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Madres contra el paco: unidas y sin miedo

Viernes, 13 de junio de 2014 02:12

A la hora de la entrevista con El Tribuno, las tres mujeres estaban preocupadas porque Tamara, la hija de una de las Madres de Lucha Contra el Paco, se había ido de la casa. La angustia en estas mujeres siempre es en primera persona aunque no sean sus hijos, porque cada adicto es hijo de todas.

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A la hora de la entrevista con El Tribuno, las tres mujeres estaban preocupadas porque Tamara, la hija de una de las Madres de Lucha Contra el Paco, se había ido de la casa. La angustia en estas mujeres siempre es en primera persona aunque no sean sus hijos, porque cada adicto es hijo de todas.

Se unieron para hacer causa común al problema. Se acompañan en el dolor y la desesperación, se aconsejan y se cuidan mutuamente. Si algo les sobra, es el coraje para enfrentar a los delincuentes que les matan la juventud a tantos chicos vendiéndoles paco y otras drogas. No tienen miedo de denunciar ni tampoco de enfrentar a estas personas, porque ellas murieron el día en que sus hijos entraron en la droga. El único temor que las persigue es la mirada acusadora de la sociedad.

Las adicciones

Las adicciones en niños y jóvenes es un problema que crece cada vez más.

Las Madres de la Lucha Contra el Paco, denuncian con nombre y apellido a los vendedores de estupefacientes de los distintos barrios de la ciudad. Según ellas, la justicia es la mayor culpable de que estas personas sigan en libertad y arruinando tanta vidas.

La drogadicción no solo afecta al chico sino que toda la familia entra en crisis. Roban para poder conseguir dinero y no importa a quien.

Desvalijan a la familia y vecinos. “Mi hijo me habrá robado como 10 celulares, se llevó hasta la desmalezadora”, contó Susana González, madre que lucha contra el paco.

Necesitan el dinero porque la droga es cara : “Una "lágrima' cuesta alrededor de 10 pesos. Por día los chicos están gastando entre 200 a 400 pesos”, señaló Alejandra Campos, otra madre.

Muchas madres no cuentan que su hijo se droga por miedo a la discriminación: “Hay mamás que perdieron su trabajo por esto”, continuó Alejandra.

En lo que coinciden muchos especialistas es que la puerta de entrada es el alcohol y los amigos. Esta droga legal no se controla y es de fácil acceso para los menores.

Otro dato preocupante es que ha disminuido la edad en la que comienzan a consumir. En 2009, el Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico) publicó una encuesta que decía que la edad promedio de ingreso a las drogas era de 14,5 años. Según las Madres de Lucha Contra el Paco, los niños comienzan a los 7 u 8 años.

La droga y las mujeres

La mujer puede conseguir dinero de manera “más fácil” que los hombres. Mujeres y niñas cuando ingresan a las drogas también lo hacen en el mundo de la prostitución.

Las Madres Contra el Paco contaron historias escalofriantes de estas chicas: “Algunos vendedores las secuestran y las tienen meses prostituyéndolas. Las ves embarazadas y después no sabés que hicieron con los bebes. Se drogan embarazadas y los nenes nacen con problemas. Se prostituyen con el chiquito en brazo”, contó Mónica Clemente, otra madre.

Mujeres unidas

Este grupo de mujeres llamado Madres de la Lucha Contra el Paco funciona hace ocho años. Surgió de dos mujeres que tenían a sus hijos adictos y en su lucha, se fueron sumando otras con quienes compartían el mismo dolor y desesperación. Tienen varios fines: intentar sacar a los chicos de la droga y brindarse apoyo y contención mutuas.

El deseo

Piden un mundo sin droga. Un cambio de pensamiento en relación con los chicos y su familia. Que los vecinos no le compren las cosas robadas. Que la Policía y los jueces se hagan cargo verdaderamente del problema; que los gobiernos se ocupen de la parte que les toca. 
Desean que los vendedores estén presos y quieren que nunca más una madre llore por un hijo adicto. 

MÓNICA CLEMENTE:

 tiene 46 años, trabaja vendiendo comida. Es madre de tres hijos y el del medio tuvo problemas con las drogas.
Está casada y su marido trabaja en la Municipalidad. 
Alexis, su hijo, tiene 22 años y actualmente sigue consumiendo drogas, aunque dejó el paco y ahora solo fuma marihuana.

Alexis es un buen chico y antes de comenzar a consumir era una persona normal, pero después, cuando descubrió el paco, comenzaron los problemas.

Nunca terminó el secundario porque empezó a consumir en la adolescencia. Para drogarse me sacó todo lo que tenía y también le robó a otros. Yo hasta el día de hoy, duermo encerrada y con las cosas de valor en mi habitación porque tengo miedo de que me saque lo poco que tengo. 
Que tu hijo robe causa mucha vergüenza, tenés que enfrentarte con las personas a las que le robó y no podés hacer nada, porque por más que les hablés no entienden. Nosotros somos gente de bien que nos ganamos el dinero trabajando. Salía y tenía miedo de lo que podía pasarle porque no sabés dónde se meten cuando están en esa.
Ahora está mejor porque dejó el paco, aunque se droga con otras cosas menos nocivas. En la peor época, estaba flaco, sucio y perdido, así te pone el paco, en situación de calle. No venía a dormir, no sabía dónde estaba, ni con quién. 
Para salir de esto, se internó cinco meses en un centro de rehabilitación, de ahí lo corrieron y volvió a mi casa. Yo sentí que lo trataron mal, que no lo supieron contener donde estuvo.
Trabaja haciendo changas de desmalezamiento y jardinería, pero no es fácil conseguir trabajo en la situación de mi hijo. Por otro lado, lo que junta se lo gasta en droga. 
Este suceso en mi vida fue terrible para mí y mi familia, muchas veces pense en matarme, pero tengo un hijo adolescente y no quiero que pase por lo mismo. Al más chico lo vigilo todo el tiempo, no lo dejo solo nunca. 
Tampoco Alexis podría vivir si yo algún día falto, soy su sostén. Creo que por eso aún sigo viva.

