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¿Hay muchos pobres? ­Igualemos para abajo

Martes, 27 de mayo de 2014 01:09

El vértigo de nuestro ajetreado planeta no nos da respiro y nos deja sin tiempo para un concienzudo análisis que nos permita para evaluar correctamente las consecuencias de lo que ocurre.

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El vértigo de nuestro ajetreado planeta no nos da respiro y nos deja sin tiempo para un concienzudo análisis que nos permita para evaluar correctamente las consecuencias de lo que ocurre.

Cada vez más se pone de manifiesto un denominador común que obliga a sospechar que nos quieren imponer a toda la humanidad y del que no escapamos los habitantes de nuestro país y nuestra provincia.

Me refiero al “enaltecimiento” de la pobreza.

Muy sutilmente lo están imponiendo como “producto”.

Desde el rotundo y acelerado giro tomado por el Vaticano en su perspectiva: “Una Iglesia pobre para los pobres”, hasta los más trillados noticieros como “esta es mi villa”, se observa una instalación del “concepto” en búsqueda de una aceptación normal y natural.

En la Argentina que crecía a “tasas chinas”, en la Argentina de la “década de la inclusión” en la que se nos relata que “ganamos todos”, se hace añicos este cuento ante la frialdad de las últimas mediciones que ubican al 30 por ciento de nuestra población como pobres.

Dramáticamente observamos que el objetivo gubernamental no es superar esta cruda realidad: el objetivo es que la aceptemos y estemos cómodos con ella, resultando éste el verdadero significado del tan usado término: inclusión.

En realidad, nos están dorando la píldora, para que nos acostumbremos a un nuevo paradigma socio-económico en el cual la mayoría de la población vivirá en una situación de pobreza e indigencia. Es lo que viene pasando en la Argentina desde 1976 y conforma una realidad social mucho más precaria de la vivida hasta ahora. Para mantener un sistema fracturado en pie, durante esta transición, será necesario que los ciudadanos lo acepten, en forma dócil y controlada. En su defecto será impuesto por la fuerza que se aplicará a quienes se atrevan o intenten alteraciones sociales. En este aspecto, en Argentina, ya está en aplicación la identificación biométrica del sistema Sibios. Es el Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad es una base de datos centralizada que almacena en un único lugar todos los recursos necesarios para la identificación de una persona, basados en los registros digitalizados de las huellas dactilares y las fotografías de los ciudadanos. Fue creado dentro de una estrategia preventiva de lucha contra el delito, depende del Ministerio de Seguridad y tiene como usuarios iniciales a la Policía Federal Argentina, Gendarmería nacional, Prefectura Naval Argentina, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Registro Nacional de las Personas y Dirección Nacional de Migraciones.

La exaltación de la pobreza es parte de un programa y su contracara es la demonización del talento, el trabajo y el esfuerzo. La demonización de quienes hicieron del trabajo y el estudio valores de vida y un modelo de país.

A ellos se los demoniza, pero no se demoniza al “dinero” que se convierte en el apetecible e inalcanzable objetivo del pobre, que lo anhela con vehemencia para mantener el consumismo mediáticamente impuesto.

Con este cambio de objetivos se construye un modelo para el futuro, donde la escasez ocuparía el lugar de los valores y actitudes que implican un tipo de prestigio social.

Todo está sutilmente pre-fabricado; con una nueva constelación de valores, se nos presenta como objetivamente loable esta preparada e impuesta condición social de “pobreza general”, donde los pobres y marginados aparecen como los nuevos héroes a seguir, incluyendo como normalidad las conductas que consideramos como fuente de exclusión social: conflictos, drogadicción, delincuencia, corrupción general, sufrimiento.

El lema será: no malgastes tu tiempo luchando por cambiar las cosas, por luchar contra las injusticias rampantes;, inviértelo en solidaridad y convivencia y serás feliz. Quizá ese sea el “modelo marijuanero José Mujica”, construyendo mansas y “tranquilizadas” ovejas y poniéndolas en camino al holocausto en vida.

 

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