores.

­Para qué! Ese pedido, o propuesta, desató en toda su dimensión la furia kirchnerista de Cristina Nieto; dejó suelto el patético aborrecimiento, latente en ella, que su encumbrada tocaya siente por el periodismo que no le responde servilmente.

Los colegas sufrieron en silencio los gritos y los insultos que la desaforada Cristina lugareña les arrojaba como piedras, cómoda en su papel de barra brava: “­Este es el Grupo Clarín!”, vociferaba. “­Tienen sangre en las manos!”, se desgañitaba. “­Son empleados de Magnetto, son el poder!”, insistía furibunda.

Mire, caro lector: si estos son los funcionarios del atildado gauchito que tiene el berretín de ser candidato a Presidente de la Nación, si eso sucede ­ni la Virgen de Urkupiña ni el Gauchito Gil, juntos, nos salvan!!

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