Casi seis horas estuvo el vicepresidente Amado Boudou frente al juez Ariel Lijo, ante quien declaró, por primera vez, sobre la causa Ciccone, en la que es investigado por supuestamente haber usado su influencia para comprar en 2010 la empresa que fabricaba billetes, entonces en quiebra, para luego realizar negocios con el Estado.
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Casi seis horas estuvo el vicepresidente Amado Boudou frente al juez Ariel Lijo, ante quien declaró, por primera vez, sobre la causa Ciccone, en la que es investigado por supuestamente haber usado su influencia para comprar en 2010 la empresa que fabricaba billetes, entonces en quiebra, para luego realizar negocios con el Estado.
En los tribunales de Comodoro Py al 2000, Boudou insistió en que no conoce al monotributista Alejandro Vandenbroele, cuya sociedad controla la imprenta; justificó su intervención ante la AFIP en el rescate de Ciccone y pidió que se investigue la “ruta del dinero” utilizado para poner en marcha la nueva empresa.
En esto último coincidió con lo que dijo, también ayer, la Sala I de la Cámara Federal, que también ordenó al juez Lijo que investigue de dónde salieron los fondos para levantar la quiebra de Ciccone Calcográfica e impulsar a la nueva Compañía Sudamericana de Valores (CSV), después del favorable dictamen de la AFIP para facilitarle el pago de deudas impositivas.
Es la primera vez en la historia de la Argentina que un vicepresidente en funciones declara ante un juez en un caso de supuesta corrupción. Boudou contó su versión de lo sucedido y negó las imputaciones en su contra, y luego respondió las preguntas que le hicieron el juez Lijo, el fiscal Jorge Di Lello y hasta su abogado defensor, Diego Pirota.
Quiere volver al juzgado
Al salir del edificio de tribunales, pasadas las 20, Boudou aseguró que iba a pedir la ampliación de su indagatoria para hablar sobre los aspectos políticos de la causa.
“Al comienzo, como toda indagatoria fue un momento tenso. Después el ambiente se relajó. Hoy hizo una declaración jurídica, después va a dar una declaración política”, adelantaron fuentes judiciales, en coincidencia con lo que afirmó Boudou.
Según dijeron las fuentes, la defensa del vicepresidente solicitó pericias caligráficas de las firmas de los Ciccone en libros societarios, movimientos de dinero y otros documentos de la empresa, mientras que reclamó medidas de prueba respecto del rol del banquero Raúl Moneta.
Ocurre que Moneta se presentó el año pasado en la Justicia en lo Contencioso Administrativo Federal asegurando ser quien aportó los fondos para levantar la quiebra de Ciccone.
Y el vicepresidente aprovechó ese momento para mirar de frente al juez y pedirle explicaciones por su acusación: quiso saber de dónde había sacado el magistrado que él se había “apropiado” de Ciccone.
Pero de lo que pasó en el despacho del juez fue el propio Boudou el que se encargó de difundirlo: anunció que iba a colgar en Facebook la copia del acta con su declaración, de 38 carillas, cosa que hizo cerca de las 22 aunque no se podía leer el texto.
La ruta del dinero
Mientras Boudou estaba en Tribunales, la Sala I de la Cámara Federal firmó una resolución con la que ordenan al juez Lijo que investigue la “ruta del dinero” para esclarecer de dónde salieron los fondos que permitieron levantar a la quebrada Ciccone. Uno de los jueces opinó que había que llamar a indagatoria a todos los imputados por el fiscal Jorge Di Lello, con el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, a la cabeza. Entre Boudou y Echegaray hay una situación tensa, ya que cada uno deslindó responsabilidades en el otro.