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El cielo se iluminará con los tradicionales fogones

Viernes, 20 de junio de 2014 01:24

Como es ya una tradición, en noche del lunes 23 el cielo cerrillano se iluminará con la luz y las chispas de los fogones que se encenderán en barrios y parajes, en honor a San Juan, y el 28 de San Pedro y San Pablo. Se trata de una tradición muy arraigada, que ahora mantienen viva las familias Villa y Arias, de Villa Balcón; Guaymás, de Pueblo Nuevo; y Guitián, de Villa Los Tarcos, entre otras.

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Como es ya una tradición, en noche del lunes 23 el cielo cerrillano se iluminará con la luz y las chispas de los fogones que se encenderán en barrios y parajes, en honor a San Juan, y el 28 de San Pedro y San Pablo. Se trata de una tradición muy arraigada, que ahora mantienen viva las familias Villa y Arias, de Villa Balcón; Guaymás, de Pueblo Nuevo; y Guitián, de Villa Los Tarcos, entre otras.

El año pasado fueron 26 las fogatas que prendieron los vecinos en los barrios INTA, San José, Villa Los Tarcos Oeste, Congreso Nacional, Solá, Pueblo Nuevo, Sivero y San Isidro, entre otros sitios. Este año, de acuerdo a lo provisto, la fiesta se vivirá en las mismas zonas.

Marianela Aguero, del área de Turismo local, informó que la Municipalidad aportará golosinas y bombas de estruendo a cada una de las fogatas, tanto las que se realicen el 23, como el 28. Tampoco faltará chocolate, pan dulce y café.

“La gente disfruta mucho tirando pocotos y ancopocotos (un híbrido de alto poder explosivo inventado en el INTA Cerrillos a pedido de los Villa) para que estallen, como lo hacen desde antaño. También se fabrican muñecos, que luego arden en las llamas”, contó el periodista e historiador cerrillano, Luis Borelli.

Las fogatas más tradicionales se encienden a lo largo de la calle Manuel J. Castilla, en Villa Balcón, pasadas las 21. El ritual suele estar a cargo de las familias Villa, Arias, Jaime, Sánchez, Chocobar y Flores.

Para el 23

Los primeros fogones serán la noche del lunes 23, a partir de las 21, en B§ Congreso Nacional, Villa Balcón, 42 Viviendas y Villa Los Tarcos Oeste. Mientras que el 28 se extenderán a casi todas las barriadas del pueblo.

Las familias fogoneras

En los años 50, Cerrillos tenía unos 1.500 habitantes que conservaban la tradición de los fogones, heredada de los españoles. Hubo familias especializadas en estos menesteres. Por ejemplo, en el B§ Ameghino los fogones más famosos los organizaban la familia de Eusebio Morales. Eran fiestas en las que no faltaba el Judas, un muñeco de ropa vieja relleno de paja, pocotos y petardos, que era quemado. En el B§ La Punta (de la plaza hasta el extremo norte del pueblo) los fogoneros eran los Ruiz, Russo, Pla, Hoyos, Yusca y el Loro López, entre otros. En el B§ Centro, eran los Ríos, el Loco Mingo, Mataco Delgado y Quique Rada. Estos hacían su fogata en el baldío frente al Correo viejo. Los fogoneros del sur, giraban alrededor de Nicolás Hoyos.

Finalmente estaban los fogones de Pueblo Nuevo, que eran organizados por los Magno, Corimayo y Valdiviezo. En los años 70 estas fiestas desaparecieron hasta que en V§ Los Tarcos y en V§ Balcón resurgieron con entusiasmo en los 80.

Significados del ritual 

Los rituales en la noche del 23 giran en torno a la glorificación del fuego. Antaño, en algunas culturas eran en agradecimiento y al mismo tiempo para atraer la bendición del sol sobre hombres, animales y campos. Por eso, se encendían grandes hogueras, tradición que perduró hasta nuestros días. También se asoció esta festividad a obtener pareja o bien a conservar la que ya se tiene. En otras palabras, se la relaciona con la fertilidad y la fecundidad, amorosa y de todo tipo. En algunos lugares se realiza la quema de un muñeco, que representa lo viejo y negativo.

¿Por qué en nuestra cultura se hace alusión a San Juan Bautista?. San Lucas narra en su Evangelio que María, tras la Anunciación, fue a visitar a su prima Isabel cuando ésta se hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, fue fácil fijar la solemnidad del Bautista en el octavo mes de las candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo (24 de diciembre).

En el Evangelio se cuenta que su padre, Zacarías, había perdido la voz por dudar que su mujer, Isabel, estuviera en cinta. Sin embargo, en el momento de nacer San Juan, la recuperó, como se lo había predicho un ángel. Entonces, rebosante de alegría encendió hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia. Siglos después, la noche del 23 al 24 de junio se convirtió en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su connotación mágica.

Cada pueblo tiene una forma de sentir la fiesta, celebrando ritos neopaganos y cristianos de acuerdo a su tradición y cultura.

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