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LA OPINIÓN: La suma de todos los miedos | Por Daniel Chocobar
En medio del ambiente convulsionado que vive por estas horas el apacible pueblo de Guachipas por el misterioso caso de Noelia Johana Rodríguez, la familia de la joven de 22 años está desconcertada, presa del dolor y de una terrible angustia, sin saber qué hacer.
La noticia de que el cuerpo Noelia fue arrojado a un basural asusta, espanta y por lógica consecuencia mantiene en vilo a toda la sociedad salteña. Este episodio, propio de una novela de terror, preocupa todavía más porque ocurre cuando aún no se habían acallado los ecos del caso de la adolescente capitalina que apareció estrangulada, el lunes pasado, cerca del peaje de Aunor.
La preocupación se acrecienta con más fuerza porque a la luz de los acontecimientos de marras sienten que estos sucesos no son casuales, sino consecuencia directa de la inseguridad que impera en la provincia.
Eva Vargas, la madre de Noelia, no alcanza a salir de su asombro y expresó su preocupación por la excesiva demora en la búsqueda de su hija. “Desde el primer momento, pensamos que los mensajes que recibíamos de su celular, no eran de ella por la forma en que estaban escritos”, reveló la mujer. Por su parte, Luisa Vargas, tía de la joven, manifestó que “la Policía pensó que los mensajes eran reales y por eso no se preocuparon”. Los dichos de las mujeres grafican con claridad que la Policía Guachipas tomó con demasiada liviandad la información de la familia.
Asimismo cuestionaron el proceder de la fiscal Saravia, de Coronel Moldes, que en un principio denegó la detención de Aldo Vargas y su pareja. Por ese motivo, los efectivos que iniciaron la investigación se molestaron con el proceder de la fiscal y optaron por apartarse del caso. Hoy los hechos les están dando la razón.
Otro misterio
El crimen de Paola Rodríguez, la adolescente de 16 años estrangulada a diez kilómetros del peaje Aunor, también está envuelto en un manto misterio. Hasta el momento no hay detenidos. La Policía busca a cinco hombres que se movilizaban en un auto Fiat color gris. Se cree que fueron los últimos en tener contacto con Paola. Se sabe que la chica abordó este vehículo en la puerta de un boliche bailable en la zona de la terminal. Los investigadores orientaron las pesquisas en el barrio San Antonio, donde la joven residía junto a su madre, tías y sobrinos.
De las averiguaciones surgió que la víctima ejercía esporádicamente la prostitución y que tenía varias parejas. Estos datos están siendo analizados por los encargados de esclarecer el crimen. Según el entorno familiar, la adolescente tenía serios problemas de conducta y registraba varias fugas de hogar. Todos estos antecedentes determinaron que una jueza de Familia a quitarle la tenencia de su beba de siete meses, la que está bajo guarda en el hogar Casa Cuna.
La familia reveló que Paola se ausentaba por varios días, pero que siempre llamaba o mandaba mensajes, pero después de su salida del domingo se llamó a silencio. Una tía empezó la búsqueda y el miércoles radicó la denuncia.
Con las descripciones aportadas por los medios sobre el cuerpo hallado a la vera de la ruta de acceso a Salta, comenzaron a sospechar que podía tratarse de Paola. Al no encontrarla en los lugares que frecuentaba se armaron de valor y fueron hasta la morgue del hospital San Bernardo. Allí descubrieron la peor de las noticia. La familia se presentó en la Brigada de Investigaciones para aportar todos los datos que poseen con el fin de encontrar a los culpables.
La sobrina es Noelia es una testigo clave
Noelia Johana Rodríguez vivía en la calle 10 de Octubre al 400, en la capital salteña, donde trabajaba de empleada doméstica. Era muy compinche con una sobrina de 14 años, quien era la única que sabía de la relación amorosa con Aldo Vargas. Fue ella quien contó que el sábado 3 de mayo “el Gringo” Vargas le envió un mensaje a su tía porque quería verla y que ésta le dijo que no podía, porque estaba con su familia. Al día siguiente recibió otro mensaje del mismo tenor. Noelia le propuso encontrarse al término del festival de doma que se realizaba esa noche en Guachipas. Ante de llegar a la casa le dijo a su sobrina: “Vamos rápido que me voy a verlo al Gringo”. La chica le respondió: “No vayas tía, no me gusta ese hombre para vos”. Para tranquilizarla, Noelia le dijo:. “Te prometo que voy a volver temprano”. Fueron sus últimas palabras.