Superar la idea de que hablar del suicidio puede empeorar las cosas es una de las claves para prevenir, señalaron especialistas a El Tribuno después de se conocieran casos de jóvenes que se quitaron la vida en los últimos meses. La Secretaria de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones, Claudia Román Ru, informó que no aumentaron las muertes por esta causa en la provincia en los últimos seis años pero pidió abrir “canales de diálogo” con los adolescentes, que están la franja más afectada. Desde el sector docente, en tanto, demandaron un “diagnóstico profundo”.
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Superar la idea de que hablar del suicidio puede empeorar las cosas es una de las claves para prevenir, señalaron especialistas a El Tribuno después de se conocieran casos de jóvenes que se quitaron la vida en los últimos meses. La Secretaria de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones, Claudia Román Ru, informó que no aumentaron las muertes por esta causa en la provincia en los últimos seis años pero pidió abrir “canales de diálogo” con los adolescentes, que están la franja más afectada. Desde el sector docente, en tanto, demandaron un “diagnóstico profundo”.
En Salta hay 13 suicidios por cada 100.000 habitantes al año de acuerdo con estadísticas oficiales. Román Ru indicó que la tasa se mantiene relativamente estable desde 2008, si bien apuntó que, periódicamente, hay picos.
“Los padres tienen miedo de hablar del suicidio con sus hijos porque temen alentarlo, cuando en realidad ocurre todo lo contrario. Una persona que tiene intenciones de quitarse la vida puede sentirse muy aliviada de plantear el tema en un marco de confianza y eso puede limitar las conductas impulsivas. Hablar puede ayudar a salvar vidas”, señaló la funcionaria.
Claudia Román Ru remarcó que hay que dialogar del tema pero evitar “el tono acusatorio” o la estigmatización. “Se debe que generar un marco de contención para que la persona que está sufriendo pueda expresarse. Escuchar y mostrar una actitud receptiva reduce las chances de que se concrete una conducta de autolesión”, explicó.
Los chicos y jóvenes de 13 a 25 años están en la franja más afectada por el problema de acuerdo con datos del Ministerio de Salud.
Ramiro Maldonado Claure, profesor de la escuela técnica 3140 y titular de Docentes Agremiados de Salta, requirió que el Gobierno de la Provincia haga “un diagnóstico profundo y sincero para saber qué está pasando esto con los chicos”.
El docente consideró que, para enfrentar esta realidad, no es suficiente con los gabinetes psicopedagógicos que trabajan en las escuelas porque, en muchos casos, no funcionan todos los días.
“Necesitamos que el sistema educativo contemple el problema y que esto no se convierta en un tema tabú. Hay que elaborar contenidos que sirvan para la prevención. Las escuelas deben trabajar con la Policía, Salud, Derechos Humanos, los representantes de todos los credos y las familias”, sostuvo Maldonado Claure.
Claudia Román Ru explicó que los adolescentes atraviesan por muchas situaciones de vulnerabilidad y que esa puede ser una de las razones por las que están en la franja etaria más comprometida.
“Viven cambios físicos, experimentan la pérdida del cuerpo que tenían y de la relación con los padres que tenían. Es un momento en que sienten que van generando rupturas. A nivel social, tienen que enfrentar temas como la violencia o el consumo”, indicó.
La secretaria describió algunas de las señales que pueden alertar sobre una situación de riesgo. “El suicidio se puede prevenir. Hay que prestar atención a las ideas negativas persistentes, el llanto inconsolable, la sensación de que todo está mal, las dificultades para comer o dormir, el desinterés y el aislamiento”, apuntó.
“La escuela tiene que hacer algo”
“La familia es responsable de lo que pasa con los chicos, pero la escuela, como institución, tiene que hacer algo para evitar la pérdida de vidas. No actuar en este sentido sería una irresponsabilidad por parte de las autoridades del Gobierno”, dijo el profesor de la escuela técnica 3140 y titular de Docentes Agremiados de Salta, Ramiro Maldonado Claure.
El educador pidió que la Provincia impulse un trabajo que involucre a organismos oficiales y a la comunidad en la prevención del suicidio.
“La realidad de los chicos hoy es difícil por la complejidad que atraviesa la familia y el medio social. Están abandonados. Y eso ocurre en todas las clases sociales. Pueden llamar la atención, pero hay que saber percibirlo”, señaló Maldonado Claure.
El docente planteó la necesidad de crear una escuela para padres que oriente sobre temas como las adicciones o la violencia y ayude a fomentar valores.
El profesor consideró también que los gabinetes psicopedagógicos de las escuelas no deben funcionar “como islas” sino integrarse con los docentes para analizar la realidad de los alumnos.
“El sistema educativo debe contemplar la prevención si queremos que los chicos valoren más la vida y sobrelleven problemas como la hostilidad que puede surgir en las redes sociales ”, opinó Maldonado Claure.
Claudia Román Ru, secretaria de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones, consideró que hay que superar mitos. “Las personas que se suicidan no desean la muerte. Quieren modificar cosas y creen que no pueden hacerlo”, declaró.
La funcionaria también rechazó la idea de que alguien que se va a suicidar no avise antes de hacerlo. “En la mayoría de los casos, lo manifiestan de alguna manera”, advirtió.
En Salta, los hospitales o centros de salud tienen servicios que deben ayudar a personas que están en riesgo. Además, el sistema de emergencias 911 cuenta con psicólogos que pueden atender situaciones de crisis emocionales.
Las señales de alerta
LUCRECIA MILLER PSICOLOGA
Lucrecia Miller, psicóloga y autora del libro “La trama invisible del suicidio en la adolescencia”, remarcó que los que llegan a quitarse la vida dan señales de su sufrimiento antes.
“Existe un mito que dice que una persona que se va a suicidar no avisa. Al contrario, avisan constantemente”, enfatizó la especialista, en diálogo con El Tribuno digital.
“Creo que lo que caracteriza a un chico que llega al suicidio es la dificultad para poder sortear las situaciones conflictivas de la vida”, manifestó Miller.
La profesional remarcó además que faltan políticas públicas integrales para la prevención. También indicó que las familias y el entorno cercano pueden detectar síntomas cuando un adolescente tiene intenciones de quitarse la vida, tales como los cambios de humor, la falta de interés por sus actividades cotidianas o las dificultades en la escuela.
“Todo esto es un proceso que nos da tiempo para maniobrar. Nunca los suicidios son intempestivos, son sucesos prevenibles y previsibles si hay un entorno que está atento a los cambios anímicos o las modificaciones del comportamiento, ”, consideró.
El último caso
Pasadas las 6 de ayer, ordenanzas
de la escuela Alberdi encontraron a
un joven colgado en una de las
aulas.
Según las autoridades,se trata
de un alumno de 20 años que
estudia en el turno noche en
donde funciona un BSPA.