Cuando empieza a tomar de nuevo calor la polémica por la reforma del Código Penal argentino, el papa Francisco intervino en persona en la discusión, a través de una carta que le envió al principal impulsor de la iniciativa, el juez Raúl Eugenio Zaffaroni, en la que se expresa en contra del endurecimiento de las penas porque “no reduce la delincuencia”.
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Cuando empieza a tomar de nuevo calor la polémica por la reforma del Código Penal argentino, el papa Francisco intervino en persona en la discusión, a través de una carta que le envió al principal impulsor de la iniciativa, el juez Raúl Eugenio Zaffaroni, en la que se expresa en contra del endurecimiento de las penas porque “no reduce la delincuencia”.
La misiva papal llegó, primero, a manos del titular de la comisión encargada de redactar el anteproyecto del Código, Roberto Carlés, para que él se la trasladara a Zaffaroni, pero no en su rol de miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sino en su carácter de secretario ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología, un detalle que eleva la postura del Sumo Pontífice a toda la región, a pesar de que es ineludible la lectura local.
El contenido
La carta llegó con el sello firme y, a la vez, renovador que Francisco instauró en el Vaticano: además de criticar el endurecimiento de las penas (a contramano de las últimas modificaciones a la legislación penal argentina, como la ley Blumberg), objeta las coberturas periodísticas de los casos policiales, pide trabajar por la inclusión social de quienes delinquen y reclama una tarea similar para la reparación de las víctimas de los delitos.
“El aumento y el endurecimiento de las penas con frecuencia no resuelve los problemas sociales, ni logra disminuir los índices de delincuencia”, señaló Francisco en el mensaje enviado a Zaffaroni, con motivo del XIX Congreso de la Asociación de Derecho Penal y el III Congreso de la Asociación de Derecho Penal y Criminología.
“Sería un error identificar la reparación solo con el castigo, confundir la justicia con la venganza, lo que solo contribuiría a incrementar la violencia, aunque esté institucionalizada”, añadió la misiva papal.
El Sumo Pontífice estimó: “En nuestras sociedades tendemos a pensar que los delitos se resuelven cuando se atrapa y condena al delincuente, pasando de largo ante los daños cometidos o sin prestar atención a la situación en la que quedan las víctimas”.
Al bosquejar explicaciones a la problemática de la delincuencia y su incremento, el papa Francisco consideró que en reiteradas oportunidades son las dificultades económicas y sociales las que contribuyen a la proliferación de los hechos que infringen la ley amparadas en la corrupción de los poderosos.
“No pocas veces la delincuencia hunde sus raíces en las desigualdades económicas y sociales, en las redes de la corrupción y en el crimen organizado, que buscan cómplices entre los más poderosos y víctimas entre los más vulnerables”, indicó.
“Una sociedad que se rige solamente por las reglas del mercado y crea falsas expectativas y necesidades superfluas, descarta a los que no están a la altura”, afirmó.
En directa relación al proyecto de modificación del Código Penal, el excardenal Jorge Bergoglio señaló que “el perdón no elimina ni disminuye la exigencia de la rectificación, propia de la justicia, ni prescinde de la necesidad de una conversión personal, sino que va más allá buscando restaurar las relaciones y reintegrar a las personas en la sociedad”.
“Las medidas que se adopten contra el mal no se contenten con reprimir, disuadir y aislar a los que lo causaron, sino que les ayuden a recapacitar”, agregó en un tono que se emparenta con la postura garantista que en reiteradas oportunidades ha manifestado el juez Zaffaroni.
La noticia
En otra parte de su mensaje, el Papa aludió a los medios de comunicación puntualizando que “de ellos depende informar rectamente y no contribuir a crear alarma o pánico social cuando se dan noticias de hechos delictivos”.
Al plantear objeciones a las coberturas, señaló que los hechos “no pueden convertirse en casos publicitarios, a menudo incluso morbosos, condenando a los presuntos culpables al descrédito social antes de ser juzgados o forzando a las víctimas, con fines sensacionalistas a revivir públicamente el dolor sufrido”.
Poco a poco se retoma la discusión
El proyecto de reforma del Código Penal ya está en el Congreso, pero antes de que empiece a ser debatido por los legisladores será objeto de debates públicos con la idea de sumar consensos.
La reforma fue elaborada por una comisión que encabezó el juez de la Corte, Raúl Zaffaroni, y que integraron el diputado nacional del PRO, Federico Pinedo, el radical Ricardo Gil Lavedra, el exjuez León Arslanián y la exdiputada nacional socialista María Elena Barbagelata.
A los pocos días de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibiera oficialmente el anteproyecto, fue el opositor Frente Renovador que lidera Sergio Massa el que planteó, a principios de marzo, una dura objeción y acusó a la comisión reformadora de disminuir las penas en más de un centenar de delitos, así como eliminar figuras como la reincidencia.
Massa lanzó, entonces, una campaña nacional de recolección de firmas que ya sumó más de 2.100.000 adhesiones. Y prometió que reunirá 5 millones hasta agosto.
A partir de allí se generó una intensa discusión entre los que adhieren al proyecto y los que se oponen a él. En las últimas semanas, la discusión pública comienza a reaparecer.
Un último dato: el 28 de mayo la Corte Suprema declaró constitucional la reincidencia, que existe en el actual Código y fue borrada del anteproyecto. Lo hizo con el voto en contra de Zaffaroni.