Las secuelas 
En Alexis las secuelas son varias, lo noto muy impaciente. Cuando fuma mucha marihuana no le importa nada, está como ido. Además, comenzó a llevarse muy mal con su papá después de entrar en las drogas, le falta mucho el respeto.
En mí también dejó secuelas, tengo falta de memoria y por el estrés me salieron llagas en las manos.

SUSANA GONZALEZ

 tiene 56 años, trabaja en Salud Pública, su marido es policía. Es madre de seis hijos y el menor tuvo problemas con las drogas.
Mariano, tiene 21 años comenzó con las drogas a los 14 años. Hace tres meses que no consume. Entre toda la familia lo ayudan para que pueda salir adelante.



Mariano comenzó con las drogas a los 14 años. Yo me enteré de una manera espantosa. Salía con Norma, la cofundadora de las Madres de la Lucha Contra el Paco, a buscar a su hijo cuando se escapaba de la casa para drogarse. Yo la ayudaba porque era mi amiga, pero hasta ese momento no sabía que Mariano también lo hacía. 

En esas intensas recorridas lo descubrí a Mariano. Fue tremendo para mí, me quería morir. Se me vino el mundo abajo.
Era un chico bueno, iba a la escuela técnica y tenía buenas notas. El era mi bebé, el más chico.
Ahí comenzó el infierno en mi vida y en la de mi familia, que si no está fuerte, se desarma con esto. Intentamos de todo para sacarlo. Lo llevé a cuanto lugar me decían para poder ayudarlo y hasta llegué a encadenarlo a la pata de la cama para que no salga. Un año estuvo así. Tenía tres metros de cadena que alcanzaban para que llegara hasta el baño. No sirvió de nada, ni si quiera para desintoxicarlo, pero en su momento pensé que era lo mejor. 
Para drogarse me robó todo. Las cosas se las vendía a los vecinos por montos irrisorios: celulares, tarjetas de memoria, una desmalezadora, todo, ni un vaso me dejó. Lo único que quería era dinero para comprar paco. 
Terminé durmiendo encerrada en la pieza porque si no me vendía a mí también. Ahora caminamos por el barrio y me va diciendo a qué vecino le vendió qué cosa. Yo no me quedo quieta y enfrenté a muchos vendedores, llegué a pegarles y amenazarlos. Los denuncié a todos, pero ahí siguen, nadie hace nada. Yo no les tengo miedo, al contrario. No tengo nada que perder porque lo perdí cuando Mariano empezó a drogarse.
Es muy triste ver cómo tu hijo se consume con el paco, llegó a pesar 30 kilos, con un metro sesenta de estatura. No comen, no duermen, no hacen nada, solo roban para drogarse. Se iba a San Benito o 20 de Junio, esa es la cuna de la droga.
Hace tres meses que no consume nada, pero seguimos alertas por si tiene una recaída. Yo lo veo bien, subió de peso y quiere terminar el secundario, lo que me pone muy contenta.

Las secuelas 
Mariano, a pesar de que es muy inteligente, tiene problemas de memoria. Quiere empezar a estudiar y le cuesta.
A mí se me desató la diabetes y tengo problemas cardíacos. La droga deja muchas marcas.
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ALEJANDRA CAMPOS: 

 tiene 40 años, es ama de casa, su marido trabaja en la construcción. Es madre de ocho hijos y el mayor de los varones tuvo problemas con las drogas.

Facundo tiene 19 años. A los 14 comenzó a consumir con los amigos del barrio. Ahora está recuperado y quiere hacer una vida normal

Facundo era un chico normal, buen alumno, pero un día cayó en esto y todo cambió. Yo le di libertad y confianza para que salga a la calle y eso lo llevó a drogarse. A mis otros hijos no los dejo salir solos ni a la esquina porque te puede pasar con uno, pero no con más. 

Empecé a sospechar que algo le sucedía cuando Facundo cambió su comportamiento y no volvía a comer ni a dormir. 
Le hablé mucho, pero seguía igual. Llega un punto en el que están tan perdidos que no los podés hacer entrar en razón. Solo salen cuando tocan fondo, pero algunos tocan mal y es ahí cuando acuden al suicidio. Vi muchos chicos caer en eso y es muy triste.
No sabíamos qué hacer, mi marido se convirtió en el niñero y nos turnábamos para cuidarlo.
Llegó a robar. Me golpeaba la puerta todos los días la policía o las personas a las que robaba reclamándome. Me daba vergüenza porque nosotros jamás le robamos a nadie. Somos una familia humilde pero trabajadora.

Facundo estuvo un año consumiendo hasta que lo mandamos a una clínica evangélica en el Chaco. Fue duro pasar las fiestas sin él. Yo lloraba todos los días porque lo extrañaba, pero cuando hablaba por teléfono con él, me decía que estaba bien. 
Nunca más volvió a fumar paco, pero sí marihuana, es una droga más llevadera que no te genera tantos problemas, aunque me gustaría que no consumiera nada. 
Facundo pudo salir del infierno, pero no sin que este haya dejado huellas en él y en nosotros. 13px; line-height: 1.6em;">Facundo no tiene consecuencias del paco, pero porque consumió durante poco tiempo. A mí me quedó el doloroso recuerdo y el compromiso con las otras madres para seguir ayudando. 

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