Mientras aumentan los muertos en el este de Ucrania, la diplomacia europea no logra hacer nada para parar la incipiente guerra civil.
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Mientras aumentan los muertos en el este de Ucrania, la diplomacia europea no logra hacer nada para parar la incipiente guerra civil.
Ayer, Rusia y Ucrania volvieron a acusarse mutuamente del aumento de la tensión durante un plenario del Consejo de Europa, al que asistieron en Viena unos 30 ministro de exteriores del Viejo Continente. El Consejo es un órgano paneuropeo centrado en los derechos humanos.
Con 30 ministros de Exteriores sentados a lamesa, entre ellos el ucraniano, Andréi Deschitsa, y el ruso, Serguéi Lávrov, el encuentro estuvo ensombrecido por Ucrania.
El abismo entre los dos países quedó claro: la participación de los prorrusos en la negociación y el calendario electoral. Lávrov advirtió de que mientras no se dé voz a los opositores “se va a andar en círculos” y sin encontrar soluciones.
Deschitsa, por su parte, argumentó que su Gobierno, al que calificó como “legítimo”, representa a todas las regiones del país. Además, instó a Rusia a que respete el calendario electoral previsto para las presidenciales del 25 de mayo, lo que fue respaldado por “casi todos” los 47 miembros del Consejo de Europa.
Ante la creciente tensión en la región, el ministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, se trasladó a Viena para reunirse con sus homólogos ruso y ucraniano y tras un encuentro improvisado en el aeropuerto advirtió que la situación en Ucrania “empeora día tras día”.