Una Iglesia decididamente antiadicciones, ha sido reafirmada ayer por el papa Francisco.
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Una Iglesia decididamente antiadicciones, ha sido reafirmada ayer por el papa Francisco.
Con ese pronunciamiento el Vaticano entró de lleno en la polémica que tienen algunos países sobre la legalización de sustancias que están prohibidas pero con sectores que abogan por su legalización.
Francisco fue muy directo y dijo estar en contra de los tratamientos de desintoxicación que utilizan las drogas sustitutivas. Esta posición abrirá, seguramente, un debate intenso en los foros técnicos de la psicofarmacología, que es usada en tratamientos de la salud mental de las personas que siguen siendo adictas.
“Quiero expresar con total claridad que la droga no se derrota con la droga. La droga es un mal y con el mal no puede haber cesiones o compromisos”, dijo Francisco.
El pontífice formuló estos conceptos al recibir en audiencia en el Vaticano a los participantes de la XXXI edición de la Conferencia Internacional para el Control de Drogas (Idec).
Para el papa “las drogas sustitutivas tampoco son una terapia suficiente, sino un modo velado de rendirse ante este fenómeno”.
Sobre la legalización de las llamadas drogas blandas, como la marihuana, Francisco explicó que “además de ser discutible desde el punto de vista le legislativo, no produce los efectos que se habían prefijado”.
El papa aseguró que “el flagelo de la droga continúa avanzando de manera y dimensiones impresionantes, alimentado por un mercado infame, que va mas allá de las fronteras nacionales o continentales”.
Esta férrea y dura crítica a los vendedores de productos tóxicos y adictivos de la Iglesia se debe a que el Vaticano “dice sí a la vida, al amor, a la educación y al trabajo; no encuentra sitio para la droga, el abuso de alcohol u otras de tendencias”, según expresó Francisco en la Conferencia Internacional para el Control de Drogas. El papa -asesorado por expertos del Vaticano en adicciones- hizo precisiones sanitarias en la Conferencia y apuntaló al grupo etáreo vulnerable donde la problemática se ha fijado. Es por eso que el pontífice mostró su “dolor y preocupación” sobre todo porque “crece el peligro para los jóvenes y los adolescentes”.
El análisis del papa coincide con objetivos de la lucha sanitaria contra las adicciones -síntoma contemporáneo del goce mortífero de algunas personas- que vienen haciendo los organismos mundiales. En ese sentido, dijo a la Conferencia que hay “tantos jóvenes que quieren librarse de la de pendencia de la droga, y que se empeñan para reconstruir su vida” y sostuvo que son “un estímulo a mirar hacia delante con confianza”.