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Un decreto de Urtubey a destiempo y engañoso

Domingo, 01 de junio de 2014 01:44

En nuestro país, en Salta para ser exactos, las cosas rotas o fallidas no se arreglan con alambre, como quiere la canción. No, señor. Se arreglan, o se intenta arreglarlas, con decretos.

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En nuestro país, en Salta para ser exactos, las cosas rotas o fallidas no se arreglan con alambre, como quiere la canción. No, señor. Se arreglan, o se intenta arreglarlas, con decretos.

Ahí tienen ustedes el desbarajuste social que causó la “picardía” de funcionarios y amigos del gobierno del gauchito elegante al beneficiarse con la adjudicación de viviendas en el barrio Lomas de Medeiros, antiguamente llamadas Lomas de Patrón.

Esas viviendas, como lo son todas las que construye el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), estaban destinadas a gente humilde necesitada de un techo, y no a propietarios de una, dos o más casas, inmuebles varios e ingresos apetitosos.

La maniobra de los picaritos indignó a toda la población, especialmente porque se dedicaron sin demora a ampliar y, sobre todo, a mejorar las unidades habitacionales incorrectamente recibidas de tal modo que ellas quedaron transformadas en poco menos que palacetes.

Después le tocó el turno a los créditos de Procrear (Programa de Crédito Argentino), acaparados por algunos amigos y funcionarios (también familiares) mencionados.

Más bronca e indignación entre los salteños que no pueden acceder a un crédito ni para construir una pileta para lavar ropa.

La situación se volvió inaguantable hasta para la insensibilidad de los moradores de Las Costas.

Y como arreglar las cosas rotas atándolas con alambre resulta demodé, el gobernador Juan Manuel Urtubey se mandó el decreto 1399/14, publicado el 30 de mayo en el Boletín Oficial, por el que se pone límite a las ampliaciones que efectúen los adjudicatarios de casas del IPV.

El decretito aparece después que funcionarios, amigos y parientes, recibieron viviendas sociales en el barrio Lomas de Medeiros y realizaron en ellas costosas modificaciones. Lujosas quedaron, nada que ver con las construcciones originales.

Es un decreto tardío para cumplir formalidades. No repara nada.

Pero el gauchito quiso parecer ecuánime y conformar a todos, y así en el decreto nombrado colocó dos excepciones. La primera expresa que se permitirá un mayor porcentaje de ampliación a las familias numerosas, previa certificación. Y si es que tienen “con qué”. O “con que”, como dice un vecino.

La segunda excepción viene con cosquillas y trampa incluidas, pues se especifica en el decretito 1399/14 que podrán tener mayor libertad para ampliar sus viviendas los beneficiarios del Programa de Crédito Argentino (Pro-Cre-Ar).

Como se sabe, por esos créditos andan las manos de los funcionarios, amigos y parentela varias del gobierno lugareño. Los que ya ampliaron y modificaron sus casas, abstenerse: el decreto no es para ustedes.

Es como decía un criollo: “A pícaro me van a ganar, pero a opa ­cuándo!”

 

 

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