Una de nuestras maestras en la primaria solía decirnos que la roña tiene más de una cara. No solamente es roñoso el mugriento, el puerco, el sucio, nos decía, sino, y sobre todo, el codicioso, el avariento, el mezquino.
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Una de nuestras maestras en la primaria solía decirnos que la roña tiene más de una cara. No solamente es roñoso el mugriento, el puerco, el sucio, nos decía, sino, y sobre todo, el codicioso, el avariento, el mezquino.
Esa “seño” nos preguntaba: ¿saben qué es la codicia? Y nos ilustraba: la codicia es la ambición desmedida por poseer más riquezas de las que ya se tiene.
El codicioso es un roñoso.
Y es también un mezquino, un avariento.
Y lo grave es que no se da cuenta de su condición.
Y ello es así porque la codicia tiene tal poder cegador que todos los argumentos del mundo no convencerán a un hombre de que es codicioso.
Él cree de que ser así es lo correcto, lo normal. Está hundido en la roñería, o en la roñosería, que de ambas formas se debe y puede decir, finalizaba la recordada maestra.
Casi nos habíamos olvidado de esas enseñanzas hasta estos días los sucesos que están escandalizando e indignando a las miles de familias salteñas que esperan, en vano, contar con medios para construir su vivienda, nos las trajeron de vuelta.
Todos los lectores estarán enterados que un grupo de funcionarios, familiares y amigos del poder, con propiedades en su haber, como se dice, están, o estuvieron, concentrando en sus bolsillos los créditos de Procrear, que gozan de tasas subsidiadas con dinero de la ANSeS, esto es, de los trabajadores y jubilados.
Estos créditos están destinados para las personas que necesitan construir o ampliar viviendas familiares únicas.
Pero el Estado propone, y los funcionarios, familiares y amigos del gauchito Urtubey, disponen.
Son muchos los aprovechados, y no es el caso reiterar la lista en esta ocasión.
Digamos que en esa nómina figuran, entre otros, la ministra de Justicia, Cintia Pamela Calletti , y su pareja, Sergio Martín Simensen; Roberto Luciano Robino, secretario de la Función Pública; y Raúl Sebastián Bernis, cuñado de Carlos Parodi, ministro de Economía de la provincia ( ver la lista completa en nuestra edición del miércoles 14 de este mes).
Exactamente del señor Bernis queríamos hablar.
Este caballero después de leer el informe de El Tribuno sobre el destino de fondos públicos de Procrear en Salta, llamó por teléfono a nuestra redacción e hizo una defensa, sazonada con insultos y otros agravios, del crédito que le subsidió el Estado con plata de los jubilados de la ANSeS.
De esa “charla” hay un párrafo para destacar: cuando se le recordó que él tiene derechos sobre otras propiedades, exclamó, furibundo: -Y qué problema hay con que tenga más propiedades!!
No hay caso, al codicioso no lo convence nadie de que es codicioso. Roñosería, que le dicen.Y el joven y apuesto gobernador, para poner punto final a este comentario, defendió los préstamos con subvención estatal que recibieron sus funcionarios para construir en countries.